Los latinos, las mujeres y la NFL

MARIA DEL SOCORRO CASTAÑEDA DÍAZ

Esta semana, en el día-palindromo (02 02 2020) fue posible observar uno de los espectáculos más populares cuya transmisión a nivel mundial garantiza que habrá millones de personas frente a la televisión: el LIV Súper Tazón, la final de la NFL. Este año, de acuerdo con los organizadores, 102 millones de personas presenciaron el encuentro entre los Jefes de Kansas y los 49’s de San Francisco, a través de la cadena de televisión Fox, su red en español Fox Deportes y las propiedades digitales de Fox, la NFL y Verizon Communications Inc[1].

La verdad es que en estos tiempos alcanzar esa cifra de personas viendo la televisión no es una tarea sencilla. Obviamente la repercusión de esa transmisión en redes sociales amplificó su popularidad. De repente muchos usuarios de éstas parecieron interesados en un deporte que es un negocio importante en Estados Unidos, y se amplía hacia algunos países de Europa, además de su fuerte presencia en México, por supuesto, aunque hasta ahora, no ha logrado una verdadera popularidad global[2]. Me atrevería a decir que muchas personas que presencian la final del futbol americano fuera de Estados Unidos, además de entender poco sobre el deporte de las tacleadas, se interesan más en los 15 minutos que muestran un espectáculo musical en medio de los cuatro cuartos.

En el medio tiempo del Súper Tazón se han presentado estrellas como Michael Jackson, Paul McCartney y los Rolling Stones, y cada año hay una gran expectación por presenciar esos espectáculos[3]. Este 2020, lo que vimos fue una presentación que pretendió mostrar la importante presencia latina en Estados Unidos, aprovechando la sede, Miami, que es la sexta ciudad con mayor número de personas hispanoamericanas, con un millón 887 mil 266[4]. Qué mejor escenario para hacerle un guiño a la población migrante originaria de América Latina. A fin de cuentas, son ellos potenciales consumidores de todos los productos de la NFL, que obviamente no sólo son las transmisiones de los partidos, sino cualquier cantidad de gadgets, que van desde los jerseys oficiales, hasta chamarras, balones, gorras, ropa para bebés y cualquier cantidad de mercancía relacionada con los equipos afiliados a la liga de futbol americano.

Y sí, los latinos en Estados Unidos y por supuesto también los que viven fuera, son consumidores importantísimos que le permiten a la NFL esas ganancias millonarias. Tal vez por eso, el espectáculo del medio tiempo este año fue dedicado a ellos. No se puede negar que se trata de un gran golpe de mercadotecnia porque, además, involucró dos temas clave que en los últimos tiempos forman parte de la agenda mediática mundial: la migración, tan castigada últimamente en Estados Unidos, y el feminismo, tan defendido por muchas organizaciones en muchos lugares del mundo.

Así, invitar a dos latinoamericanas como la cantante colombiana Shakira y a la actriz puertorriqueña Jennifer López, fue una maniobra interesante que, entendámonos bien, la NFL puso en marcha no porque tenga un interés genuino en abanderar causas justas, sino porque, al agradar y parecer una organización políticamente correcta, puede ganar adeptos que van a seguir viendo el futbol americano que, por cierto, de acuerdo con un sondeo realizado en 2018, habría perdido nueve por ciento de popularidad en cuatro años[5], de ahí que no me parece tan descabellado considerar un cambio de estrategia para conquistar o al menos fidelizar al mercado latinoamericano.

La verdad es que sería mucho más lindo poder ver estos espectáculos con la mera intención lúdica que representan, pero ya ni eso se puede. Encontré por ahí una publicación que más bien parecía un muro de las lamentaciones, en la que alguien mencionaba que no debíamos dejarnos engañar, y que la presencia de personas latinas en el Súper Tazón obedecía solamente a un deseo insano de “apropiarse de nuestra riqueza cultural, aprovechar nuestros cuerpos mientras les sirven para beneficiarse y/o divertirse”[6].  Tampoco es para tanto y habría que mencionar que las dos cantantes viven de vender su talento, así en realidad que se trató de un intercambio comercial entre quienes las contrataron y ellas.

