Hacedoras de la historia: Esther Chávez Cano

Hoy los ojos de México se enfocan en la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad que marcha hacia Ciudad Juárez, Chihuahua, calificada en 2010 como la urbe más violenta del mundo, localidad tristemente célebre por la violencia que desde 1993 se ejerce contra mujeres y niñas.
Ciudad Juárez es recordada en el mundo por el feminicidio documentado desde 1993 por activistas encabezadas por Esther Chávez Cano, quien murió en 2009, aunque sus pasos continúan resonando en busca de justicia y paz para las mujeres.
Esther Chávez Cano nació en Chihuahua, Chihuahua, en 1933 y es hija de Guadalupe Cano y Alberto Chávez. Su padre murió cuando ella tenía cuatro años.
Esther fundó en 1993 Casa Amiga, centro de crisis, para atender a las sobrevivientes de la violencia familiar y sexual. Todo ello para demandar una sola cosa: Justicia.
Y en medio de esta búsqueda, que podría amargarles el sueño a muchas personas, Esther se reconocía como una mujer madura y alegre que disfrutaba los momentos y huía de la disciplina cada vez que podía.
Creó en 1993 la Coordinadora de Organismos No Gubernamentales y con ella la Agencia Especializada en la Atención de Delitos Sexuales y contra la Familia, atendida en su totalidad por mujeres.
Este fue el modelo que sirvió para que las mujeres en la Ciudad de México, en 1999, tuvieran acceso a una agencia que no las violentaba nuevamente tras haber sufrido agresión sexual.
Quién podría decir que Esther Chávez, contadora privada y ejecutiva de diversas empresas trasnacionales, emprendería la senda de trabajar para salvaguardar la vida de las mujeres víctimas de violencia.
Con libreta en mano, Esther registró los asesinatos contra las mujeres en Ciudad Juárez, el avance de las investigaciones y la resolución de los pocos casos que alcanzaron justicia.
Ella era una experta en la materia, dio conferencias, declaraciones y entrevistas en los foros, tribunas y medios de comunicación; habló de la injusticia a las mujeres en México y Ciudad Juárez, denunció la indolencia de las autoridades.
Pero su denuncia no quedó sólo en crítica, también ofreció alternativas como Casa Amiga, centro de crisis, las reformas a los códigos penales y civiles en materia de violencia contra las mujeres y las agencias especializadas en delitos sexuales.
Su trabajo le valió muchos reconocimientos como el premio María Lavalle Urbina en 2002; en mayo de 2003 recibió el premio 21 Líderes para el siglo XXI (que da el servicio informativo estadounidense Women’s Enews), y también le otorgaron el Premio Nacional de Periodismo.
En 2007 obtuvo un reconocimiento de 30 Organizaciones de la Sociedad Civil por su destacada lucha en pro de los derechos de las mujeres.
Los reconocimientos no detuvieron las amenazas a Esther Chávez. En 2003 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó medidas cautelares para la activista.
Los ojos de Esther se cerraron el 24 de diciembre de 2009, al perder la batalla contra el cáncer, pero su ejemplo sigue vivo en las mujeres de Ciudad Juárez y todo México que continúan exigiendo y trabajando por la paz, la justicia y el respeto a los Derechos Humanos.
Esther ya no está pero nos hereda a las mexicanas el derecho a vivir sin violencia, con justicia y dignidad.
Por Erika Cervantes/CIMAC
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