El miedo a la nueva normalidad

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Decía Max Lucano: “A veces, Dios permite las tragedias. Él permite que la tierra se seque y que los tallos crezcan desnudos. Le permite a Satanás que desate el caos. Pero no permite que triunfe.” El hacedor de los evangelios profanos refiere que en unos días más, que no será en breve, habremos de reencontrarnos afuera, pero todo será diferente. No estaremos como antes en el cine, ni en restaurantes, antros, bares o cantinas, ni en centros comerciales, ni conciertos, ni en fiestas familiares, ni en el estadio, ni en esos lugares a los que nos gustaba asistir… al menos no como acostumbrábamos. El tiempo y el espacio, las formas de comunicarnos habrán de cambiar.

No nos engañemos, nada puede ser igual a lo que teníamos, dejemos de ser ingenuos e ignorantes y asumamos lo que viene, una triste pandemia de miedo y emociones negativas.

Miedo a que a partir de ahora, no podamos enterrar a nuestros amigos y familiares, ni a despedirnos de ellos, que sólo les lloremos a la distancia; miedo a salir y que alguien al lado nos roce y nos contagie; miedo a desconocer cómo se prepara la comida o los productos en la calle; miedo a perder el empleo o ver disminuidos nuestros ingresos; miedo a quedarnos sin servicios públicos como luz y agua; miedo a ser contaminados en el transporte público; miedo a ser defraudados por ciber criminales, miedo a salir y ser víctimas de una nueva delincuencia, la que mata y roba por necesidad; miedo a la intransigencia política o al irresponsable desorden con fines electoreros de quienes creen ser el cambio.

Mire –asegura el periodista-, si ese es nuestro destino, invirtamos en nuestro cuidado, en fortalecer nuestro sistema inmunológico con buena alimentación, porque no hay vacuna, dejemos de pensar de manera egoísta, porque lo que nos tiene aquí, en este momento, ha sido consecuencia del daño que le hemos causado al medio ambiente, por esa estúpida y mediocre forma de creer que se trata de un complot capitalista, y de pensar que es normal escupir en la calle…

Colofón. Contradicciones de la libertad de expresión

Mientras degusta de una orden de tacos dorados de zanahoria, aderezados con queso panela asado y ensalada de manzana (Vaya con la dieta del amanuense), el hacedor de los editoriales confusos ya entendió. Desglosemos –dice-, la libertad de expresión es el derecho que tengo a pensar y compartir mis ideas, reflexiones y opiniones, a razonar y dar a conocer lo que pienso y lo que conozco, la libertad de buscar, recibir y difundir ideas, opiniones e informaciones por cualquier medio. Nadie tiene el derecho de prohibirlo, así lo refieren los artículos 6º y 7º constitucionales y 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Pero después de escuchar al señor López Obrador referirse a los periodistas, y en específico, utilizar una velada amenaza contra Reforma y el Universal por difundir investigaciones del Financial Times y New York Times, entiende eso de verbo mata carita. Aquí presidente mata constitución, y seguidores matan periodismo. El presidente sólo dice, la gente interpreta, quizá por eso es mejor tener ignorantes que no cuestionen. Mire, hasta el momento, durante el actual gobierno, van más de 650 agresiones a periodistas, de acuerdo con Artículo 19 y Reporteros en Movimiento. De esos, 11 han sido asesinados.

Por eso ya entiende el amanuense el significado a expresarse libremente y a que nadie tiene derecho a impedirlo… Si y sólo sí, no oses opinar contra el presidente…

Twitter: @raulmanduj