Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Plaga de chapulines

Hace alrededor de 25 años, con mayor énfasis en los ciclos agrícolas de 1990 y 1991, sorprendió a campesinos de gran parte del estado, una plaga de chapulines cuya voracidad e insaciabilidad asustaba, pues eran capaces de terminar en unas cuantas horas con toda un área de cultivo.

En Jerez, fue la región de Ermita de los Correa una de las más afectas, arrasó con el frijol y más hacia el rumbo de la presa, acabó con productivos espacios de riego, principalmente maíz; al sur del municipio quizá menos severo pero también se vio afectado enormemente; frutales, chilares y forrajes, en todas las regiones, no escaparon a la plaga.

Gorditos y voraces

Desde la carretera o los caminos de terracería, se apreciaba el constante brincoteo de los insectos que alcanzaron tamaños desproporcionados con el exceso de comida, unos aparentaban verse más gorditos que largos y observarlos de cerca propiciaba incluso cierta repulsión; en ellos se reflejaba una instintiva ambición de tragar y tragar, sin medida ni control.

El Malathion, que fue el producto químico sugerido para el combate por la autoridad en turno y que en algunos casos contaba con subsidio parcial, por la emergencia del caso, resultó insuficiente e ineficaz para salvar aunque fuera parte de algunas cosechas.

Un cuarto de siglo después, el chapulín sigue presente en el campo, pero no en las cantidades de aquella década, su control es más efectivo y aunque cuando las cañas del maíz alcanzan una proporción importante, siempre se observa alguno pegado al tallo, no ha vuelto a causar el daño que en la ocasión referida provoco.

Surge otra plaga de chapulines

En la actualidad, otra plaga de chapulín amenaza no sólo al campo, también al área urbana; tan voraz en insaciable como aquella que –hay que decirlo–, respondía al instinto natural, comer para sobrevivir; los chapulines actuales obedecen más a la desmedida ambición del poder; todos sus movimientos están fríamente calculados (como decía Chespirito en su personaje de Chapulín Colorado) pero para que las cosas les favorezcan, sino, pues simplemente brincan a otro terreno.

El chapulineo dentro de la clase política, es un sistema que los propios partidos han propiciado y solapado, cuando la aritmética no les cuadra con los activos que tienen en casa, simplemente ofertan las candidaturas al mejor postor, en el ánimo de que los resultados les favorezcan para competir y hasta ganar o simplemente mantener el registro y seguir gozando de las prerrogativas.

Los modernos chapulines regularmente salen resentidos del partido que no respaldó su capricho o en su caso, que no midió su verdadero potencial y en su arribo al nuevo instituto que los cobija, ese resentimiento se ve como un plus que puede transformarse en votos, lo que no siempre ocurre.

Pero algunos partidos ya no se tragan tan fácil el cuento y si bien no cierran la puerta a los oportunistas, les ponen cierto freno, afortunadamente se comienza escuchar aquello de que el que llegue haga fila, porque existen por delante personas de ideales afines con mayores posibilidades.

Chapulines independientes

Aunque con candados bien definidos, las candidaturas independientes se presentan como una gran oportunidad para aquellos acostumbrados a brincar de barbecho en barbecho, procurando saciar su desmedida hambre de poder.

Hay que decirlo que para esta ocasión no les resultó tan fácil hacerlo, pero este tipo de políticos son expertos en detectar los vacíos de la ley y romper los candados que a veces ellos mismos pusieron, por lo que para la siguiente seguramente muchos hoy partidistas, se declararán en tiempo y forma independientes.

Voto de castigo

En una sociedad con poca cultura política como es la nuestra, difícilmente se dará un voto de castigo al chapulineo; sería lo ideal, analizar los perfiles en base a lealtad institucional, pues quien no es leal a un partido no puede serlo con un pueblo y quien hoy te pide que apoyes un color y mañana te dice que es el peor y ahora debes apoyar a otro, sólo es fiel a sí mismo. Por supuesto no descartamos excepciones a la regla.

Los chapulines modernos tienen mucho parecido con aquellos que en los primeros años de la última década del siglo pasado, acabaron con cultivos enteros; voraces e insaciables, brincan de lugar, los primeros por saciar su hambre desmedida, los otros por satisfacer sus ansias de poder; los ortópteros destruyen lo que encuentran a su paso, los de ahora eliminan todo lo que se interponga en su camino hacia sus objetivos particulares.

Al Malathion y el voto

Algo más el Malathion puede ser eficaz si se utiliza adecuadamente en los tiempos y formas propicios para un combate efectivo de las larvas; se requiere de paciencia. Para la plaga política pareciera no haber insecticida, salvo el voto consciente y efectivo, poder que no muchos se atreven a utilizar.

Aclaración: La analogía no lleva ninguna dedicatoria especial ni destinatario, pensando en que las langostas de la clase política están en todos los partidos; obviamente el saco puede ponérselo quien quiera. Hay que decir también que en todos los partidos hay militantes leales que permanecen en las buenas y en las malas, pero con pocas oportunidades de destacar.

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