Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Oposición Responsable

De manera simple y sin tanta vuelta al asunto, entenderíamos el concepto de oposición responsable, no como una oposición entreguista y conformista, callada y mucho menos solapadora; simplemente asumir el rol que le corresponde, con sentido crítico; una oposición que responda de sus actos y sus consecuencias, que exija lo que se tenga que exigir y señale lo que se tenga que señalar, pero todo en un marco de respeto.

Evidentemente, el llamado hecho por el nuevo presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Héctor Hugo Ramírez Escobedo, tendrá repercusiones y podemos anticipar que a algunos no les será de su total agrado, especialmente aquellos que han apostado por la confrontación como estrategia y que en ese tenor, parecen no tener el más mínimo de respeto por cuestiones que el instituto político ha pretendido cuidar a lo largo de su historia.

Conflictiva divergencia ideológica

Y no dudamos que esa discrepancia en las ideas vaya a causarle más de un conflicto al nuevo dirigente, que tendrá aparte de los problemas de marcado divisionismo entre los priístas de convicción y los neopriístas de conveniencia, que enfrentar una divergencia de opiniones y prácticas, entre un ala moderada, que tiene claro el concepto de oposición responsable y que pide trabajar por la recuperación del poder con orden, con unidad y sobre todo con estrategias ganadoras.

Pero por el otro lado, está una extensión que no termina de asimilar la derrota y cuyos actores buscan la pugna y la división como táctica; se trata de militantes de reciente incorporación o reincorporación, provenientes de otra línea política, especialmente de izquierda y que además se dicen muy cercanos a quien toma las decisiones partidistas como primer priísta de la entidad y con ese argumento, no dudarán en buscar chantajear al presidente entrante sobre cómo a su juicio deben hacerse las cosas.

Armar el rompecabezas

Para nadie es desconocido la capacidad de diálogo de Hugo Ramírez, sin embargo, no sabemos si será suficiente para resolver estos y otros conflictos que han marcado la división interna; será importante su determinación para armar el rompecabezas en que se ha convertido su partido en los últimos 15 años.

Pero de lo que no puede quedar lugar a duda es que intentará a toda costa realizar un buen trabajo, primero de cara a un proceso electoral en el que el PRI a nivel estatal buscará el carro completo y como cabecera de distrito, Jerez debe ofrecer un buen resultado, luego pensar en el proceso siguiente que es la renovación del ejecutivo estatal, la Legislatura y Ayuntamientos y de entrada –aunque falta todavía mucho tiempo–, Ramírez Escobedo se coloca al frente en la búsqueda de la candidatura, a nivel local, en lo que se refiere a su partido.

Evento Bipartidista

Con respecto a la convención de delegados realizada este fin de semana, algunas voces no dudaron en señalar que se trató de un evento bipartidista, con reconocidos perredistas hoy convertidos en priístas, posesionados de muchos espacios en el Concejo tricolor.

Fue notoria la equivocación del delegado del Comité Directivo Estatal quien aseguró que todos los ahí presentes le dieron su respaldo en 2010 a Miguel Alonso Reyes, aunque a decir verdad, logramos ubicar a algunos que hicieron abiertamente campaña a favor de Antonio Mejía Haro y que meses después, ya con el nuevo gobierno en funciones, fueron parte de una afiliación masiva y en menos de lo que ellos mismos esperaban, ya tomaban decisiones.

El PRI no cambia

Hay prácticas que en el PRI nunca van a cambiar, como la vieja costumbre de maquillar cifras y actuar en base a simulación; en la asamblea se dijo que estaban presentes 258 de 354 consejeros y había quorum legal; en realidad, delas 150 sillas que fueron colocadas, se ocupó en promedio el 85 por ciento de ellas, más otros consejeros que se encontraban en el presídium, algunos un poco dispersos y otros que llegaron después de cerrado el registro.

Tal vez si los escrutadores hubieran sido más estrictos y no estimar la mayoría a ojo de buen cubero, habrían comprobado que posiblemente no existía el requisito de la mitad más uno para validar la elección.

Pero como era planilla única, sin oposición que proteste, no hubo ni habrá apelaciones que impidan el resultado que se validó con una votación y con la entrega dela constancia respectiva que obviamente ya estaba elaborada con antelación.

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