Ni Madero ni Juárez: el ocaso

SARA LOVERA

El poder patriarcal en México se funda en el presidencialismo con prohombres que aspiran a pasar positivamente a la historia, sus regímenes de un solo hombre, monárquicos, de palacios y hartos recursos son autoritarios y excluyentes.

La memoria colectiva los recuerda, por acciones y omisiones, violación a los derechos humanos, represiones o masacres; por daños económicos y excesos y la profundización de la discriminación y la exclusión. En el México contemporáneo, algunos, promovieron a las mujeres, pero ¿Quién lo recuerda?

El juicio colectivo sólo favorece al general Lázaro Cárdenas del Río, expropiador del petróleo y avances en la agenda revolucionaria. Ni idea de que creó una enorme red de estancias infantiles, para mujeres trabajadoras.

Andrés Manuel López Obrador, en 2017, dijo aspirar a equipararse a los grandes: Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas del Río y “al mejor: Benito Juárez”.

Al final de su administración se le memorará , no por la justicia a los y las pobres, sino por los muertos; 850 mil por la pandemia, más de 150 mil por la inseguridad, 42 mil desapariciones, incluidas niñas y mujeres. Su sello: falta de medicamentos, fracaso en Ayotzinapa y el ecocidio en el sureste.

Para todos y cada uno el juicio de la historia es inapelable. Él no lo sabe.
Adolfo Ruiz Cortines, – 1952-1958- respondió a las mujeres con la promulgación del voto femenino, sin embargo la memoria de su gobierno es la represión a trabajadores, y la primera gran devaluación del peso.

Adolfo López Mateos,-1958-1964-, mandaba buscar a mujeres para ocupar presidencias municipales, creó los libros de texto, pero es juzgado por la muerte del líder agrario Rubén Jaramillo y familia, (esposa encinta y tres hijos), la represión sindical y sus grandes dispendios por amar el placer y el automovilismo.

Gustavo Díaz Ordaz, -1964-1970- responsable en la masacre de Tlatelolco,-2 de octubre de 1968-, con un número indeterminado de muertos. El 68 vio nacer la tercera ola del feminismo, un hecho histórico.

Luis Echeverría Álvarez, -1970-1976- encabezó la Primera Conferencia Mundial de la Mujer -1975- pero no lo significó. A cambio dirigió dos masacres contra cientos de estudiantes, organizó la Guerra Sucia contra opositores y guerrilleros, y nos dejó una deuda económica enorme. Surgieron las madres por los desaparecidos, con doña Rosario Ibarra de Piedra.

José López Portillo -1976-1982- dejó a la historia sus decisiones arbitrarias, financieramente ineptas, lo que detonó la crisis más severa en la historia de México. En su administración un millón 200 mil mujeres fueron esterilizadas sin su consentimiento.

Miguel de la Madrid, -1982-1988, mandó a las mujeres a hacer macramé; protagonizó la peor inflación en la historia del país. Inició el periodo neoliberal. Brutal para las mujeres.

Carlos Salinas de Gortari, -1988-1994- producto del fraude electoral, profundizó la política neoliberal; nacieron el Frente Zapatista de Liberación Nacional y la transición a la democracia.

Ernesto Zedillo Ponce de León -1994-2000- recordado por el error de diciembre; con él florecieron los cáteles de la droga. Creó la primera comisión nacional de la mujer.

Vicente Fox -2000-2006-, el primer panista, nos dejó el “Toallagate” y el “comes y te vas”; el feminicidio.
Felipe Calderón Hinojosa 2006-2012, militarizó a México. Administró la política de género.

Enrique Peña Nieto, 2012-2018, institucionalizó esa política, pero será recordado por la enorme corrupción, y los dolores de Ayotzinapa.

De modo que Amlo soñó. El juicio de la historia será implacable. Veremos.

*Periodista. Directora del portal informativo http:/www.semmexico.mx