SARA LOVERA
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, encabezado por Mónica Soto Fregoso, se excedió al imponer una sanción a la ciudadana Karla María Estrella Murrieta, obligándola a ofrecer disculpas públicas durante 30 días consecutivos por una presunta violencia política de género contra Diana Karina Barreras Samaniego.
El 14 de febrero de 2024, Estrella Murrieta, una “influencer” de Hermosillo, Sonora, escribió en X:
“Así estaría el berrinche de Sergio Gutiérrez Luna para que incluyeran a su esposa, que tuvieron que desmadrar las fórmulas para darle una candidatura. Cero pruebas y cero dudas.”
Su crítica, dirigida al morenista Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados, señalaba un posible caso de nepotismo. Fue una expresión ciudadana sobre los manejos impúdicos en los procesos internos de los partidos políticos.
La interpretación del Tribunal fue errónea, al igual que el uso de otra figura legal: la reparación del daño, que en este y otros casos se ha utilizado para humillar a la ciudadanía, mientras la impunidad prevalece para los verdaderos agresores.
La figura legal de violencia política contra las mujeres por razón de género nació para frenar los obstáculos que enfrentan las mujeres al participar en política. Hoy se ha convertido en un boomerang contra la igualdad, con un evidente tufo a censura y un mensaje aterrador contra la libertad de expresión. Lo más grave es que se pretende presentar como una forma de defensa feminista.
Como escribió hace unos días Alejandro Jiménez Martín del Campoen El Sol de México, estamos a las puertas de “convertir al Poder Judicial en brazo ejecutor de la intolerancia gubernamental”, en un régimen con tendencia autocrática e intolerante. Esto representa una amenaza directa para quienes se atrevan a incomodar a la clase política.
En el párrafo 164 de la sentencia del expediente SRE-PSC-94/2024, el Tribunal consigna que la denunciante solicitó una disculpa pública, al considerar que Estrella Murrieta incurrió en violencia política de género, cuando Barreras Samaniego era diputada local. Hoy, la misma denunciante —ya como diputada federal del PT— pidió revertir la sanción, al considerar que fue “excesiva”.
La sentencia no se ajusta al principio de proporcionalidad. La disculpa debió emitirse únicamente en la plataforma donde se publicó el mensaje, es decir, en X. Nada más.
La abogada Mariana Calderón, de la organización Litigio Estratégico, señala que los actores políticos se dieron cuenta de que la violencia política de género es “una herramienta maravillosa para callar las opiniones en redes sociales que no les gustaban”. Advierte sobre el crecimiento de estos casos como decisiones más políticas que judiciales: “El Tribunal Electoral está permitiendo silenciar los mensajes incómodos”, utilizando, además, una herramienta pensada para proteger a las mujeres… contra las propias mujeres.
La organización Artículo 19, defensora de la libertad de expresión, advierte que casi el 30% de los procesos judiciales abiertos en 2024 contra periodistas se basan en esta figura.
Estamos ante una estrategia para imponer el silencio, una de las herramientas más aterradoras del poder. Recuerdo que, en la época de Pinochet en Chile, el miedo era total. La gente temía hablar, incluso en su propia recámara. Terrible.
El caso de la influencer sonorense Karla Estrella Murrieta debería encender todas las alarmas. Un mensaje misógino y antifeminista ha sido enviado desde un tribunal que presume de actuar con perspectiva de género. Es el peor mensaje posible. Veremos.
Periodista. Directora del portal informativo semmexico.mx