Los maestros frente a los nuevos escenarios de la Reforma Educativa

“La función de los profesores es forjar conciencias comprometidas con la transformación de México”: José Vasconcelos

* Los reacomodos de las estructuras del sistema educativo en México y Zacatecas; el SNTE su reestructuración interna, su relación educativa y su rol político; la ausencia de políticas coherentes de formación de maestros en la entidad.

MANUEL IBARRA SANTOS

Los maestros, profesión en nuestro país con una tradición de casi 200 años de historia, tienen frente a los escenarios de la reforma educativa y los entornos post/modernos de los aprendizajes digitalizados y en red, una serie de enormes desafíos. Pero quizá, el reto mayor está en el compromiso de recuperar confiabilidad ética y credibilidad social, por la vía de la consolidación de un renovado horizonte de profesionalización, que los constituya en factor detonante de los procesos de enseñanza – aprendizaje de calidad.

Con la reforma educativa nacional, ha surgido no solamente un nuevo estatuto jurídico que regula las relaciones entre los profesores, el SNTE y el Estado, sino también un distinto paradigma de gestión administrativa, de los aprendizajes y de reclutamiento laboral  de los docentes, lo que ha originado un reacomodo gradual de las tradicionales estructura del viejo sistema educativo de corte patrimonialista y corporativo. Hoy el sindicato magisterial experimenta un sacudimiento interno que ha redefinido su relación con la dimensión educacional y su rol político con sus agremiados.

Por eso, la tarea de quienes participan del hecho educativo, particularmente del desempeño laboral de los profesores estará siendo diseccionada, a partir de ya, bajo la lupa de la evaluación y la rendición de cuentas, en un sistema público de enseñanza cuya característica ha sido la opacidad profunda.  Ojalá esto ayude a superar la mediocridad y la actitud excluyente de los servicios educativos que ofrece a la población el Estado mexicano y contribuya así a propiciar una racionalidad académica de la calidad, de la eficacia y la eficiencia.

En este entorno impuesto por los cambios tecnológicos, científicos, económicos, políticos y socio-demográficos, requerimos –como una gran demanda histórica- un nuevo perfil y paradigma de docentes altamente profesionalizados, multifuncionales, con profesores que sean gestores de los procesos del aprendizaje significativo, que guíen y orienten, que racionalmente investiguen e innoven, que sean promotores de la educación en valores y que sean un referente ejemplar en el contexto colectivo. A ninguna sociedad conviene contar con un ejército de maestros sin credibilidad y desprestigiados.

El cumplimiento de la anterior premisa implica sentar las bases de un sistema de formación de maestros de excelencia, si  es que queremos en realidad una educación de calidad. Esto pasa necesariamente por la transformación de las escuelas normales del país y la rearticulación de nuevas instituciones adecuadamente acreditadas a esa función de formar los profesores que México requiere para su desarrollo.

En Zacatecas, por cierto, cuna en  1825 de la primera escuela Normal lancasteriana formadora de maestros en el país y en el continente americano, se padece  la ausencia de políticas coherentes y sistemáticas en materia de formación de docentes. Persiste una fuerte tradición asociada a la improvisación y la simulación.

El nacimiento y origen de una profesión fundamental:

En el siglo XIX, coincidente con la consumación del movimiento de la Revolución de Independencia, nace en el país la docencia como una actividad liberal regulada por los ayuntamientos.

La profesión magisterial trasciende luego en su misión, hacia finales del siglo XIX e inicios del XX, como una tarea que ubica a los profesores como apóstoles, misioneros y soldados de la República, conceptualizados a través de  una fuerte carga ideológica que los convierte, lo mismo en educadores que en activistas político/ideológicos promotores por medio del voto de las causas del Estado y de sus representantes, muchos de ellos cobijados con una armadura de corte feudal.

Esa concepción patrimonialista, clientelar y corporativa mantiene en nuestros días, raíces profundas (no superadas todavía), lo que ha propiciado radicales contradicciones históricas y una orientación maniquea que ha alentado en la actualidad la satanización de la tarea de los profesores, ubicándolos simplonamente como los responsables de todos los males del sistema educativo nacional, lo cual es a todas luces falso. En realidad los maestros han sido, en ese sentido, sólo víctimas de las omisiones, sesgos, desviaciones y perversiones que en materia educativa ha tenido el Estado y sus diferentes niveles de gobierno.

De igual forma, durante muchos años, el mismo Estado se olvidó y abdicó de su función esencial de inducir la constitución de un sistema de formación de maestros de excelencia y de calidad, que ayudase, asimismo, a configurar un contexto en donde los profesores sean tratados, también, con dignidad, equidad y justicia económica y social.

Maestros, nación y patria:

En la actualidad, ya nadie discute que para obtener mayor calidad educativa y lograr mejores resultados en el aprendizaje de los alumnos, imprescindible es contar con profesores bien preparados, pero que sean tratados con dignidad y que se hagan respetar por su labor incuestionable que presten al servicio de la sociedad.

Hoy como antes, la misión de los profesores de México “es la de forjar conciencias comprometidas con la Nación  y que ayuden a orientar la energía social para la transformar la Patria de todos”, así lo afirmó en alguna ocasión el “Maestro de América”, José Vasconcelos.

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