La “nueva normalidad” en México

JACOBO CRUZ

Hoy que México enfrenta la crisis sanitaria, los severos problemas económicos, el desempleo, el riesgo de hambruna y la presión del gobierno norteamericano para que se reactive la producción se requiere de mexicanos patriotas y no los que tenemos ahora que le obedecen ciegamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, eso implica que  defiendan sus planteamientos, que hagan valer sus conocimientos científicos en cada una de las áreas de gobierno que desempeñan, que discutan con el ejecutivo para que no se minimicen los datos que presentan ante la nación mexicana y el mundo.

Recordemos que cuando se dio a conocer que la enfermedad causada por el virus SARS-Co V-2 se extendía por el mundo, por lo que la máxima autoridad en materia, es decir la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo que determinar que se trataba de una pandemia y junto con ello exhortaba a las autoridades que implementaran las medidas sanitarias, el presidente mexicano invitaba a las familias a pasear, a darse muchos besos y abrazos porque aquí no pasaría nada, luego, ya más avanzada  la enfermedad el mandatario mexicano recurrió a los amuletos, tarjetas milagrosas e imágenes de santos que no tuvo empacho en presentar en su conferencia matutina, tal como lo hizo con una imagen del Sagrado Corazón y desde la tribuna exclamó: “Detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”, forma muy impropia y lejana al estadista que México necesita en estos tiempos para resolver los problemas del país.

Con este hecho se fractura uno de los mandatos establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos asentado Artículo 130 que trata sobre la separación de la Iglesia y el Estado dado que tienen ámbitos distintos de competencia. En ese sentido al Estado sólo le interesa la materia religiosa en cuanto a su relevancia social, por ejemplo en lo referente a la propiedad, adquisición y transmisión de inmuebles destinados al culto o a las actividades propias de la agrupación religiosa, la protección del patrimonio artístico y cultural de la nación, etc., pero lo que vemos en el actuar del Presidente invocando protección del Altísimo, así como buscar la distribución de la cartilla moral con instituciones religiosas argumentando que así se reconstruirá el tejido social, es una estrategia más de dominación al pueblo mexicano que se agrega a la entrega de dinero que ha servido siempre para la compra de conciencias y así denigra también la aportación histórica de Benito Juárez García y las reformas que impulsó, que por cierto es la lámpara que guía al de la Cuarta Transformación, según declara.

Yo creo que en el gabinete presidencial hay gente valiosa, quienes cursaron sus estudios superiores y que sin duda les costó su esfuerzo económico y desmañanadas para profesionalizarse, pero están siendo demeritados, por tanto deben hacerse valer y no dejarse ningunear por su jefe quien con regularidad  los contradice, los exhibe y pone en duda sus capacidades como conocimientos, por tanto el resultado al frente de las secretarías es bastante deficiente muchas veces por la tozudez, por la visión unipersonal del presidente y finalmente porque considera que él puede seguir engañando a todo el pueblo mexicano, pero se está equivocando.

Entonces el regreso a la nueva normalidad también requiere una postura crítica de los funcionarios federales, aunque pongan en riesgo su titularidad, pero es necesario se dejen las ocurrencias, porque está demostrado que para el ejercicio gubernamental no valen las creencias religiosas con las que se enfrenten problemas reales como la covid-19 que será responsabilidad del Dr. Hugo López Gatell.

Sin duda es un gran reto para todos los mexicanos y cada uno desde su trinchera deberá exigir las garantías para integrarse a la vida productiva. Algunos ya lo están haciendo y este día el diario El Universal y otros dieron a conocer que tras el anuncio del gobierno federal para el retomo a la «nueva normalidad», especialistas advierten que antes de levantar las medidas sanitarias contra el covid-19 es necesario aplicar pruebas reactivas, a fin de evitar un gran rebrote de la enfermedad. El plan contempla un semáforo para determinar la reapertura de actividades a partir del 18 de mayo en 269 municipios.

Y en todo esto no se debe despreciar la opinión del pueblo pobre que como consecuencia del aislamiento social ha acudido a distintas manifestaciones para pedir auxilio del gobierno federal afirmando que durante estos 53 días han batallado mucho permaneciendo en sus hogares sin comida y sin ayuda. La pérdida de empleo y en consecuencia de dinero para la compra de alimentos, son la causa de la hambruna por lo que, a través de trapos blancos en sus puertas, con cartulinas y hasta cartas a mano dirigidas al presidente López Obrador es que solicitan se implemente un programa alimenticio para atenderlos, mismos que lamentan tanta sordera y menosprecio.

Todos queremos que esto termine, que podamos salir a trabajar sin ningún temor a enfermarnos, pero también estamos de acuerdo en que el regreso no debe ser normal, porque eso significaría que los trabajadores continúen explotados al máximo y con el mínimo salario, también que hospitales y clínicas sigan sin medicinas y en abandono. Bastaron dos meses para descubrir que tan desigual es la situación de los mexicanos porque como miles de gentes lo testimonian en sus casas: no hay frijoles ni tortillas que llevarse a la boca. Por el momento Cuarta Transformación ignora quienes le piden auxilio.