JULIETA DEL RÍO VENEGAS
La figura del contralor o contralora municipal es el primer eslabón en una cadena de vigilancia y exigencia de rendición de cuentas, son clave para asegurar que las compras, obras públicas y servicios que contrata el ayuntamiento se realicen conforme a la ley, sin favoritismos ni corrupción.
Este año se reformaron dos leyes federales que impactan directamente en su labor: la Ley de Obras Públicas y la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público. Dichas normas regulan cómo se adquieren bienes y servicios y cómo se ejecutan las obras municipales.
¿Quién vigila que los procesos sean limpios y transparentes? Las contralorías. Su responsabilidad es supervisar y fiscalizar que las adquisiciones y obras cumplan con los procedimientos establecidos. Además, participan en los comités de contratación, donde tienen voz y voto para validar que las licitaciones y asignaciones se hagan con base en criterios técnicos y no por compadrazgos o intereses personales.
Su trabajo no se limita a observar; también deben capacitar al personal del municipio, prevenir irregularidades, sancionar malas prácticas y, en caso de detectar actos graves, dar vista a la Auditoría Superior del Estado. Porque si,omitir también es corrupción.
Un contralor municipal no está para revisar si el alcalde llegó temprano o si alguien usó el coche oficial. Está para algo más importante, cuidar que las obras estén bien hechas, que las compras sean claras y que el dinero público beneficie a la ciudadanía. Una obra mal ejecutada no solo representa un gasto inútil, también daña la confianza en nuestras instituciones.
Por eso, cuando veas una calle mal pavimentada o una obra abandonada, pregúntate: ¿dónde estuvo la contraloría? Su papel es vigilar, pero también actuar.
Desde mi experiencia y convicción, creo firmemente que fortalecer a las contralorías municipales es una forma de fortalecer la democracia desde lo local. Porque ahí, en lo cotidiano, es donde se construyen gobiernos más honestos y eficaces. No olvides que el derecho a saber cómo y en qué se gasta el dinero público empieza en tu municipio. Y ahí, el contralor o contralora, si hace bien su trabajo, es uno de nuestros mejores aliados.