La Ley de la Industria Eléctrica y la Transformación de la ineficiente CFE

* La corrupción en el sector eléctrico le cuesta mucho dinero a los ciudadanos.
* Persiste una burocracia abusiva en la Comisión Federal de Electricidad.
* Las tarifas eléctricas en México de las más caras en el mundo.

MANUEL IBARRA SANTOS

El senado aprobó por mayoría el pasado fin de semana, la propuesta de iniciativa de Ley de la Industria Eléctrica que busca hacer competitivo al sector, abrir el mercado a la inversión privada nacional y extranjera, reducir las tarifas del servicio, fortalecer la transferencia de conocimiento tecnológico y transformar la ineficiente y corrupta Comisión Federal de Electricidad (CFE), que para nada, como se ha dicho, es una empresa de “talla mundial” y que desde hace tiempo, por si fuera poco, se ha constituido en un lastre y obstáculo para el desarrollo económico de la Nación.

La propuesta de Ley de la Industria Eléctrica, con una estructura de 151 artículos y 20 transitorios, que ahora se encuentra para su discusión y aprobación, en el terreno de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, generará las condiciones para la conformación de un mercado eléctrico competitivo, alejado de prácticas monopólicas, que además, favorezca, mediante la creación de un Fondo de Servicio Universal, acciones de electrificación para comunidades rurales y zonas marginadas.

Algunos críticos sostienen que esta reforma es de gran calado, solo comparada en dimensiones con la registrada en este sector en 1960, por el presidente Adolfo López Mateos.

El artículo 78 de la mencionada Ley contempla, de manera precisa, la apertura a la inversión privada nacional y extranjera en el sector de la industria eléctrica para hacerlo competitivo y considera la asociación de capitales mexicanos e internacionales, así como el impulso a los procesos de transferencia de ciencia y tecnología de frontera.

La misma normatividad define el funcionamiento del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), como el organismo público descentralizado con autonomía jurídica y facultades plenas para mantener la seguridad, la calidad, la confiabilidad y la continuidad del Sistema de Energía Nacional (SEN), al margen de procedimientos monopólicos, pero con una fuerte regulación del mercado por parte del Estado mexicano.

Se establece, igualmente, la eliminación del subsidio generalizado a la tarifa eléctrica, para substituirlo con subsidios focalizados en beneficio de los sectores de menos recursos en zonas rurales y urbanas del país.

La Ley de la Industria Eléctrica prevé modalidades de contratación entre el Estado y particulares, para que estos contribuyan con su capital, tecnología y experiencia a la expansión y mejoramiento de las redes de distribución de energía.

La transformación de la Comisión Federal de Electricidad

La creación de condiciones de apertura para un mercado de competencia no monopólica, propiciarán por consecuencia la transformación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que se ha constituido como empresa, en un lastre para el desarrollo productivo y económico de la República, porque está atrapada en los intereses de una alta burocracia y en un océano de prácticas de corrupción, que cuestan mucho dinero a los mexicanos.

En un estudio reciente realizado por empresarios mexicanos, se revela que las tarifas industriales de energía eléctrica son superiores en un 135 por ciento a las que se tienen en la Unión Americana, en tanto que los servicios residenciales son mayores a un 150 por ciento. Nada comparables y si muy onerosos.

En términos generales, las tarifas del servicio domiciliario de energía cuestan en México hasta cuatro veces más que en la Unión Americana. Estos y otros elementos hacen que los servicios de energía eléctrica en el país pierdan competitividad, eficiencia y ésta no se constituye en elemento de prosperidad para la Nación.

Esto sin agregar los insultantes y excesivos privilegios que mantienen los integrantes de la burocracia sindical de la Comisión Federal de Electricidad, que son más de 60 mil empleados.

Mencionemos tan sólo un ejemplo de las conductas abusivas: los trabajadores de esa empresa consumen gratuitamente en promedio acumulado por año 968 millones de kilowatts-horas, que le cuestan a la compañía más de dos mil 500 millones de pesos, los que finalmente se cargan a los bolsillos de los mexicanos, lo cual se tipifica como un robo, un insulto y un acto de impunidad, que nadie detiene ni castiga.

Una reforma sin reversa

El sector de la industria eléctrica entrará a una profunda reforma que, ojalá, produzca beneficios para los sufridos usuarios, que ayude a reducir tarifas de servicios, disminuya la corrupción en el sector y que finalmente se convierta en factor de prosperidad para el país.

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