La transformación en la ganadería

DAVID MONREAL ÁVILA

Una de las principales críticas del Movimiento de Regeneración Nacional al modelo neoliberal que se impuso en México durante el sexenio de Salinas, y que se ha mantenido hasta la actual administración de Peña Nieto, es que, en su ambición por acumular riqueza, provoca un gran impacto negativo en los ecosistemas, en la salud de la población, en su estilo de vida y en la economía de los más pobres.

La ganadería no es la excepción, y las condiciones de las comunidades rurales en México dan cuenta de ello. Según el Coneval (2016), en las zonas rurales, 58.2% de la población vive en situación de pobreza; la actividad pecuaria ocupa el primer lugar entre las causas de transformación de las selvas mexicanas, según el análisis “Las unidades de manejo para la conservación de vida silvestre y el Corredor Biológico Mesoamericano”; y los salarios reales de los trabajadores del campo han caído drásticamente desde la firma del TLCAN, según el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM.

Es decir, a pesar de los buenos resultados en términos de producción y exportación, todavía tenemos muchas áreas de oportunidad en la actividad ganadera nacional. Una de esas aristas que debemos limar se llama bioética, e implica detener la expansión de la frontera ganadera, reducir la emisión de gases de efecto invernadero, garantizar un uso responsable del agua, potenciar la captura de carbono, y procurar el bienestar animal.

Gracias a la Organización Mundial de Protección Animal, hoy celebramos el día mundial de los animales, que se estipuló con la intención de poner un alto a la crueldad contra ellos, práctica que ha sido constantemente denunciada en la industria de los productos de origen animal.

Aunque institucionalmente se hable poco sobre su bienestar, existe un marco legal que obliga a servidores públicos y particulares a atenderlo. Por ejemplo, la Ley Federal de Sanidad Animal establece que sus objetivos son:

“…procurar el bienestar animal; regular las buenas prácticas pecuarias aplicables en la producción primaria, en los establecimientos dedicados al procesamiento de bienes de origen animal para consumo humano, tales como rastros y unidades de sacrificio y en los establecimientos Tipo Inspección Federal; fomentar la certificación en establecimientos dedicados al sacrificio de animales y procesamiento de bienes de origen animal para consumo humano”.

Como próximo Coordinador General de Ganadería, soy consciente de que la producción, movilidad y sacrificio del ganado debe regirse por principios éticos consagrados en nuestras normas jurídicas, por lo que daremos continuidad y ampliaremos el alcance de la capacitación y difusión de la información que permita garantizar que los animales no serán sometidos a sufrimiento innecesario.

Con los incentivos adecuados y sancionando a quienes infrinjan la ley, seremos capaces de construir una cultura de respeto y cuidado a los animales que se sacrifican por la alimentación y el desarrollo de nuestra sociedad.

Modernización no sólo significa más tecnología, también se refiere a la renovación de paradigmas y prácticas cada vez más sensibles al dolor de todos los seres vivos.

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