AMLO sin un ápice de la condición femenina

SARA LOVERA

No hay, no existe en la cabeza de Andrés Manuel López Obrador ni un ápice de lo que las funcionarias de todo el mundo han intentado durante 30 años. No hay, decía, ni un ápice de entendimiento de lo que es la condición femenina, lo que se llama visión de género.

Me recuerda a individuos aparentemente inteligentes, dizque democráticos, profesores universitarios, gente que llamamos puntales en la opinión pública; los hay en los servicios sociales, médicos, culturales, económicos. Los hay ocupando rectorías, gubernaturas, puestos de toma de decisiones. Hay también mujeres de alto nivel que no comprenden la diferencia, la especificidad, la desigualdad.

Es imposible. Parece que no hay dato, evidencia que haga comprender. Yo creo que por eso el Presidente nunca puede nombrar a las mujeres, para él todo es el pueblo. Pueblo el que sin duda le da sentido a su existencia, sin pensar o mencionar al pueblo no podría suponer que gobierna.

Y decía. Las mujeres no son el pueblo. No importa que seamos más de la mitad de la población. Saberlas violentadas por los integrantes del pueblo, en el campo o en la ciudad, por los pobres y marginados, se le hace totalmente imposible. Si el pueblo es bueno y hoy gobierna, porque las mujeres meten ruido. No las nombra, no permite una sola política que ataje su desigualdad.

Algunas mujeres de su gabinete, sin duda inteligentes, que en otros momentos formaron parte de nuestra comunidad, ahora no hacen sino justificarlo.

El mejor ejemplo es una pieza difundida por la agencia de noticias del gobierno, Notimex, dirigida por una mujer del equipo del presidente, a quien no le ha temblado la mano para despedir a compañeras de su gremio. A quienes en concierto con los cambios ha llamado corruptas.

Bueno la pieza oficial es fantástica. Se refiere a los recursos para los Refugios para mujeres en situación de violencia. Recursos que pasaron de la Secretaría de Salud a la de Bienestar, recursos aprobados por el Congreso en el Presupuesto, recursos peleados por los grupos de mujeres ante la emergencia de la violencia contra las mujeres y la urgencia de protegerlas a ellas y a sus hijos e hijas. Recursos que no han entregado a los refugios que hoy atemperan lo que está sucediendo en el obligado y necesario encierro.

Pues la nota, difundida como de Notimex por Carmen Aristegui, aparentemente real, dice que “Acuerdan recursos para mujeres violentadas durante pandemia por COVID-19”, o sea los mismos recursos. Sólo lo que sucede en ese hecho es que se acordó desde la Secretaría de Hacienda que ya se pueden usar. Pero antes habrá que pasar por un largo proceso. En 2019 los recursos para los albergues se entregaron hasta noviembre y diciembre. No miento si digo que una parte hasta 2020.

Y luego afirma lo que no es verdad: “La Cámara de Diputados y el INMUJERES también establecieron la necesidad de contar con un sistema de denuncia de casos de cualquier tipo de violencia de género durante la contingencia”, cuando el sistema, tal vez imperfecto, es más lento, pero no nuevo o incapaz, pero no ahora, nos deben sus programas hace dos años y los de antes se quedaron cortos. Pero la Ley data de 2007, o sea de hace 13 años.

Luego engañan, dice que “La Cámara de Diputados y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) aprobaron que se destine durante la pandemia por COVID-19 y lo antes posible, los 405 millones de pesos que se autorizaron para este año a los refugios que atienden a las mujeres y niñas violentadas”, no entendí por qué tendrían que actuar la Cámara y el INMUJERES, en un asunto de Hacienda y la Secretaría de Bienestar, a pesar de los esfuerzos de Gobernación de manejarlos directamente. Los recursos para los albergues siguen en peligro, de nada podemos dar las gracias.

Es verdad que urgen. Las funcionarias estatales han pedido verdaderas reasignaciones. Como ahora parecen urgentes medidas para proteger a las mujeres embarazadas, tanto como lo urgente para atender al 80 por ciento de mujeres en el comercio informal. La tragedia es que en el presupuesto de 2020 se cortaron hasta 75 por ciento de los recursos que feministas, diputadas feministas –algunas que hoy justifican esto-, víctimas y creadoras de los albergues, Secretarías e Institutos de las mujeres lograron etiquetar en tiempos del neoliberalismo. Hoy se esfumaron.

Aunque la nota dice que “diputadas federales que integran el Grupo Plural para la Igualdad Sustantiva, encabezadas por la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Rojas, sostuvieron una teleconferencia con la presidenta del INMUJERES, Nadine Gasman, donde se urgió a destinar el presupuesto público para el cuidado de las mujeres y niñas que durante la emergencia por el coronavirus sean maltratadas.”, colosal, en ese instituto no hay presupuesto para atender a nadie. Sólo hace políticas y por supuesto tiene proyectos, pero para la cultura de transversalidad.

El dinero para atender la violencia, históricamente ha estado y está en la hoy Secretaría de Bienestar antes de Desarrollo Social, vía INDESOL, y el de los refugios, considerando a la violencia machista una enfermedad social desastrosa, siempre estuvieron en Salud. No extraña que vaya ese recurso a Bienestar, lo que extraña es la manipulación de la información, la mentira y, finalmente, todavía hoy, el manoseo de un dinero que etiquetó la Cámara de Diputados.

Lamentablemente la política pública para parar la violencia contra las mujeres es una quimera, es algo que para este gobierno no es prioridad y no existe, como antes existió, la solidaridad en otras áreas gubernamentales, mujeres con poder que convencían, argumentaban frente al presidente; negociaban con los secretarios de Estado; buscaban hacer presión, estaban en la agenda de las mujeres. Lamentablemente eso desapareció y no hay forma de cambiar la situación.

Es claro. La prioridad son los pobres, algunas mujeres reciben algo de los repartos presidenciales, finalmente son las pobres entre los pobres. No hay esperanza. Desde el primer día lo dije, este régimen es ciego y sordo, cuando se trata de la mitad de la población: las mujeres. Tanto cómo otros asuntos, incluso aquellos relacionados con la prioridad de las prioridades en este momento, conservar la vida y si es posible, el empleo. Veremos.