SOLEDAD JARQUÍN EDGAR
Cuando la angustia llenó de incertidumbre el corazón de Antonia Ramírez Cruz porque sus hijas Virginia de 20 años y Daniela de 14 no volvieron de un viaje de dos días, tenía que esperar 72 horas…hoy han pasado un millón 892 mil 160 horas sin tener respuesta de dónde están sus hijas.
Este sábado se cumplen 18 años desde que Daniela y Virginia Ortiz Ramírez salieron de su comunidad en Rastrojo con destino a San Marcos Xinicuesta, en la mixteca oaxaqueña. No llegaron a San Marcos como tampoco volvieron a Rastrojo donde su madre las esperaba. Son al mismo tiempo 18 años y casi dos millones de horas llenos de IMPUNIDAD, porque desde entonces a la fecha nada ha pasado.
Pero también este mismo 5 de julio se cumplen ocho meses de los arteros feminicidios de Virginia y Adriana Ortiz García, primas de las hermanas desaparecidas en la zona triqui, asentada en la región de la mixteca en 32 agencias municipales de tres municipios: Juxtlahuaca, Putla de Guerrero y Constancia del Rosario.
Emelia Ortiz García, defensora de derechos humanos, es prima de Virginia y Daniela, mientras Adriana y Virginia eran sus hermanas, para ellas y las múltiples víctimas indirectas, la justicia es algo que no han visto ni siquiera asomarse en estos 18 años y en los que las pérdidas se multiplicaron a partir del 5 de noviembre del 2024, cuando en la ciudad de Oaxaca fueron asesinadas Virginia y Adriana.
En total cuatro gobernadores y ocho fiscales han conocido de la desaparición de Daniela y Virginia, por quienes, en aquel entonces sin comisiones de búsqueda, había que esperar 72 horas, pero como ya escribí antes han pasado casi dos millones de horas de larga espera sin la respuesta y si mucha simulación por parte del Estado mexicano.
La familia Ortiz ha sido siempre integrante del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui, una organización que surgió para contar restar los cacicazgos del PRI, que con la fuerza militar mantenían sometidos a estos pueblos, provocando múltiples rezagos y violencia, el costo ha sido descomunal, 15 personas desaparecidas, 13 hombres y dos mujeres, así como 500 muertos, al menos 15, dice Emelia Ortiz García, son mujeres, además de actos de violencia sistemática contra las mujeres, muchas veces violencia sexual y el despojo, además de la migración forzada.
Nada, para estas familias no hay justicia, y podría afirmar que la impunidad en México es un asunto generalizado, sin embargo, en este pueblo indígena, la violencia como la impunidad se ha perpetuado.
Un ayuno
Pese a todo, la dignidad va por delante. Este sábado, a las puertas del palacio de gobierno, Emelia Ortiz García, quien ha puesto alma y corazón, es el rostro de una familia completa, así como las jóvenes Alma Martínez Ortiz e Hilda Beatriz Velasco Ortiz iniciarán un ayuno de 12 horas -de 9 de la mañana a 9 de la noche-, en el que estarán acompañadas por mujeres artesanas de la región.
Es un esfuerzo más, es la búsqueda de una gota de esperanza, de que algo se mueva, porque, así como han pasado 18 años sin saber nada, absolutamente nada, de Daniela y Virginia, se cumplen ocho meses de no saber en concreto quien mandó asesinar a Virginia y Adriana, ambas defensoras del pueblo triqui.
Y aunque hoy la justicia parezca no existir, los actos de resistencia de las familias no son otra cosa que demostraciones de amor, de nunca darse por vencidas, porque frente al olvido, la corrupción, los actos de negligencia y las omisiones, queda eso la resistencia a la impunidad