lunes, agosto 11, 2025
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El Callejón de los 58 | Chapulines y cifras dispares en Zacatecas

AURELIO GAITÁN

En Zacatecas, los chapulines no sólo devoran frijol y maíz. También muerden la credibilidad de las instituciones. Mientras el insecto avanza sobre las parcelas, las cifras oficiales brincan de un escritorio a otro: siete, nueve o doce municipios afectados, según quién lo diga. El desacuerdo no es menor. En el campo, la plaga no entiende de comunicados; entiende de tiempo, y el tiempo se perdió.

La Secretaría de Agricultura federal asegura que el combate inició el 30 de junio, con brigadas, capacitaciones y el uso de Malathion en Villanueva, Fresnillo, Jerez y otros municipios. El gobierno estatal afirma que las acciones se intensificaron en nueve demarcaciones. Sin embargo, el propio titular de la Secretaría del Campo, Gerardo Cervantes Viramontes, admite que los reportes campesinos comenzaron el 31 de junio y que todo julio transcurrió sin respuesta efectiva.

Medio millón de pesos del fondo de contingencia se destinaron a insumos y control fitosanitario. El Senasica realizó supervisiones y verificó aplicaciones. El gobierno de David Monreal Ávila habla de un “sistema sólido, científico y preventivo” y de mil 818 productores atendidos en 12 mil 732 hectáreas. Las cifras suenan bien. Pero en los surcos, los agricultores aún ven a Brachystola mexicana y Brachystola magna como ejército invasor.

En este tablero, la plaga parece avanzar más rápido que las políticas públicas. La descoordinación es un lujo que Zacatecas no puede permitirse: un ciclo de maíz o frijol perdido es comida y dinero que no regresan. La transparencia también es parte de la sanidad vegetal. Si no hay un diagnóstico único, no habrá estrategia eficaz.

Porque en el campo zacatecano, como en la política, los vacíos se llenan rápido. Y, por ahora, los están atestando los chapulines.

Pipa contra la sed en Jiménez del Teúl

En Jiménez del Teúl, la sequía no es una amenaza lejana: es una realidad que obliga a planificar con meses de anticipación. Desde febrero, el presidente municipal, Daniel Cisneros Esparza, inició gestiones para asegurar agua potable a las comunidades antes de que el estiaje golpeara con fuerza.

Esta semana, esas gestiones se concretaron con la entrega de un camión cisterna nuevo, modelo 2025, con capacidad para 10 mil litros. El vehículo será clave para llevar agua a las zonas más afectadas, donde los pozos apenas alcanzan para consumo básico.

La adquisición se logró bajo el esquema “peso a peso”: la mitad del recurso aportado por el Gobierno del Estado y la otra mitad por el municipio. Según el alcalde, se trata de un ejemplo de uso responsable del recurso público, orientado a necesidades inmediatas y no a proyectos vistosos sin impacto real.

En un municipio donde cada litro cuenta, la pipa es más que un vehículo: es una garantía de que, al menos por ahora, las familias no quedarán a merced de la sequía. Sin embargo, el reto sigue siendo el mismo: convertir acciones emergentes en políticas sostenidas que aseguren agua más allá de un solo ciclo de estiaje.

Obras que unen comunidades en Zacatecas

En Capulín de los Ruíz y Ciénega de Room, el pavimento y el concreto no son sólo materiales de construcción: son señales de avance comunitario. Manuel Acosta Galván, presidente municipal de Monte Escobedo, encabezó la entrega de dos obras que, aunque modestas en apariencia, representan mejoras tangibles para la movilidad y la calidad de vida en estas localidades.

La primera acción fue la pavimentación con concreto estampado en la calle salida a Ciénega de Room, una vía que durante años presentó deterioro y complicaciones para el tránsito, especialmente en temporada de lluvias. La segunda, la construcción de huella de concreto en la calle Emiliano Zapata, en Capulín de los Ruíz, una solución práctica para terrenos irregulares y de alto desgaste vehicular.

El alcalde subrayó que ambas obras fueron posibles gracias a la coordinación entre su gobierno y los propios vecinos. No se trató únicamente de gestión institucional: la organización y participación ciudadana fueron clave para que los recursos se aplicaran de manera directa y eficiente.

En comunidades donde cada mejora cuenta, estas obras no sólo facilitan el traslado diario, sino que también fortalecen el sentido de pertenencia. Cuando las calles se construyen en conjunto, el camino hacia el desarrollo se vuelve más firme.

Sobre la Firma

Columnista especialista en municipios, justicia y poder.
aureliogaitan58@gmail.com
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