Leticia Soto estorba a la democracia zacatecana

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JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX *

El rechazo a los partidos políticos es natural, sobre todo después de que el PRI fue un mal ejemplo durante 70 años, a los que siguió el PAN con sus políticos persignados -más a la derecha que Sandoval Iñiguez, el ex cardenal de Guadalajara- una putrefacción con el poco apto Vicente Fox y el ocurrente Felipe Calderón, y como tercero al bat, el nepotismo, la corrupción y la ausencia de democracia en el PRD, que cancelan las razones que tuvo su nacimiento para contrarrestar al partido de Estado: muy mal parada dejan a la política en México. Del Niño Verde y su papi muy poco tenemos que hablar, como del salinista Partido del Trabajo, que con su origen ha definido su futuro y del Movimiento Convergencia, con un dirigente que fue encarcelado por su propio partido por corrupción y que pertenece al equipo del finado Gutiérrez Barrios, un hombre de manos chicas e instintos asesinos, que empleó contra los ciudadanos de este país durante muchos años.

Zacatecas, -pionera desde su fundación de actos heroicos, contribuciones generosas para la corona española, batallas épicas, personajes que hemos exportado la mundo por sus cualidades y experiencias que son un orgullo para la nación entera y para quienes tenemos el honor de haber nacido en estas tierras rojas- es nuevamente innovadora de la modernidad democrática. Se ubica con ello, en la punta del iceberg para demostrar a la nación que somos consecuencia de la historia. Por eso florecemos como precursores en la reforma electoral, que permite la participación directa del ciudadano, sin acudir a la franquicia o al membrete de los partidos políticos.

Después de un debate álgido en la cámara de diputados, donde los cohechos estuvieron a la orden del día y los recursos públicos jugaron un papel fundamental, bajo una estrategia encabezada por el gobierno del Estado para impedir que los ciudadanos pudieran competir en forma directa para derrotar a la corrupción y al “más de lo mismo” de este círculo vicioso que a todos no tiene cansados. Fue una votación difícil, prácticamente empatada, y polémica. La intervención de tribunales nacionales legitimó la aspiración popular de poder decidir sobre sus candidatos sin tener a los partidos de por medio.

Sin embargo hoy, la dueña del Instituto Estatal Electoral, abogada que lucha incansable por su permanencia eterna en las nóminas oficiales, heredera de una formación jurídica de un padre ejemplar, que ahora convierte su historia en chicharrones y destruye la esperanza de un pueblo de derrotar a la tiranía de la que ella misma forma parte.

Bastaron unas horas para que las feministas Leticia Soto y la diputada Luz Domínguez, cerraran toda posibilidad de convertir a Zacatecas en ejemplo nacional para la democracia, con el aval de tribunales federales, para regresar al pueblo la posibilidad de gobernarse con sus mejores hombres y mujeres.

Los ciudadanos que intenten registrarse para una candidatura de elección popular en una población que tenga 15 mil habitantes, requerirán del 15 por ciento del aval de los empadronados, como en el caso de Susticacan. Huanusco solicitará 705 firmas, Juchipila casi 2 mil, Villa de Cos más de 2 mil y en Guadalupe y Zacatecas, las firmas a recabar superarán las 5 mil en cada uno de esos municipios.

Si hablamos de distritos, Fresnillo requerirá de más de 11 mil firmas, en Juchipila habrá de contarse con el respaldo de casi 9 mil personas para poder competir contra los omnipotentes partidos políticos, quienes sólo tienen que “coser y cantar” enviando al IEEZ sus listas de candidatos.

Para poder lograr el registro como candidato ciudadano, habrá que presentar la “firma autógrafa” de quien lo impulsa, y cada una de ellas deberá hacerse mediante una fe de hechos notariada.

No aceptaron el cotejo de firmas en términos generales. Una por una: por lo que habrá que pagar al notario, que no sabemos si esto orienta la ley hacia la democracia popular o al enriquecimiento de estos profesionales. Cabe decir que Zacatecas sólo cuenta con 33 notarios, que serán a todas luces insuficientes para registrar siquiera a un candidato de un grupo ciudadano en todo el estado. Si se registran 10, se les hará “bolas el engrudo” y no habrá poder humano que permita lograr estos registros, por incapacidad física del cuerpo de notarios.

La Cámara de Diputados no pudo parar esta enmienda. Los tribunales nacionales reivindicaron el derecho ciudadano a elegir, sin los partidos que son como transnacionales con franquicias, pero lo hizo Leticia Soto que, alquilándose a los partidos políticos, les obedece a sus mandatos para mantenerse en un poder que no tiene de facto y que hoy derrumba toda su historia profesional.

Desde luego que hay contubernio con el mismo gobierno, que también tiene un partido en el poder. Lo único que se está garantizando es un conflicto que mosqueará este proceso comicial y desde luego hará urgente Leticia Soto se vaya, abandonando su encargo, pues ya no le tenemos confianza. No es proba. No aporta elementos para una democracia moderna, y su lugar ya no es con la sociedad que aspira a la libertad electoral: se ha puesto del lado de la tiranía de los partidos o del mismo gobierno, que son quienes les dictan instrucciones que ella simplemente obedece.

Mientras a nivel nacional la ley exige el 0.26 por ciento del padrón para un registro, en Zacatecas se precisa entre el 5 y el 15 por ciento para otorgarlo.

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