La Casa de los Perros: ¿Poner fin a la onerosa Casa Bellagio de Zacatecas?

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

En el vecino San Luis Potosí arrancará en julio la reconstrucción de la que califican como “onerosa Casa de Gobierno”. Ahora será convertida en una casa de asistencia social para infantes y adultos mayores en condición vulnerable. Según lo ha dicho el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, la mansión tendrá un rediseño adecuado para la protección y cuidado de los que serán sus nuevos habitantes.

Para el recién estrenado gobierno con bandera verde ecologista, la meta es cumplir con el compromiso de convertir “un símbolo de la herencia maldita”, en un sitio de fraternidad y convivencia social transformándolo en una estancia infantil, además de que se construirá un albergue de cuidados integrales donde anteriormente se ubicaba la cancha de tenis.

El gobernador vecino dijo que tras décadas de derroche de recursos públicos en la casa que ocupaban los anteriores mandatarios, “rodeados de lujos y excesos”, hoy se decide devolverla al pueblo para que ahí puedan vivir infantes en situación de orfandad y personas de la tercera edad que requieren asilo, atención médica y alimentaria. Esa residencia en la que se gastaban millones de pesos para un uso particular, ya no lo será más.

De acuerdo con la licitación pública emitida por la Secretaría de Desarrollo Urbano Vivienda y Obras Públicas, las obras deberán concluir en un lapso de 120 días.

Esta noticia que llega desde San Luis Potosí, obviamente nos hace evocar las andanzas del exgobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, quien pagó cerca de 20 millones de pesos a la empresa Desarrolladora y Constructora Metro SA de CV, para cumplir su capricho de vivir como en Las Vegas. Le gustaba el Hotel Bellagio y en él se inspiró. Total, los zacatecanos pagaban.

Al final, él y sus perros disfrutaron de vivir, literal, a costa del erario durante la mayor parte de su sexenio, pues después del ataque armado de los Zetas, sucedido el 1 de febrero del 2011, a las puertas del fraccionamiento Bonaterra, en donde se ubica su casa particular, la mudanza se apresuró.

Todos recuerdan que fueron sus incondicionales, José Ma. González Nava y Luis Alfonso Peschard Bustamante, como titulares de Seplader y Obras Públicas, los que en ese año se encargaron de las remodelaciones que incluyeron la colocación de 27 aparatos de aire acondicionado con un costo en ese tiempo de casi un millón de pesos.

Después llegó a la gubernatura Alejandro Tello Cristerna que, con sus promesas de honestidad y honradez, decidió no sólo no usar la Casa de Gobierno –eso dijo–, y abrir las puertas de esta para que los reporteros y fotógrafos tuvieran nota, sino quedarse a vivir en su casa en el fraccionamiento Bernárdez la cual, un día sí, y otro también, tenía trabajadores de la construcción haciéndole adecuaciones.

El discurso quedó atrás y la Casa de Gobierno la siguió utilizando Tello Cristerna para celebraciones personales y, supuestamente, para hospedar a visitantes distinguidos. Y aunque juró jamás habitarla, cuando la pandemia llegó, él se fue con su familia a vivir ahí.

Hoy, la Casa de Gobierno, que consta de cinco niveles, una superficie de más de mil 800 metros cuadrados, pisos de mármol y madera, además de puertas y muebles de caoba y una sala de cine para 25 personas en el segundo nivel, es habitada nuevamente por el inquilino de La Casa de los Perros.

En esa Casa de Gobierno, cuyo valor aproximado sería de 60 millones de pesos y su mantenimiento mensuales rondaban los 30 a 45 mil pesos, según lo que en su momento informó el gobierno diferente, han vivido también gobernadores como Genaro Borrego Estrada y Arturo Romo Gutiérrez. No la habitaron Ricardo Monreal Ávila y Amalia García Medina que sólo la utilizaron como oficina alterna.

Debemos recordar que la propuesta del gobierno priista para que el inmueble fuera convertirlo en museo interactivo quedó en eso, en una propuesta, como también la idea del actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna quien, montado en la filosofía de Morena de que todo debe ser austeridad, demandó una reforma a Ley General de Bienes Nacionales para que “el lujo y el derroche que no son compatibles con la demanda de austeridad de la sociedad actual”, llegara a su fin y dichas casas fueran inhabilitadas.

“El principio de austeridad que demanda la sociedad ha empezado a ser el rector de los órganos de gobierno; sin embargo, todavía existen estados en la República que no han adoptado ese principio fundamental”, dijo el morenista el 17 de diciembre de 2019.

La reforma propuesta por Morena señalaba que ningún inmueble que corresponda poseer, vigilar, conservar o administrar a los titulares de los poderes ejecutivos estatales o municipales podrá ser destinado como residencia oficial, casa habitación o residencia para los titulares de los poderes ejecutivos de los estados, ni de sus familias, o cualquier otra persona, ni como centros destinados a realizar celebraciones o eventos privados.

Obviamente, esta idea al menos en Zacatecas no se ha adoptado y en el Gobierno de la República sigue siendo sólo una loca ocurrencia desde el momento en que Andrés Manuel López, su esposa y su hijo, habitan Palacio Nacional. En San Luis Potosí, hay que decirlo, Ricardo Gallardo ya la echo a andar.

Megamarcha

De manera urgente, la secretaria general de la Sección 39 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SNTSA), Norma Castorena Berrelleza, ha convocado a los agremiados a participar en una megamarcha mañana miércoles. En el comunicado se hace énfasis en la “falta de interés” de la nueva gobernanza para por fin encontrar una solución al problemón en el que se ha convertido el Hospital de la Mujer de Fresnillo.

Desde el pasado 27 de mayo, hace ya 12 días, se mantiene un plantón en el citado hospital, mientras que, en todos los centros de salud y hospitales del estado adscritos a ese sistema, se labora bajo protesta.

Así, el llamado es a que “con carácter de obligatorio”, todos hagan presencia a partir de las 8:30 de la mañana en la Estación 30-30 para protestar con la esperanza de que alguien, por caridad de Dios, los escuche.

Colapsando

Y ante el anuncio de que la quinta ola de la pandemia del coronavirus ya está aquí, no sólo la atención médica estatal está hecha un desastre. A la precariedad se suma también el Hospital General del ISSSTE que, según su directora, Alicia Villa Cisneros, está a punto de colapsar.

Sin elevadores desde hace años, con una cocina que, dijo, “es una bomba de tiempo”; sin aire acondicionado, sin insumos y con personal de salud amenazado por el crimen organizado, en el ISSSTE ya no siente lo duro, sino lo tupido.

Así, los héroes de la pandemia, léase personal de intendencia, camilleros, enfermeras y médicos, siguen padeciendo la falta de políticas públicas que les den su lugar, que los reconozcan en verdad. Y no que sólo los llamen cuando se ocupa para que ellos sí se solidaricen.

Así, en el ISSSTE, dijeron los que padecen trabajar en el Hospital General, siguen esperando el cambio prometido “desde hace dos años” que llegó la 4T, y que a la fecha no se ha dado.

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