Histórica destrucción de la selva maya

NOEMÍ LUNA AYALA 

Efectivamente, el arranque del Tren Maya será inolvidable para el pueblo mexicano, porque significó la inauguración de la histórica destrucción de nuestro patrimonio ecológico, pues para construir los diversos tramos de la obra el Ejército taló o removió alrededor de cuatro millones de árboles y afectó la fauna local, para integrar la ruta de 1 mil 500 kilómetros de vías, que conectarán a Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

El daño ecológico que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha causado a nuestro país será perpetuo, en especial porque fue intervenida la valiosa reserva de Calakmul, que forma parte de la selva maya y que tiene la segunda mayor extensión de bosque tropical de América Latina y es hogar de cientos de animales vertebrados, como el emblemático jaguar. Por esta razón, movimientos ecologistas interpusieron 25 amparos contra el proyecto. Claro que el presidente los desestimó a todos.

AMLO hizo caso omiso a las recomendaciones internacionales de garantizar ambientes sustentables, conservar los ecosistemas, disminuir el uso de combustibles fósiles y privilegiar las energías limpias, a fin de realizar el caprichito de su megaobra insignia sexenal, que cobrará la factura a las futuras generaciones, víctimas de un Tren Maya construido cuando el mundo sufre la peor crisis ecológica y los graves efectos del cambio climático.

Las siguientes generaciones de mexicanas y mexicanos también pagarán una gran deuda económica por el alto costo de la obra, que se cuadruplicó. De 108 mil millones de pesos, al concluirse oscilará en 500 mil millones de pesos, provenientes del erario público. Si se pretendiera recuperar la inversión sólo con la venta de boletaje se tardarían hasta el año 2830.

El lunes 18 de diciembre, las y los mexicanos atestiguamos la deficiente puesta en marcha de la etapa 1 del Tren Maya, que comprende los primeros 473 kilómetros del total de la obra. Trabajos que han sido muy prolongados, ya que iniciaron en junio del 2020. Fueron tres años de salvaje devastación del medio ambiente. Terrible acción que continuará hasta febrero del próximo año.

El primer traslado de la obsoleta máquina de acero, que funciona con el contaminante diésel, dejó mucho que desear, dado que los pasajeros tuvieron que esperar 4 horas para iniciar un lentísimo viaje de 6 horas más, en las que se quejaron del intenso calor por la falta de aire acondicionado y aburrimiento. Viaje que para nada es accesible para quienes menos tienen, ya que el costo es de 1 mil 800 pesos por persona, más caro que en el autobús, que es de unos mil 200.

Y mientras en entidades como Guanajuato y Zacatecas la inseguridad cobra la vida de cientos de personas, entre ellas nuestra juventud, la Presidencia de la República anunció que más de dos mil 800 elementos de la Guardia Nacional vigilarán el recorrido de la máquina de acero que destruye la selva maya y pone en riesgo la existencia de las especies nativas.

Las tres megaobras del sexenio morenista: Tren Maya, Aeropuerto de Santa Lucía y refinería de Dos Bocas registraron fallas, sobrecostos y retrasos, por las que al concluir la gestión de la 4T se instituirán como elefantes blancos y los monumentos a la corrupción, promovida por familiares y cercanos a Andrés Manuel López Obrador.