Doble vara para medir

OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO

Ciertamente en todos los ámbitos resulta complejo alcanzar una condición de infalible en la que siempre haya congruencia entre lo que se dice y se hace, más cuando se trata de planes u ofertas de campaña pues siempre se encuentran aristas o escenarios que no fueron previstos y alejan de la meta; además, ateniéndonos a la dialéctica, los fenómenos de la realidad  conforman una unidad en la cual es necesario entender que la lucha de contrarios está presente en los mismos y por ende, no se puede clasificar un fenómeno en los extremos como bueno o malo, bello o feo y así sucesivamente.

La anterior referencia viene a cuenta para conceder que en ocasiones se tiene que reconsiderar el punto de vista inicial y reformularse un problema de acuerdo a las nuevas circunstancias, podríamos decir que puede modificarse la táctica, pero los principios y metas son los mismos. Sin embargo, resulta paradójico el nivel de incongruencia de los personajes de MORENA como el Presidente Andrés Manuel López Obrador o la aspirante preferida Claudia Sheiunbaum Pardo que son capaces de ver la paja en el ojo ajeno, pero omiten sus errores, los desvirtúan, matizan o de plano los justifican; así en otros tiempos se alegaba abuso  e intromisión del poder en los temas electorales, hoy el propio jefe del ejecutivo está inmerso en la promoción de su partido y de sus alfiles.

Ejemplo de ello es la presentación de una encuesta esta semana, en la que se asegura que su partido Morena encabeza las preferencias, de igual manera se repetía que la clase se embolsaba dinero del erario público y se alegaba corrupción; hoy se justifican escándalos como el de la CONADE, SEGALMEX o los sobres amarillos de los hermanos del presidente y recientemente constatamos el escándalo sobre contratos públicos y privados de la aspirante Xóchitl Gálvez, pero se olvidó rápidamente los contratos por más de 900 millones en PEMEX de la prima del presidente, Felipa Obrador.

Un reciente ejemplo más de tal visceralismo y doble vara, con motivo de la coincidencia de cuatro periodistas: Héctor Aguilar Camín,   Raymundo Riva Palacio, Joaquín López Dóriga y Beatriz Pagés, sobre el enrarecimiento del clima político que genera condiciones para un atentado en contra  de Xóchitl Gálvez, se soltó de inmediato la respuesta visceral de López Obrador y a coro los opinadores y la propia Claudia Sheiunbaum se lanzaron con todos los medios a su alcance para acusar una campaña perversa para buscar el poder distorsionando la realidad, ¡el que a hierro mata..!

A efecto de entender el nivel de desfachatez, me permito citar textualmente a Claudia Sheiunbaum: “Hasta dónde sería capaz de  llegar la oposición con tal de recuperar el poder y dañar al presidente Andrés Manuel López Obrador, hoy quiero visualizar la más baja, ruin estrategia electoral y la fabricación de mentiras”, sinceramente no continúo por el cúmulo de mentiras que generan náuseas, pero traigo a cuenta lo anterior, porque olvidan rápidamente que desde el púlpito de la mañanera todos los días se lanzan calumnias y se elige el villano en turno, no se presentan pruebas, pero debe aceptarse dócilmente así, un día nos calumnia a los antorchistas sin pruebas y otros, a los padres de los niños con cáncer, ¿eso no es vileza?, se repite hasta el cansancio que vamos muy bien y se pierde de vista el número de muertos en actos violentos ¿eso no es ruindad? y se habla de poderes fácticos, de sincronización o acuerdo y la salida a coro de los comentaristas proclives al sistema atacar la víctima momentánea ¿no es lo mismo?.

Aquí de nueva cuenta la doble vara, la ausencia de rigor lógico y la victimización para justificar los excesos, ya es hora de que el pueblo reflexione y, por tanto, desenmascare tales abusos de poder, ¡urge! entender que la clase política actual no difiere mucho de los anteriores y ante ello se convierte en una urgencia tomar en nuestras manos el destino de la patria, esa es la tarea, compleja, difícil, pero no imposible.