El transporte nuestro de cada día

RAÚL MANDUJANO SERRANO *

El transporte nuestro de cada día.- El kamasutra de las posiciones editoriales entiende la gravedad por la que atraviesa el transporte colectivo de pasajeros. La autoridad por ende, tendría que saberlo. Y no es porque ellos se trasladen en unidades privadas o públicas (por pertenecer a la dependencia en comento) y en su vida quizá, hayan utilizado un autobús. Pero están ahí y deben resolverlo. Por un lado están los transportistas y concesionarios, y por el otro los usuarios, al fin de cuentas una disputa social y una relación incluso perversa.

Hace un par de días, Guillermo Rojas Rojas y Alejandro Hernández, voceros, concesionarios y ramales de las empresas del servicio público de pasajeros dieron la cara a los medios de comunicación y, ciertamente tienen razón (desde el punto de vista de su sector). Veamos los por qué’s. En sí mismo, si cada incremento mensual de gasolina y diesel les impacta, lo que mayor problema les causa es el aumento en el precio de las refacciones. Una unidad por el constante uso se deteriora gravemente y deben repararla porque al fin de cuentas es un negocio y de él subsisten muchas personas, así que si todo sube ¿por qué no habría de hacerlo el pasaje que en los últimos 3 años ha mantenido su cuota-pasajero a fin de apoyar la economía?

A juicio de ellos, la sobreoferta, la inseguridad y las malas condiciones de las vialidades imposibilitan mantener las unidades en buen estado. En este escenario donde el más afectado es el usuario, también las empresas son víctimas e insiste en comprender este elemento el hacedor de las crónicas mandujanescas empero, si el costo del pasaje, hoy de 7 pesos, pasará a 9, es decir un aumento de 2 pesos, que representaría más del 35 por ciento, habría que exigir entonces el 35 por ciento de mejoras y cambio de actitud en los transportistas ¿O, no sería así?

En este momento, en cualquiera de las vialidades de la capital del chorizo o de la entidad que sea del país, el llamado pulpo camionero hace de las suyas. Se apoderan de paraderos, avenidas, se estacionan el cualquier lugar, ocasionan accidentes, son cafres sus choferes y son el principal elemento de contaminación del mundo mundial pero, son un mal necesario. La pobreza y un muy limitado ingreso general de la sociedad obligan a usar este medio para transportarse.

Que se haga un pacto, piensa el irreverente columnista: Que lean primero todos (y lo entiendan) el libro de Inteligencia Emocional, de Goleman, principalmente los choferes; segundo, que sus vehículos tengan la función de transportar a personas como servicio público y no lo utilicen sus choferes como medios privados; que tengan donde estacionarse, que gradualmente, pero comprometidos, renueven el parque vehicular y las unidades en desuso sean entregadas al gobierno para ser reparadas y entregadas en las escuelas para uso estudiantil; que accedan a la regularización y ordenamiento del transporte y, más aún, que respeten el reglamento de tránsito. Los ciudadanos no pueden ser bajados a la mitad de la calle ante el peligro de ser arrollados, o de subir igualmente y tampoco los automovilistas pueden ser amedrentados con amenazas de laminazos o golpes.

Una más, no deben olvidar que los ingresos ciudadanos, la canasta básica y los incrementos a todo, repercuten a la población que lo que menos tiene es oportunidad de una aumento salarial digno. Una por otra, respeto al ciudadano, y respeto a su actividad. Ustedes suben, pero también a cambio dan. Sería una buena opción ¿no?

Colofón: Los crímenes en Toluca

Pinche frío, piensa el dramaturgo de los relatos insolentes. Y es que a diario se ha registrado un frente gélido que pone las manos entumidas y ni el café caliente o el tequila reducen la glacial temporada. Y vaya que esto se agrava cuando las noticias diarias conllevan al encuentro desafortunado de la ola violenta de ejecuciones en la ciudad y sus alrededores. El crimen se pasea y no hay freno aparente. Hablamos de en tan sólo 4 días, de una marejada de más de 15 asesinatos. Más helada se pone Toluca y sus habitantes. Hay miedo.

Las preguntas son sencillas, piensa el caminante sotanero ¿Qué debemos hacer los ciudadanos? ¿Qué deben hacer las autoridades? Bueno, inicialmente, dejar de pensar que es pleito entre bandas y que no debemos preocuparnos. Al rato, como siempre ocurre o en otros lados del país, habrá víctimas inocentes que sólo caminaban por el lugar. Esto es de guevos y responsabilidad. Guevos para enfrentarla y echarle inteligencia policial al asunto; y responsabilidad para asumir que las cosas involucran a narco bandas a las que no debe permitirse se adueñen del Estado o de la Ciudad. Hay tienditas por todos lados y extorsiones a comerciantes y ¿Qué? ¿Acaso no sabe nada la autoridad?

La del estribo: Niños

La maestra en el salón de clases le dice a sus alumnos: A ver niños, díganme qué parte de mi cuerpo les gusta más, y yo les voy a adivinar qué es lo que van a ser cuando sean grandes. A ver Juanito, ¿qué te gusta más de mi cuerpo? Su pelo, maestra. La maestra le responde, entonces tú vas a ser peluquero cuando seas grande. A ver Luisito, a ti, ¿qué te gusta más de mi cuerpo? Sus ojos, maestra. ¡Ahh!, entonces tú vas a ser oculista Luisito. A ver Diego, ¿y a ti? A mí me gustan sus dientes, maestra.Muy bien, entonces tú serás dentista cuando seas grande Diego. A ver Pepito, ahora dime tú lo que más te gusta de mí. Yo para qué le digo maestra, acabo de descubrir que quiero ser lechero. Hasta otro Sótano.

* Periodista

[email protected] tw:@raulmanduj

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