La Reforma Laboral, el primer round de la vieja derecha en contra de México

JOSÉ NARRO CÉSPEDES *

En las pasadas elecciones federales del primero de julio no compitieron personalidades políticas sino dos visiones de México.

Es decir, aunque la discusión mediática se dio la confrontación del abanderado por la derecha mexicana y el abanderado de las llamadas fuerzas de izquierda, se enfrentaron dos visiones antagónicas de México.

Por su parte, el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto era un personaje creado, a todas luces, por los llamados poderes fácticos, es decir, grupos que por el poder del dinero controlan México y las televisoras más poderosas de latinoamericana –Televisa y TV Azteca-, compañías que deciden, en gran medida, los contenidos de información y entretenimiento que consumimos los mexicanos.

Al mismo tiempo que Andrés Manuel López Obrador fue neutralizado, con campañas mediáticas que potenciaron los estigmas que tradicionalmente cuenta la izquierda, es decir, las deformaciones de las políticas económicas alternativas a los paradigmas de la economía dictada por el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Recuérdese las burlas que se hicieron al momento que AMLO presentó su política de austeridad y el ahorro producto de este.

Sin embargo, la lucha real no era sólo por hacer presidente a Peña Nieto o López Obrador. La batalla electoral era –y es- mucho más profunda, es el choque de dos visiones del mundo que confrontan el impulso de los intereses de los grupos sociales y económicos a los que apoyan.

Durante estas semanas, durante la presentación y discusión de la Iniciativa de la Reforma Laboral, presentada por el presidente Felipe Calderón Hinojosa a unos minutos de terminar su mandato, las fuerzas de derecha demostraron que están más unidas que nunca para utilizar la mayoría electoral que crearon desde la mercadotecnia y el uso de prácticas delictivas usadas durante el proceso electoral –lavado de dinero a través de Monex, compra y coacción del voto, desvío de fondos de los presupuestos de los gobiernos estatales, etc.-.

La derecha mexicana, representada por las fuerzas políticas del PRI, Partido Verde, Partido Nueva Alianza, (y la traición del Partido del Trabajo) ha impulsado una reforma presentada por el PAN a través del todavía Presidente de la República.

Cabe mencionar que la propuesta laboral que llegó a la Cámara de Diputados fue disfrazada de un intento por democratizar la vida interna de los sindicatos, lo cual sólo fue una moneda de cambio, toda vez que un importante sector del PRI está constituido por lo más negro del sindicalismo mexicano, es decir el sindicalismo corporativo que por más de 70 años dio a los gobierno priístas, control sobre la clase trabajadora nacional.

La democratización y transparencia sindical fue la herramienta de control para negociar con el PRI la llamada flexibilización laboral, es decir, la incorporación en las leyes mexicanas, de herramientas que faciliten los despidos, la fragmentación de la jornada laboral y del salario,  el debilitamiento de la seguridad social de los trabajadores.

Es decir, el fortalecimiento de las clases patronales en detrimento de  las clases trabajadoras.

La legalización de figuras como la subcontratación (outsourcing), contrato por horas, contrato de capacitación, por temporadas, niegan la posibilidad de que los trabajadores puedan asociarse, de la misma manera que no pueden acceder al Seguro Social. También, bajo estos esquemas, el trabajador no podrá acceder construir la figura de antigüedad laboral. Hay que mencionar que el patrón puede despedir sin la  necesidad de notificar.

Las más nocivas prácticas del sindicalismo mexicano se respetaron a fin de que el PRI, y su mayoría legislativa, votaran a favor de la flexibilización con que el PAN se comprometió con los grandes empresarios del país.

Son muchos los argumentos que demuestran que las modificaciones que la derecha del PRI-PAN-PVEM-PANAL están diseñadas para polarizar aún más la desigual distribución de la riqueza de México. Los únicos beneficiados serán los dueños del capital.

La lucha entre los partidos de derecha y las fuerzas progresistas en torno a la Reforma Laboral es la primera de muchas que se darán, por una parte las fuerzas democráticas y de izquierda darán las batallas necesarias para defender los intereses de las clases más desprotegidas, los grupos minoritarios, los intereses de la mayoría de los mexicanos, mientras que la derecha trabajará para hacer más ricos a los pocos que son dueños de todo, mientras la miseria se profundiza en México.

La elección federal pasada no era entre Peña Nieto y AMLO, sino entre dos modelos que lucha una por depredar a México y otra que sueña con construir un mundo mejor desde la democracia, la lealtad y la justicia.

* Político

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