Marea Verde y la violencia machista

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

¡La marea verde somos todas! Porque es un movimiento colectivo que se ha extendido desde Argentina, país ubicado en el sur del continente americano y donde nació, hacia otras latitudes del mundo. En México no ha sido la excepción, su objetivo fundamental en lograr que el aborto sea un derecho real para las mujeres…pero tiene en sus luchas otras demandas como combatir, exhibir y mostrar las múltiples violencias que sexuales y la persecución de la justicia para las víctimas.

Así, la Marea Verde es una forma de mostrar ese feminismo que lucha por los derechos de las mujeres que gana terreno en las calles, a pesar de la pandemia, y en las redes sociales cuando la emergencia sanitaria lo demanda o como una práctica para denunciar sistemáticamente lo que no acaba de pasar por la vida de las mujeres: las violencias de todo tipo, reitero.

En Oaxaca Marea Verde se ha multiplicado, con o sin pañuelo verde. El 25 de septiembre de 2019 fueron fundamentales en la aprobación de la reforma constitucional que permite que en esta entidad el aborto sea posible y legal, hasta la semana 12 de gestación. Un hecho que fue señalado como histórico, no es para menos, si consideramos que en este país faltan 30 entidades por conseguir ese derecho.

Lo que quiero decir es que la fuerza de las mujeres se manifiesta en la multiplicidad de voces que gritan al mismo tiempo, incluso, cuando salen a la calle, forradas de pies a cabeza para no ser identificadas, perseguidas o molestadas por las autoridades para exigir derechos, como ya vimos sucedió recientemente en León, Guanajuato, donde más de 20 jóvenes fueron arrestadas, agredidas física y sexualmente nada más ni nada menos que por elementos de la policía estatal de aquella entidad. Su “delito” protestar por grotescas agresiones sexuales en contra de otra joven. Sin duda una acción que quedará en las bitácoras de la violencia institucional, por vil y muy aberrante.

Marea Verde está conformada por estudiantes, profesionistas, comerciantes… son mujeres muy diversas, cansadas de pasar por lo mismo cada día, pero lo más importante es que son mujeres que se indignan ante el sufrimiento de las otras, a veces, personas que no conocen personalmente, pero que están conscientes que las luchas feministas son colectivas: ¡si tocan a una nos tocan a todas!, dice una de sus arengas en las batallas urbanas.

La semana pasada empezó a circular en redes sociales, a manera de escrache, la imagen de un maestro de preparatoria y de nivel superior por acosador y hostigador sexual de sus alumnas. De acuerdo con un testimonio dejado en redes sociales, serían años de actos de impunidad quizá en contra de más cien estudiantes. Sin precisión ni certeza se sabe que al menos una de las víctimas presentó una denuncia ante la instancia correspondiente. (https://www.semmexico.mx/?p=24342)

Su nombre Antonio Emmanuel B.S. y mostraron en redes sociales su fotografía, además de exigir a las instituciones donde trabajaba que no le permitieran más laborar, considerándolo como un peligro para el resto de las mujeres que trabajaban con él y, claro, para sus alumnas. Ya no me quiero imaginar lo que pudiera suceder con las mujeres que lo rodean dentro de casa o sus amistades, pero lo cierto es que “el doctor” es un peligro real para las mujeres.

En cosa de un día, instituciones como la Corporación de Radio y Televisión de Oaxaca (CORTV) anunció que Antonio Emmanuel había presentado su renuncia, claro que fue a petición de parte, no es que el señor estuviera interesado en irse solo porque estuviera avergonzado de cometer los delitos de acoso y hostigamiento sexual, ¿acaso no es eso lo que le da valor como buen macho mexicano? La figura que sigue permeando el ser hombres de respeto. Y eso me parece correcto, que lo hayan echado, como sucedió al día siguiente, sábado, del colegio particular Blaise Pascale donde, como lo hizo CORTV también le dieron las gracias.

(https://www.semmexico.mx/?p=24354)

Sin duda, quienes bajo sus vestiduras académicas y profesionales, siguen cometiendo este tipo de delitos deben echar sus barbas a remojar porque Marea Verde o las feministas de Oaxaca irán por ellos. No tendrán tregua como aseguran las feministas.

La otra opción es que quienes están al frente de las instituciones, donde muchas veces se les encubren, haciendo como que no pasa nada porque se sigue pensando que lo normal es que los señores se explayen y muestren sus mandatos de género como machos alfa, o para no meterse en líos laborales que les podrían representar pérdidas de dinero si les meten demandas a las instituciones o empresas para las que trabajan, pero lo cierto es esos machos alfa cometen delitos, así al menos está en el Código Penal de Oaxaca (Artículo 241), de ahí que lo más sano es que empiecen a “limpiar” la casa y los pongan de patitas en la calle, sobre todo si trabajan en instituciones de gobierno o educativas, porque para esas instancias también hay leyes y quizá una que pudiera ayudar a entender es la Ley General o la Estatal a una Vida Libre de Violencia de Género, además de la normativa internacional que existe al respecto. O sea, no hay salida.

Lo otro y muy difícil, considerando el desquebrajado sistema de procuración de justicia (léase Fiscalías), será hacer que las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres de todas las edades acudan a poner sus denuncias, que, aunque pareciera perdida de tiempo por la falta de respuestas, porque la justicia ni es rápida ni es expedita, ni tiene mecanismos de investigación científica, ni dada por el estilo, se asienta, ahí quedan, son necesarias. Algún día quienes legislan se pondrán en los zapatos de las víctimas y verán que hay que replantear los mecanismos para hacer reaccionar los mecanismos de justicia.

En fin, solo quería decir que algo se mueve. Las protestas callejeras, virtuales o escarches dan una parte del resultado. Esta vez, dos instituciones actuaron y eso es una ganancia para las víctimas de Arturo Emmanuel, que reitero, se cuentan por más de cien.