Zacatecas, Zac.- En una nueva maniobra de alto impacto dentro de la estrategia de pacificación nacional, un contingente de 100 elementos de la élite militar mexicana arribó al estado de Zacatecas. Se trata de miembros de la Brigada de Fusileros Paracaidistas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), quienes llegaron a bordo de un avión C-130 de la Fuerza Aérea Mexicana procedente de la Base Aérea Militar de Santa Lucía, Estado de México.
El aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de Zacatecas se concretó el pasado 4 de julio, en lo que representa un nuevo capítulo de colaboración entre el gobierno federal y las autoridades locales para contener la violencia que, desde hace años, mantiene en vilo a vastas regiones del estado.
Estos efectivos, entrenados para operaciones de choque, reacción inmediata y combate en terreno irregular, se incorporarán de forma inmediata a los operativos que se ejecutan en zonas identificadas como prioritarias, donde células del crimen organizado disputan el control territorial a través de asesinatos, desapariciones forzadas, extorsiones y secuestros.
La llegada de los fusileros forma parte de las acciones coordinadas dentro del marco de la Mesa Estatal de Construcción de Paz y Seguridad, donde convergen los esfuerzos de las fuerzas federales, estatales y municipales en un intento —a menudo cuestionado— de recuperar la gobernabilidad en una de las entidades más golpeadas por la violencia estructural del país.
De acuerdo con fuentes castrenses consultadas, la misión de estos elementos incluirá labores de inteligencia táctica, vigilancia disuasiva, establecimiento de bases de operaciones mixtas y patrullajes en zonas urbanas y rurales donde el riesgo es alto y la respuesta institucional, insuficiente.
La propia Mesa Estatal expresó un reconocimiento público a la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, así como a la Sedena, por lo que calificó como un respaldo “permanente y decidido” al estado de Zacatecas. El comunicado oficial enfatiza el papel del Ejército como columna vertebral de la estrategia nacional de seguridad, y agradece el envío de personal “altamente capacitado y comprometido con la seguridad del país”.
Esta acción se suma a otros despliegues recientes que buscan contener la expansión de grupos criminales como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuyas disputas han teñido de sangre carreteras, pueblos y ciudades enteras del semidesértico estado.
Con esta movilización, las autoridades esperan aumentar la capacidad de reacción frente a hechos delictivos y consolidar una presencia operativa que, según cifras oficiales, ha logrado contener ciertos indicadores de violencia, aunque organismos de derechos humanos advierten que en muchas regiones persisten escenarios de guerra no declarada, con desplazamientos forzados y control criminal del territorio.
Los fusileros paracaidistas, considerados una de las fuerzas de élite mejor entrenadas de América Latina, no llegan a Zacatecas a hacer presencia simbólica. Su despliegue representa un mensaje claro: el Estado mexicano está dispuesto a elevar el costo del delito en una región donde, hasta ahora, la impunidad ha sido norma y la violencia, rutina.
El reto, sin embargo, no está solo en las armas. La paz no se decreta con operativos, sino con justicia, desarrollo y reconstrucción institucional. Mientras tanto, Zacatecas sigue siendo campo de batalla.
LNY/Redacción