viernes, julio 11, 2025
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El Callejón de los 58 | Basura compartida, responsabilidad dividida

AURELIO GAITÁN

La basura no conoce límites municipales, pero la negligencia sí. Por eso, los Ayuntamientos de Zacatecas y Guadalupe han tenido que sentarse a lo que llaman una “mesa de colaboración” para hacer lo que debieron haber hecho desde el principio: coordinarse.

En el despacho de la Presidencia Municipal de Zacatecas, Erik Muñoz y Raquel Ortiz —secretarios de Gobierno de ambas demarcaciones— encabezaron una reunión que intenta dar orden al caos cotidiano de la recolección de residuos sólidos en la zona metropolitana.

El primer acuerdo parece de sentido común: cubrir los camiones recolectores con lonas para evitar que la basura vuele por las calles. Lo extraordinario es que apenas ahora lo anuncian como logro. El segundo: reforzar medidas de seguridad para evitar accidentes provocados por desechos caídos. De nuevo, elemental, pero ausente hasta hoy.

Zacatecas asumirá la responsabilidad del traslado de residuos hacia la Junta Intermunicipal para la Operación del Relleno Sanitario (Jioresa), mientras Guadalupe, por fin, se enfocará en regular la venta informal de basura en la vialidad a Sauceda de la Borda. Lo han dejado crecer tanto que ahora representa un problema ambiental y de seguridad pública.

Prometen, además, limpieza en las zonas limítrofes y recorridos conjuntos a partir del 11 de julio para definir fronteras operativas. Si la intención es genuina, podría marcar un punto de inflexión en la calidad del servicio. Pero si se queda en discurso, será otra fotografía para los archivos del desinterés.

Es decir, los municipios más importantes del estado han decidido hacer lo mínimo indispensable: ponerse de acuerdo para que la basura no se les desborde. No es una proeza política, es una necesidad básica que, por años, fue ignorada.

La coordinación metropolitana no puede ser sólo una estrategia de imagen. Tiene que reflejarse en camiones que no tiren desperdicios por las avenidas, en calles limpias, y en trabajadores con condiciones dignas. De lo contrario, todo quedará en el papel, como tantas promesas anteriores.

En unas ciudades que huelen a descuido, los acuerdos deben oler a eficacia. Y eso, hasta hoy, no se garantiza con firmas ni comunicados, sino con resultados visibles y sostenidos. La basura no espera, y los ciudadanos tampoco.

Colapso financiero en Huanusco

El Ayuntamiento de Huanusco está atrapado en una maraña financiera que amenaza con paralizar por completo su operatividad. El embargo de sus cuentas bancarias por parte del IMSS, debido a un adeudo histórico de nueve millones de pesos por cuotas obrero-patronales, fue el golpe final a unas finanzas ya de por sí maltrechas.

Julieta Camacho García, presidenta municipal, ha reconocido con franqueza que no tienen ni siquiera los 650 mil pesos que exige el IMSS como garantía para poder firmar un convenio de pago. Y no los tienen porque sus cuentas están congeladas. Es una paradoja absurda: se exige el pago para firmar el convenio, pero se impide acceder a los recursos necesarios para hacerlo.

El panorama es crítico. De los 20 a 22 millones de pesos anuales que recibe Huanusco, el 65% está comprometido en tres conceptos: IMSS, laudos laborales y adelantos de participaciones. El resto se va en sueldos, proveedores, servicios públicos y programas etiquetados. No hay margen de maniobra.

La administración heredó una deuda que se ha multiplicado con multas y recargos. Desde marzo de 2024 dejaron de pagar cuotas al IMSS porque, simplemente, no hay dinero suficiente. A ello se suma un descuento de 1.1 millones de pesos en participaciones y una nómina que consume más de la mitad del presupuesto. La situación, como admite la propia alcaldesa, es insostenible.

Camacho intenta evitar el naufragio. Ha buscado el auxilio del gobierno estatal, promueve un amparo para descongelar cuentas y propone pagar la deuda con bienes inmuebles, como el Centro de Salud municipal, valuado en casi seis millones de pesos. Pero el IMSS no ha dado respuesta inmediata y los trámites pueden tardar años.

En paralelo, apuesta por una recatastración para duplicar la recaudación en 2026. No es una solución inmediata, pero podría aliviar las finanzas si se concreta.

Huanusco no es el único en crisis. Más de la mitad de los municipios zacatecanos enfrenta problemas similares. Lo que ocurre aquí es sólo una muestra del colapso institucional que se avecina si no se reforma de fondo el modelo fiscal y laboral entre municipios y federación.

Mientras tanto, los trabajadores municipales cobrarán esta quincena. Después, nadie sabe. Porque en Huanusco, como en muchos otros municipios, ya no se administra: se sobrevive.

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