“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca Estados Unidos”

RAÚL SILVA TORRES

México es uno de un país bendecido por la naturaleza, de hombres y mujeres trabajadores, de gente honesta y de espíritu animoso. En el extranjero tiene fama de ser una gran patria.

Su gran pecado es ser ‘vecino incomodo’ de Estados Unidos. Además de esta, hay otras razones por la que el virtual candidato republicano a presidente de esa nación, Donald Trump, lo odia.

“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca Estados Unidos”. Esta frase de Porfirio Díaz nunca había asido tan oportuna como en el presente.

Desde el inicio de las elecciones primarias, el magnate se encargó de desprestigiar, culpar y acusar a los mexicanos inmigrantes de haber traído la ‘peste social’ al territorio estadounidense al considerarlos violadores y asesinos.

Culpa a México de la violencia que se vive en su país, del narcotráfico, del estancamiento económico y del desempleo. Cómo si México fuera un demonio.

Tal parece que el aspirante a la Casa Blanca vive en una doble realidad, se imagina a un México más prospero, con mejores empleos y salarios gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Esta semana, durante la convención republicana, Donal Trump ofreció una entrevista al The New York Time, donde dejó en claro que México representa una “pérdida masiva” para su país.

Su ingenuidad cae en lo ridículo, pues cree tontamente que el TLCAN ha drenado la manufactura en estados como Nueva York, Pensilvania y Ohio, y beneficiado a México, y por tanto le roba los empleos.

Eso sí, su idea absurda de construir un muro fronterizo y confiscar las remesas de los mexicanos hoy tiene cimientos de titanio, y de ganar la contienda en noviembre próximo, podrían ser una realidad.

Mientras los mexicanos inmigrantes en Estados Unidos seguimos siendo objeto de señalamientos y ofensas, el gobierno de Enrique Peña Nieto le ofrece a nuestra enemigo público, un “diálogo franco y abierto”.

¿En verdad esa es la respuesta correcta, al trato que nos quiere dar Trump? ¿A caso él nos da esa oportunidad de dialogar?, ¿Qué clase de gobierno tenemos que es incapaz de defendernos?

En su gira de trabajo en Washington, Peña Nieto dijo una verdad muy dolorosa para la comunidad inmigrante mexicana: “nunca antes he hecho ningún señalamiento ni calificación” de ninguno de los candidatos a presidente de Estados Unidos.

Todavía, como si fuera un gran orgullo dicha afirmación, reiteró su “mayor respeto” para Trump, y su adversaria en la carrera por la Casa Blanca, Hillary Clinton. Así de fácil se teje la política exterior para el presiente mexicano.

Si su afán era quedar bien con ambos contrincantes, Peña Nieto bien podría emular el discurso del senador texano, de origen cubano, Ted Cruz, que con una frase bien armada, dio un golpe a Donal Trump.

El jueves pasado, Cruz dijo «No tengo el hábito de apoyar a personas que atacan a mi esposa y atacan a mi padre».

Remató su participación en la convención nacional republicana con esta frase: «No se queden en casa en noviembre, pónganse en pie y hablen y voten a conciencia».

El senador fue elocuente, vivo y audaz con su mensaje para dejar en claro su rechazo al originario de Nueva York.

No es posible que otros sean los que tengan que dar la cara por los mexicanos, ante la incapacidad del gobierno. Pareciera que a Peña Nieto le da igual si nos humillan, nos desdeñan o nos asesinan.

Insisto, “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca Estados Unidos».

Periodista Independiente

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