Menos gasto en elecciones, más participación y más acuerdos

Ya hemos hablado aquí, con anterioridad, de los estudios internacionales que revelan que nuestro país es uno de los que más desencanto muestran con la democracia en el mundo, como es el caso del Latinobarómetro.

Y también hemos insistido en el imperativo ético que tenemos en México de generar, desde la esfera pública, motivos para que la sociedad se reencuentre con su vocación democrática y destierre de su abanico de posibilidades elegir gobiernos y gobernantes autoritarios.

Ese es el espíritu que ha orientado una buena parte de las iniciativas que he suscrito como diputado local y, de forma particular, la reforma constitucional que junto a Xerardo Ramírez presenté el martes pasado en el Congreso del Estado, para homologar los procesos electorales de orden local con los federales.

Dicha homologación tiene tres objetivos concretos: reducir el costo de los procesos electorales, incentivar la participación ciudadana y facilitar la construcción de acuerdos políticos en Zacatecas.

Sobre la reducción de costos, lo primero que debemos hacer es dimensionar el tamaño del gasto al que nos referimos. Por sólo poner el ejemplo de las elecciones intermedias para diputados federales del 2009, el gasto total fue de 20 mil 887 millones de pesos, equivalentes al 85% del gasto total en ese año del Programa Oportunidades.

Cabe destacar que en ese proceso electoral del 2009, en el que fueron electos diputados federales, menos de un 45% de los electores zacatecanos emitieron su voto.

Asimismo, nuestro estado registra los costos más altos de su vida electoral, tanto en años donde no hay procesos electorales, (43.30 pesos per cápita en el 2008), como en años donde sí hubo procesos electorales (73.66 pesos per cápita en el 2007).

En el 2008, nuestro gasto per cápita en asuntos electorales fue 17 veces más alto que el de Puebla y en el 2007 11 veces mayor al de Hidalgo, que también tuvo elecciones.

Además hay que puntualizar que ese costo de los procesos electorales no es normal. El gasto per cápita promedio de nuestro país es 18 veces superior al de América Latina.

De esta manera, pese a las carencias que instituciones y partidos políticos puedan argumentar, no hay manera de explicar los altos costos de la vida electoral en Zacatecas.

Los ahorros de homologar las elecciones podrían darse de forma concreta en varios rubros, como la impresión y distribución de la lista nominal, el almacenamiento y distribución de material electoral, el equipamiento de casillas y la impresión de la documentación electoral.

Ahora bien, ligado a la reducción de gasto, la reforma que proponemos para homologar las elecciones locales y zacatecas arrojaría un beneficio paralelo: incentivar la participación ciudadana en los procesos electorales.

Históricamente, los procesos con índices de participación ciudadana más bajos en Zacatecas (y en otros estados del país) son aquellos en los que se elije de forma exclusiva a los diputados federales.

Es claro que la posibilidad de que los ciudadanos elijan a sus alcaldes, gobernador o Presidente de la República, influye positivamente en la participación cívica, dada la tradición presidencialista de nuestra cultura política.

En nuestra propuesta, la elección intermedia de diputados federales coincidiría, a partir del año 2015, con la elección de Ayuntamientos y Diputados Locales, y a partir del 2021, con la elección para gobernador, asegurando (dada la evidencia empírica reciente) un incremento en la participación ciudadana de cuando menos 20 por ciento.

Ese incremento en la participación abonaría en la legitimidad de los representantes electos y reduciría la influencia que prácticas clientelares y corporativas de coacción del voto tienen sobre los resultados electorales.

Y como beneficio último de la reforma constitucional para homologar las elecciones locales y federales, está la construcción de acuerdos.

En Zacatecas, según la calendarización electoral que hoy prevalece, enfrentamos cuatro procesos electivos constitucionales por sexenio, además de los procesos internos de los partidos políticos.

Para nadie es un secreto que esa saturación electoral deriva en una polarización natural de las fuerzas políticas que impide la construcción de agendas comunes de gobierno y acuerdos legislativos entre los distintos grupos parlamentarios.

Con la homologación de tener un año de “asueto electoral”, por cada periodo legislativo, pasaríamos a tener dos (cuatro años de “asueto electoral” por sexenio), incrementando la ventana de construcción de acuerdos en un cien por ciento.

En un estado en el que las reformas institucionales y jurídicas de relevancia en las últimas décadas pueden contarse con los dedos de las manos, facilitar la construcción de acuerdos no es un asunto menor.

Una democracia menos cara, más participativa y orientada a la construcción de acuerdos, es lo que buscamos con la homologación de las elecciones que hemos planteado. Esperamos que haya la sensatez suficiente para aprobar la reforma.

*Diputado local
[email protected]

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