SARA LOVERA
La celebración oficial del 215 aniversario de la Independencia Nacional marcará un antes y un después. Se rompió la costumbre masculina y patriarcal en los símbolos y el discurso. Con la fuerza del Estado, una mujer presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, impuso y diseñó una celebración feminizada. Imposible desdeñar una muestra de ejercicio de poder que dejará huella.
Especialistas han concluido que el discurso y los símbolos enseñan, construyen y comparten significados que pueden transformar al influir en la percepción, el pensamiento y el comportamiento de las personas y las sociedades. Es la base científica de la lucha feminista para instaurar el lenguaje no sexista.
Fue eso lo que presenciamos la noche del 15 y la mañana y mediodía del 16 de septiembre, transmitidas en todo el país, por todos los medios de comunicación oficial y no oficial, redes sociales e imágenes multiplicadas. La única fecha mexicana donde todas las personas escuchan, están, participan y presencian. Nada es inocuo.
Uno de los momentos más significativos de la jornada ocurrió cuando, frente a más de 12 mil integrantes del Ejército, Marina, Guardia Nacional y Fuerza Aérea Mexicana, Jenny Concepción Bolaños Sánchez, tenienta de la Guardia Nacional, declamó el poema “A la Patria”,el poema feminizado de Manuel Acuña que termina así “…mi canto de mexicana, mi corazón de mujer”, declamado con gran emoción.
Como feminista un día imaginé que una mujer con poder y control total en un país tendría la obligación de hacer una gran cruzada informativa de trasmisión de conocimiento que reivindicara la condición social de las mujeres, capaz de lanzar palabras, símbolos y un discurso cargado de significados para influir en el cambio en las relaciones sociales y entre hombres y mujeres, lo que podría significar un cambio para abatir la violencia, las más dolorosa y profunda que se da en cada casa, en cada hogar, en los centros de trabajo, en la narrativa editorial y en las aulas.
La presidenta de la República dio peso específico a las heroínas de la independencia, a las anónimas; ordenó que la composición de los contingentes del desfile militar hiciera elocuente la participación de las mujeres en las fuerzas armadas, uniformes quebrados por el talle femenino, las bocas pintadas, los listones rosas rematando el peinado. Además en cada uno eran mujeres al frente, ellas primero portando los banderines y las banderas; los carros alusivos a momentos históricos de avance de las mujeres , desde la independencia hasta las mujeres de la sociedad o del pueblo actual; la asignación de responsabilidades como el parte de la acrobacia aérea a cargo de una militar; mujeres conduciendo los pocos carros militares; la explicación de los nombres de esas heroínas; el lenguaje de las y los locutores con la “a” . El significado y peso a temas como la paz, la equidad de género y sobre todo el despliegue de las escuelas militares antes que las armas y los cañones. Un mensaje subliminal.
Con su investidura y su poder feminizó el grito y el desfile militar, lo que no es poca cosa. Quedaran en la memoria las presencias femeninas dejaran huella.
Es un interesante comienzo de esa cruzada deseable. Lo que no significa una transformación en quienes forman el grupo político de la presidenta, que no aprenden, bueno habría que oír el grito de la gobernadora de Campeche o el grito en Hidalgo; las contradicciones y las deudas con las mujeres, las buscadoras, las víctimas del feminicidio o las discriminadas tomarán tiempo y también decisión política.
Mientras tanto, esta muestra de pedagogía feminista tiene sentido por ser un elemento sustantivo en el cambio cultural donde es fundamental la narrativa y el contenido de los mensajes masivos, que por ser discurso, enseñan. Todo en esta fecha es sin lugar a dudas diferente respecto de todos, hombres, que han presidido el Estado y el gobierno de México. Veremos
Sobre la Firma
Periodista crítica, editora y activista feminista.
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