La 4T se enseñorea en el país con 22 gubernaturas

FILOMENO PINEDO ROJAS

La acumulación sostenida de poder político y territorial de parte de la fuerza lopezobradorista que cual tsunami, en solo dos años, le ha arrebatado 16 estados a la alianza PRI-PAN-PRD, prefigura de manera clara el desenlace de la elección presidencial del 2024, que sin duda será para la Cuarta Transformación que, hoy por hoy, encabezan Morena, Partido del Trabajo y el Verde.

Recordemos que, en 2021, justo a la mitad del sexenio, momento en que, se tenía por verdad, los presidentes entran en crisis por la pérdida de aprobación, la fuerza política-electoral que respalda a López Obrador no solo mantuvo la mayoría en la Cámara de Diputados, sino que ganó 12 de las 15 gubernaturas que se renovaron, lo que significó un duro golpe para la alianza Va por México, ideada y administrada por los oligarcas Claudio X. González y Gustavo de Hoyos, declarados adversarios del actual régimen.

Los tres partidos aliancistas (PRI, PAN Y PRD), antaño gobernantes del país con Enrique Peña Nieto, han visto mermada estrepitosamente su presencia, pues con los resultados de las elecciones del pasado domingo, ahora solo gobernarán en ocho estados, de estos, 5 con las siglas del PAN y 3 del PRI, aunque aferrándose a la vida, señalan que triunfaron porque solo les arrebataron 4 de las 6 gubernaturas que se eligieron.

A propósito, el PRD, tercero de los integrantes de la alianza de los oligarcas, ha perdido toda vitalidad en los dos últimos años, quedando en condición de “intubado”, disculpando el término, puesto que con los resultados del pasado domingo, ya son 17 estados en los que no alcanzó el 3 por ciento de los votos, perdiendo el registro en Hidalgo, Quintana Roo, Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa y Tamaulipas.

Otro elemento relevante que juega a favor del prefigurado triunfo de la Cuarta Transformación en el 2024, es la aprobación superior al 62 por ciento del presidente Andrés Manuel López Obrador, incluso en las encuestas del mes de abril de los periódicos nacionales no afines al gobernante, incluso, se ubica como el segundo mandatario mejor evaluado a nivel internacional, solo por debajo del primer ministro de India.

Además, ha quedado de manifiesto, hasta hoy, que el régimen de la 4T ha sabido mantener la estabilidad económica en el país, con ligero crecimiento, inflación incluso por debajo de la que registra Estados Unidos, alta Inversión Extranjera Directa, prácticamente en récord histórico, crecimiento considerable del salario mínimo y mantenimiento de todos los programas de bienestar o redistribución de la riqueza para beneficio de millones de mexicanos antes excluidos, y todo sin recurrir al endeudamiento externo.

Todo ello también jugará a favor de la pavimentación del camino al triunfo de la 4T en la siguiente elección presidencial y, con ello, la consolidación de los partidos y fuerzas políticas que respaldan al lopezobradorismo, aún y cuando en el 2023 no se lograran triunfos contundentes en las elecciones de gobernador en el Estado de México y Coahuila y, a condición de que el partido del presidente logre mantener la unidad política.

Recordemos que el presente político de nuestro país es consecuencia de los hechos políticos del pasado y que de igual manera es una verdad que el futuro se construye con los actos del presente, como dice un dicho muy mexicano y de validez universal: “cosechas lo que siembras”.