Uruapan, Mich.- El alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo Rodríguez, murió la noche del sábado 1 de noviembre de 2025, tras ser atacado a balazos en el Festival de Velas del Centro Histórico por un presunto criminal. El asesinato es atribuido a la política frontal que el edil mantenía contra los grupos delictivos.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla confirmó que Manzo perdió la vida en el hospital al que fue trasladado, calificando el suceso como un “cobarde atentado”. El ataque directo ocurrió minutos después de las 20:00 horas, justo tras inaugurar el Festival de Velas y terminar de tomarse fotografías con niños. El reporte médico preliminar reportó que el alcalde presentaba dos heridas en el abdomen y una en el brazo.
Además del edil, la agresión dejó a un escolta del alcalde, a una empleada municipal, y al regidor Víctor Saladitas lesionados de gravedad, reportados como muy graves. El ataque fue perpetrado presuntamente por un civil.
El gabinete de seguridad actuó de inmediato, con el Secretario de Seguridad Pública, Juan Carlos Oseguera Cortés, y la Guardia Nacional coordinando acciones en el municipio. Gracias al operativo, se confirmó la detención de dos personas relacionadas con el hecho y que un presunto agresor resultó abatido por los escoltas durante el enfrentamiento.
Carlos Manzo, electo en septiembre de 2024 bajo la fórmula independiente ‘La Sombreriza’, se distinguió por una política de confrontación explícita contra el crimen organizado. Sus declaraciones eran conocidas por su rechazo a la conciliación, asegurando que “no puede haber abrazos para los delincuentes… para los delincuentes debe de haber chingadazos cuando atentan contra la gente inocente”.
Un mes antes de ser baleado, el munícipe había solicitado apoyo al secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, manifestando su preocupación por “no querer ser un presidente municipal más de la lista de los ejecutados”.
Entre las acciones que Manzo había impulsado se encuentran la activación de un “código rojo” en Uruapan tras la captura de “El Rino”, presunto integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y la oferta de recompensas de hasta un millón de pesos para policías municipales que realizaran decomisos. Su ejecución en el Centro Histórico expone la letalidad de la respuesta criminal ante la resistencia institucional.
LNY | Redacción

