En doce días de operaciones militares, Israel neutralizó lo que calificó como “amenazas existenciales”: el programa nuclear iraní y su arsenal de misiles. El primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró que, de no haber actuado, el país habría enfrentado un riesgo inminente de aniquilación.
La Operación Am Kalavi eliminó a altos mandos militares y científicos nucleares iraníes, incluidos tres jefes de Estado Mayor. Según Netanyahu, ataques coordinados destruyeron instalaciones clave: la planta de enriquecimiento de Natanz, la conversión de uranio en Isfahán y la planta de agua pesada en Arak. Estados Unidos participó en el bombardeo del centro subterráneo de Fordow.
Netanyahu afirmó que el ataque paralizó irreversiblemente el proyecto atómico iraní. “Si intentan reactivarlo, responderemos con la misma fuerza”, advirtió. Además, aseguró que la industria de misiles balísticos de Irán sufrió daños severos, con lanzadores y almacenes destruidos minutos antes de ser usados contra Israel.
El gobierno israelí también atacó blancos simbólicos del régimen, incluidos cuarteles de la Guardia Revolucionaria. Horas antes del alto al fuego, un bombardeo mató a cientos de agentes en lo que Netanyahu describió como el golpe más duro en décadas contra Teherán.
Reconoció el apoyo de Estados Unidos, destacando la colaboración ofensiva sin precedentes bajo el mando de Donald Trump. “Nunca tuvimos un aliado así en la Casa Blanca”, dijo, atribuyendo el logro a gestiones diplomáticas con el exsecretario David Dermer.
Pese a la victoria, Netanyahu evitó triunfalismos. Advirtió que la campaña continuará hasta derrotar a Hamás, rescatar rehenes y asegurar las fronteras. A las familias de víctimas y secuestrados prometió: “No descansaremos hasta cumplir nuestra misión”.
El primer ministro agradeció a las Fuerzas de Defensa de Israel, el Mossad, la inteligencia y equipos de rescate, pero enfatizó que el mérito es del pueblo. “Hicimos lo inimaginable”, declaró. “Israel vive, y su eternidad está asegurada”.
La operación dejó daños materiales y víctimas en ciudades israelíes, aunque Netanyahu prometió reconstrucción. Sin detalles sobre bajas propias, cerró con un mensaje de unidad: “Este es un momento de orgullo nacional”.
LNY/Redacción