Lo que habría que considerar es que aprovecharon el escenario para mandar algunos mensajes interesantes, y a pesar de las críticas de los puristas que se rasgaron las vestiduras diciendo que había sido un espectáculo terrible, vimos a una Jennifer López exhibiendo una bandera de Puerto Rico, el estado más olvidado por la administración de Donald Trump, que últimamente ha sido muy castigado por la naturaleza, entre huracanes y terremotos. Escuchamos además a una niña de origen latino, Emme Muñiz, hija del cantante Marc Anthony y de la misma JLo, reivindicando sus derechos al interpretar una melodía clásica, Born in the USA. No olvidemos que se trata de una canción de protesta que no exalta el nacionalismo, y, por el contrario, critica el sueño americano y reprocha a la autoridad el maltrato sufrido por los veteranos de la Guerra de Vietnam. Eso, sin contar la presencia de niños en el escenario, que cuando aparecieron estaban encerrados en jaulas, tal como los pequeños migrantes separados de sus familias.

Con todo y las críticas de los grandes conocedores, sobre todo JLo aprovechó la ocasión para, a través de lo que sabe hacer, dejar claros algunos puntos. Por ejemplo, al simular trepar al Empire State, evocando a King Kong, dejó claro su mensaje: “las mujeres en la cima”.

Sin duda, el show de medio tiempo (que además, ha sido el que ha tenido el mayor número de bailarines en escena en la historia del Súper Tazón) fue una muestra de energía y, a agua pasada, deja una buena impresión porque, independientemente de los intereses económicos, puso en la mesa otra vez aspectos muy importantes que tienen que ver con una sociedad en la que tal vez a través de las expresiones artísticas sea más sencillo que más personas comprendan algunas situaciones que estamos viviendo.

Que las mujeres latinas puedan estar en la cima, que se evidencie la situación de los niños niñas y adolescentes migrantes y que ambas cosas se hagan cantando y bailando con una tremenda energía, no es cosa menor, sobre todo si consideramos a los millones de espectadores que a lo mejor no le entendieron a la primera, pero tal vez lo hagan poco a poco, gracias al eco que ha tenido el espectáculo, tan repetido ya en Internet, particularmente a través de las redes sociales.

Más que la salsa, el tan odiado reguetón o las cirugías y el botox de las dos cantantes, incluso más allá del lucro de la NFL que no es la beneficencia pública sino un negocio redondo, habría que dejar a un lado los cultos prejuicios y considerar que el mensaje, en el fondo, no fue tan banal como muchos piensan, y que la manifestación artística cumplió con su misión, aunque para algunos haya sido casi un sacrilegio ver precisamente a Shakira y a JLo mancillando el escenario. A los seguidores del futbol americano que se sintieron agraviados y ofendidos por la presencia de las latinas en el medio tiempo, sólo puedo decirles que en gustos no hay nada escrito, que el espectáculo cumplió y que la verdad, quienes no estaban en el estadio, podían tranquilamente levantarse de su asiento, hacer otra cosa o simplemente cambiar de canal.

 

[1] Disponible en https://elcomercio.pe/economia/negocios/super-bowl-2020-atrae-a-102-millones-de-espectadores-un-leve-aumento-frente-al-ano-pasado-nfl-fox-verizon-noticia/

[2] Disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/02/140127_futbol_americano_exterior_jgc

[3] Disponible en https://www.tudn.com/mas-deportes/artistas-memorables-que-han-estado-en-el-gran-show-del-super-bowl-fotos

[4] Disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-47036609

[5] Disponible en https://www.eluniversal.com.mx/universal-deportes/futbol-americano/el-americano-pierde-popularidad-en-eu

 

[6] Disponible en https://www.facebook.com/laura.gardunogarcia.9/posts/10104995127162171

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