La izquierda nacional debe construir un proyecto único

JOSÉ NARRO CÉSPEDES *

La fundación del PRD en 5 de mayo de 1989 fue resultado de un gran esfuerzo de unificación de las izquierdas nacionales, tanto de las electorales como de las fuerzas de izquierda sindical, agraria, popular, etcétera. Hoy a 23 años del nacimiento partido más importante de la izquierda mexicana, las fuerzas democráticas y de izquierda corren el riesgo de la división.

Después de la pasada elección del 1 de julio, discursivamente se ha caído en el error de asumir que el PRD tuvo un importante crecimiento electoral, toda vez que se obtuvieron más de 16 millones de votos, 60 diputados de mayoría relativa y 44 por representación proporcional, de la misma forma el PRD obtuvo 16 senadores de mayoría relativa y 6 por representación proporcional.

Así como la gubernatura de Morelos y Tabasco, así como la jefatura del Distrito Federal.

Sin embargo, pese al crecimiento cuantitativo las izquierdas nacionales están ante el peligro de la división.

Por lo anterior habrá que precisar que los resultados obtenidos no son sólo logros del perredismo nacional, sin que son parte de un fenómeno con características multifactoriales, dentro de los que podemos contar, la unidad entre los partidos de izquierda (PDR,PT y MC), la unidad entre los precandidatos a la presidencia (Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard), el trabajo realizado durante seis años por AMLO y el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), además del hecho de que muchos mexicanos no votaron a favor del PRD, sino en contra del PRI o de los lamentables resultados de los gobiernos del PAN.

Sin embargo, después de la elección y el triunfo del fraude electoral pista que encumbró a Enrique Peña Nieto como presidente electo del país, los partidos de izquierda tienden a la división.

La salida de Andrés Manuel López Obrador del PRD ha colocado en la agenda de discusión la pertinencia de la construcción de un nuevo instrumento electoral que unifique a la izquierda nacional en un nuevo instituto político con la capacidad de aglutinar a las fuerzas progresistas en un proyecto logre cambiar al país.

Así, es necesario construir un proyecto unificador de la izquierda nacional que se articule ideológica y programáticamente para desde ahí construir una alternativa real para acceder al poder político y transformar a México en el país justo y democrático que anhelamos.

Por ello hay que evitar la dispersión de proyectos progresistas en la construcción del partido de AMLO, de Marcelo Ebrard, del SME o de otras fuerzas políticas, sino que hay que construir nuevamente, como en 1989, la unidad en un solo proyecto articulador.

Incluso, los perredistas debemos de pensar que en aras de un proyecto aglutinador, el PRD debe poner su registro a consideración para la formación de un nuevo instituto de izquierda donde todas las fuerzas progresistas estén representadas

Por ello, es necesario que el partido más importante de la izquierda electoral se transforme en un instituto que rompa las contradicciones internas producidas por la profundización de una política de corrientes donde se privilegia el acuerdo coyuntural por encima de los estatutos y reglamentos, y la inconformidad no siempre encuentra respuesta justa en los resolutivos partidarios y tiende a expresarse con medidas de presión.

Es un hecho que hoy más que nunca, el PRD tiende a organizarse en torno a los intereses que establecen las burocracias de cada una de las expresiones internas y estos intereses provocan que la gran representación conseguida en el Congreso de la Unión, no represente a los diversos sectores populares, sino que sea una herramienta que fortalece a las corrientes internas.

El PRD debe de asumir la obligación histórica que se le presenta y enfrentar su próximo Congreso Nacional con el ánimo de refundarse para tomar la vanguardia de la lucha por la construcción de un proyecto único de izquierda capaz de transformar al país en un lugar de justicia y dignidad.

Sin embargo, si el partido no es capaz de sobrepasar la política sectaria interna, será incapaz de ser convocante a la construcción de un proyecto de izquierda alternativo. Hay que ser claros, construir al PRD en un instituto frente fortalecerá la división interna, la cual sólo responderá al acuerdo coyuntural y no ideológico o programático.

La unidad de la izquierda nacional debe ser una, no existe la unidad en la división, las diferencias internas deben subordinarse al gran objetivo de construir justicia y democracia para todos y todas.

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