JULIETA DEL RÍO VENEGAS
Hay decisiones que marcan un antes y un después. El inicio del proceso de entrega-recepción del Instituto Zacatecano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IZAI) representa justamente el cierre de un ciclo institucional que me llena de nostalgia, pero que también me obliga a alzar la voz.
Fui la primera comisionada presidenta del órgano garante en Zacatecas. Lo vi nacer, lo vi crecer y, junto con muchas y muchos profesionales comprometidos, lo consolidamos como una institución cercana, técnica y con resultados. Desde sus inicios, el IZAI fue mucho más que oficinas, fue el espacio donde los derechos de acceso a la información y de protección de datos personales se convirtieron en realidades para las y los zacatecanos.
Hoy, ante su inminente desaparición, lo mínimo que debemos exigir es una transición ordenada, transparente y, sobre todo, responsable. Porque no se trata solo de mover archivos o sellar puertas. Se trata de garantizar que los derechos tutelados por el IZAI no se vean disminuidos ni postergados. Se trata de respetar el trabajo de las personas servidoras públicas que, hasta el último día, han mostrado profesionalismo en medio de la incertidumbre.
No es menor el reto que se avecina. Lo he dicho y lo reitero, no basta con desaparecer órganos autónomos si no se construyen alternativas sólidas, técnicas e independientes. Es imprescindible que el nuevo esquema contemple la creación de un órgano desconcentrado con especialistas en transparencia y protección de datos. No podemos permitir que los derechos de acceso a la información y de protección de datos se esfumen en la burocracia.
El IZAI fue durante años un contrapeso necesario, una herramienta para el periodismo libre, una vía para la participación ciudadana informada. Debemos dar seguimiento a la Plataforma Nacional de Transparencia y a los recursos de revisión para que nuestro derecho a estar informados no se pierda.
Los principios que defendimos desde el primer día no desaparecen con un decreto. La transparencia, la rendición de cuentas y la privacidad siguen siendo exigencias vigentes en una democracia. Como zacatecana, como ex comisionada, pero sobre todo como ciudadana, seguiré señalando cuando estos principios estén en riesgo.
Con orgullo veo el cierre del IZAI y del trabajo realizado, confío en que la sociedad sabrá vigilar, exigir y proponer. Que este cierre no signifique retroceso, sino una pausa que nos lleve a reconstruir con mayor conciencia y fortaleza. Los derechos no se negocian. Se defienden.
