OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
El diagnóstico no admite dudas, no se trata de catastrofismo o descalificaciones movidas por intereses personales o de secta, la patria mexicana vive momentos complejos y preocupantes que deben llevarnos a la reflexión sobre la urgencia de cambiar el rumbo.
La situación económica es complicada, por más que se hable de incrementos salariales o de apoyos sociales históricos, la verdad es que la canasta básica alcanza precios estratosféricos, productos básicos como la tortilla cuestan más de 23 pesos, el kilo de carne de res supera los 180 pesos, el tomate 28, un paquete de sopa 11, un litro de aceite más de 45 pesos; y así le podría seguir, de tal manera que los cacareados incrementos resultan pulverizados por el gasto elemental. A lo anterior hay que sumarle el pago de renta, gas, colegiaturas y más asuntos que mantienen en vilo a la mayoría de las familias, que no encuentran cómo resolver las necesidades básicas.
La violencia en el país alcanza números terroríficos, según la empresa TreSearch el sexenio anterior alcanzó 199,270 decesos (95 diarios, 1 cada 16 minutos) y en siete meses del gobierno de Claudia Sheinbaum se acumulan 17, 725 (75 diarios, 1 cada 19 minutos); y a eso hay que sumar acontecimientos como el centro de “adiestramiento” encontrado en Jalisco donde se filtraron imágenes de presuntos desaparecidos, un auténtico terror.
En salud las cosas no andan mejor, jamás llegó el prometido paraíso como en Dinamarca y las carencias de medicamentos y utensilios médicos es dramático, que ni siquiera la mega farmacia logró la distribución de medicamentos tan prometida, un auténtico desastre, y si hay dolo en tal aseveración deberíamos preguntarnos porque han pululado las farmacias “similares”, sencillo porque ante la carencia de medicina y atención pública, la gente busca opciones accesibles a su bolsillo.
Lo anterior no son ataques infundados, son problemas reales que al ser reiterados y al haber transitado todos los partidos en el poder, nos damos cuenta que lo que se requiere es cambiar de modelo económico para resolverlos, pues el actuar gubernativo los ahonda o simplemente quedan iguales, pero está claro que ello solo puede ser obra de una vanguardia educada y consciente que despierte la voluntad de la mayoría de los mexicanos. Por ello el esfuerzo de educarnos, de aportarnos elementos de juicio y de llevarnos a reflexionar han adquirido un papel preponderante, con ese objetivo, el fin de semana pudimos constatar acciones verdaderamente entusiasmantes que acontecieron en distintas partes de la geografía nacional.
En la frontera norte del país los activistas y plenistas del Noroeste, se reunieron con el Ing. Homero Aguirre Enríquez, Vocero Nacional del antorchismo, a escuchar la magistral ponencia sobre “El Imperialismo fase superior del capitalismo”, en ella se puso al descubierto la crisis del sistema actual y los abusos que comete para sobrevivir.
En San Luis Potosí, también nos reunimos a escuchar la exposición del Lic. Enrubiades García Córdova, que versó son el libro de Martha Harnecker: ¿Qué es la Sociedad?, un auténtico banquete de argumentos y razones para entender una sociedad tan desigual e injusta como la actual.
Y en el Estado de México, centenas de estudiantes se reunieron a celebrar el aniversario del movimiento estudiantil y escucharon las tareas actuales en voz del Lic. Jason Celis Córdova, que conminó a los jóvenes a ser partícipes de la transformación de la terrible realidad que nos aqueja.
Hoy adquiere relevancia lo dicho en el ¿Qué Hacer?, de Lenin: “La conciencia de la clase obrera no puede ser una verdadera conciencia política si los obreros no están acostumbrados a hacerse eco de todos los casos de arbitrariedad y de opresión, de todos los abusos y violencias, cualesquiera que sean las clases afectadas; a hacerse eco, además, desde el punto de vista socialdemócrata, y no desde algún otro. La conciencia de las masas obreras no puede ser una verdadera conciencia de clase si los obreros no aprenden –basándose en hechos y acontecimientos políticos concretos y, además, actuales sin falta – a observar a cada una de las otras clases sociales en todas las manifestaciones de su vida intelectual, moral y política; si no aprenden a hacer un análisis materialista y una apreciación materialista de todos los aspectos de la actividad y la vida de todas las clases, sectores y grupos de la población”
Esa es nuestra tarea, despertar la conciencia social, explicar la realidad y convocar a la mayoría de mexicanos a conformar una fuerza social numerosa que esté dirigida por la vanguardia consciente para la verdadera transformación de la patria. Las concentraciones referidas dan cuenta del objetivo, ahora nos queda replicar estas enseñanzas para despertar la voluntad de las mayorías, no hay tiempo de dudas o vacilaciones, trabajemos sin descanso educando al pueblo y sumándolo a la lucha del antorchismo.