sábado, junio 7, 2025
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Así se mata una universidad

JORGE RADA LUÉVANO

Tuve la fortuna de formarme con maestras y maestros que, en las aulas de la universidad, nos enseñaron sobre el derecho, la democracia, los derechos humanos y la ética. Nos hablaron con pasión del Estado de derecho, de la importancia de la legalidad y de la justicia como columna vertebral de toda sociedad civilizada. Fui dichoso y tengo una gratitud enorme de recibir cátedras de los magistrados en retiro Yrene Ramos Dávila y Gilberto Larralde, por mencionar algunos.

Sin embargo, hoy —con dolor y decepción— veo que algunos de ellos, ya en el servicio público o en la arena política, han traicionado todo aquello que nos inculcaron. Nos enseñaron en creer en la legalidad como horizonte, y son ellos quienes hoy la pisotean con cinismo. Nos hablaron de seguridad jurídica, y ahora encarnan un doble discurso: el de quienes juraron defender el derecho y ahora lo interpretan según su interés.

Durante mis años como estudiante, presencié actos reprobables de parte del personal académico. Docentes que llegaban ebrios a clase después de brindar con vino, otros que jamás se aparecían hasta los exámenes finales. Algunos convertían la cátedra en negocio: si pagabas un viaje turístico, te garantizaban un seis. Era la fórmula perfecta para aprobar sin aprender.

Intentar denunciar a un docente era como lanzar una piedra al vacío: sabías que no iba a pasar nada. El tiempo convirtió la mediocridad en costumbre y la impunidad en política pedagógica. Y en la UAZ, los silencios cómodos de muchos terminaron legitimando lo inadmisible.

Es abril en Zacatecas. En la Unidad Académica de Derecho, a las 18:40 horas del 10 de abril de 2019, Nayeli Noemí, estudiante del décimo semestre, cae abatida por disparos. Tenía 22 años. Fue asesinada frente a sus compañeros, dentro de su propia universidad. Ese mismo día, el fiscal del estado —docente de la unidad— visitaba las instalaciones. Él mismo informó a otro docente, Juan Manuel Rodríguez Valdez, del asesinato de su hijo, abogado de Nayeli. -El Manix, también denunciado por alumnas por acoso, y exhibido en los tendederos-


Las protestas no tardaron. Tampoco sirvieron. El feminicida, un expolicía, fue detenido meses después. La memoria de Nayeli permanece como un eco y símbolo del fracaso institucional que nos aqueja desde años a los zacatecanos.

Tendedero

En marzo de 2020, alumnas de la Unidad Académica de Derecho colocaron un tendedero de denuncias en plena explanada. Decenas de hojas exhibieron públicamente a docentes por acoso, insinuaciones sexuales y abuso de poder. La respuesta institucional fue, como siempre, el silencio. No hubo investigaciones ejemplares, ni sanciones. Siguen libres.

Marzo de 2022, Virgilio Rivera Delgadillo, ex Rector de la UAZ, es designado Magistrado del Pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas, con evidentes impedimentos y falta de idoneidad. Nombrado magistrado meses después de haber calificado la elección de gobernador de David Monreal Ávila y de los diputados que lo designaron. Por cierto, el Tribunal Colegiado reconoció la ilegalidad en su designación. Sigue libre.

Videocámaras en sanitarios de mujeres

En mayo de 2023, la Comisión de Derechos Humanos documentó que un profesor de Psicología había instalado cámaras ocultas en los baños de mujeres. Se sabe que intentó disuadir a las víctimas alegando que estaba por jubilarse. La fiscalía judicializó el caso. El docente sigue libre.

Violador de una menor

Friedrich Nietzsche escribió: “Quien con monstruos lucha, cuide de no convertirse en uno.” En 2025, Rubén “N”, fue vinculado a proceso por violar a una menor. La denuncia había sido presentada meses atrás, pero la fiscalía —curiosamente eficiente en plena campaña interna universitaria— decidió actuar justo antes de la elección. Sigue libre.

Es una farsa jurídica. En este caso, la fiscalía ofreció beneficios procesales que jamás concede. Las imágenes del acusado no se difundieron en redes oficiales, como sí ocurre con cualquier otro sentenciado. La discreción institucional fue casi poética. O más bien, cínica. Como decía Churchill: “Una mentira da la vuelta al mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse los pantalones.”

Una docente no se queda fuera.

Por si fuera poco, la docente y líder sindical Jenny González Arenas, fue vinculada a proceso por administración fraudulenta. Señalada de cargar bajo sus espaldas el apoyo de exrectores señalados de manipular a sus intereses la Universidad. sigue la causa.

Breaking Bad UAZ

El fentanilo bajo una bata médica. El 15 de mayo de 2025, un cateo terminó con la detención de un catedrático de Medicina Humana, nuevamente de la Universidad. Drogas y narcomenudeo, de lo que se sabe. Tiene 83 años y más de cinco décadas dando clase. Pero en lugar de indignación, la universidad guardó silencio. La costumbre de callar ya es doctrina, la causa sigue

Maestría, Doctorado y especialidad en Robo y Fraude I, II Y III

Y luego está la Estafa Maestra. El capítulo de oro de la vergüenza y el ultraje. Desde 2015, la UAZ ha sido parte de un esquema nacional de desvío de recursos con dependencias federales. Servicios jamás prestados. Empresas fantasmas. Montos superiores a 3,500 millones de pesos. Los involucrados: el exrector Armando Silva Cháirez. La causa penal sigue abierta. La universidad nunca ofreció disculpas. Sigue libre.

ASÍ SE MATA UNA UNIVERSIDAD

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