El futuro será feminista o no será

LUCÍA LAGUNES HUERTA

En mayo próximo México será nuevamente la sede mundial de la reunión más trascendente en materia de Derechos Humanos de las mujeres, a la vez que cerrará un ciclo de 44 años, para abrir otro en un nuevo milenio en el que se busca que la igualdad de género sea imparable e irresistible.

Es probable que no se recuerde que México fue la sede de la primera Conferencia Mundial Sobre la Mujer en el año 1975, en la que se decretó “El Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz”.

Los impactos tanto de la Conferencia como del Decenio son distintos en cada nación. Para México significó la creación de la Ley General de Población, que se publicó el 7 de enero de 1974, en la que se definieron las políticas de planificación familiar que garantizaron el acceso a los métodos anticonceptivos en los sistemas de salud, la coordinación en la materia de los tres órdenes de gobierno así como el registro de población, lo cual nos permitió saber los retos demográficos a los que nos enfrentábamos.

En 1995 se llevó a cabo la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Beijing, China, una de las más nutridas no sólo en el debate sino en la presencia del movimiento feminista. 20 años después de la primera, la experiencia y la madurez del movimiento logró concretar la hoja de ruta de las políticas de Estado necesarias para la igualdad de las mujeres en todo el mundo.

Ha pasado un cuarto de Siglo de Beijing y 44 años de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer y México será nuevamente sede de la revisión internacional, que de entrada ya tiene una conclusión: la igualdad de las mujeres no se ha alcanzado en ninguna parte del mundo.

Y puede ser que se crea que hay que dejar atrás las Conferencias y crear nuevos modelos con resultados inmediatos pero poco sostenibles en el tiempo o con cambios que no trastoquen el orden que reproduce la exclusión de las mujeres.

La Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial Sobre la Mujer diseñó la ruta a través de 12 apartados y por primera vez, recuperó la importancia de los medios de comunicación en estos cambios.

Los apartados son:

  • La mujer y el medio ambiente
  • La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones
  • La niña
  • La mujer y la economía
  • La mujer y la pobreza
  • La violencia contra la mujer
  • Los derechos humanos de la mujer
  • Educación y capacitación de la mujer
  • Mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer
  • La mujer y la salud
  • La mujer y los medios de difusión
  • La mujer y los conflictos armados

Uno de los compromisos asumidos por los gobiernos señala:

” Nos comprometemos sin reservas a combatir estas limitaciones y obstáculos y a promover así el adelanto y la potenciación del papel de la mujer en todo el mundo, y convenimos en que esta tarea exige una acción urgente, con espíritu decidido, esperanza, cooperación y solidaridad, ahora y en los albores del nuevo siglo.”

Me parece que el espíritu decidido, la cooperación y la solidaridad, se fueron perdiendo en el camino y aún todos los gobiernos del mundo tienen una enorme deuda con las mujeres que hay que subsanar, sin dilación.

Los doce apartados que contempla la plataforma nos han servido como brújula para construir lo que hasta el día de hoy tenemos, evaluar su impacto para diseñar los cambios necesarios es parte de la tarea que se tiene por delante. Y hay que reconocer que gracias a la tenacidad del movimiento feminista y sus organizaciones, estos avances se han logrado.

Lo que sí es claro es que a 25 años el mundo es otro, prácticamente existen instancias gubernamentales responsables de las políticas de igualdad, hoy la agenda de paridad es una exigencia democrática, las niñas tienen más oportunidades educativas; y aunque se siguen enfrentando retos, hemos avanzado.

Los grandes pendientes como erradicar la pobreza de las mujeres, la violencia lacerante y la transformación cultural, pasa sí o sí por la transformación de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, que hasta el día de hoy siguen resistiéndose a ello, para garantizar condiciones libres de violencia para las mujeres y representaciones dignas de la humanidad de las mujeres.

25 años en que el movimiento feminista tiene muy claro  que en lo ganado no hay un paso atrás y que el futuro será feminista o no será.

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