Votar y acompañar

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

Marcela Lagarde es candidata del PRD al Constituyente; Elsa Conde y Orfe Castillo, propietaria y suplente, respectivamente, serán candidatas independientes pese al INE que había determinado que no lo fueran. Sus nombres estarán en las boletas electorales y se votará por ellas el 5 de junio próximo, en unos días ya.

Mujeres como Lagarde llenan de orgullo al feminismo mexicano. Es incuestionable su contribución en la consecución de los derechos de las ciudadanas desde la academia en las últimas décadas, acción y efecto que se refleja en la vida de miles de mujeres sin que nadie sepa de dónde llegaron los derechos, porque nos falta pregonar más y más lo que las otras han hecho por el resto de las mujeres.

(Contar la historia de las mujeres es reciente. La apasionante historia del voto en México y sus particularidades en cada entidad, tendría que ser obligada para las mujeres que militan en los partidos políticos y más aún para las aspirantes).

Estamos contentas porque las feministas llegarán al poder en el nuevo gobierno de la ciudad de México. Pero por desgracia para el feminismo no sucede lo mismo en otras entidades del país. Hay resistencias, todavía no se practica ni la sororidad ni el affidamento, términos de la filosofía feminista que se expresan con singularidad sin que su práctica tenga significado.

Las elecciones de este 2016, emblemáticas e históricas, por la nunca antes vista participación de mujeres en busca del poder político,  y entre esas muchas mujeres, un número regular de feministas registradas en las listas de candidaturas, todas ejerciendo un legítimo derecho que al menos en México tardó una eternidad en llegar a ese nivel. Cierto la paridad también tiene bemoles, ya vemos a las candidatas de familia, las amigas cercanas y otras íntimas (no piensen mal solo me refiero a las de más confianza), cuestionable sí pero hay quienes aseguran que es parte del sistema político actual y que el proceso irá modificando con el tiempo. Pero es cuestionable, siempre lo será, porque sin duda es una prolongación delos cacicazgos partidistas, de las familias revolucionarias, democráticas, nacionalistas, y por ende del patriarcado. Más adelante podría cambiar, debe cambiar. Ver para creer.

Por lo pronto hay cientos de cargos de elección popular, donde gracias a la paridad compiten las mujeres. Tanto que hasta se espera que más de 800 de ellas sean presidentas municipales ¿tantas? Sí. Será un salto cuántico en la vida del país, donde lo que se nota es la ausencia de gobiernos encabezados por mujeres. No vale la pena repetir la historia, solo diré que en el ámbito municipal en 2015 había 178 presidentas, es decir, 7,2 por ciento del total de gobernantes en ese nivel. Pero hace unos años y durante mucho tiempo no se pasó del tres por ciento.

Si realmente, como se plantea en la nota periodística de SemMéxico (Sara Lovera http://goo.gl/UVep1S) ganaran poco más de 800 mujeres las presidencias municipales, estaríamos ante un acontecimiento histórico pues alcanzaría un porcentaje de 32.3 por ciento. Lo que venga después es otra historia.

Las mujeres sí queremos el poder, escuché decir en alguna ocasión a Norma Reyes Terán y a Rosario Villalobos. Las feministas también queremos ganar más dinero y vivir bien, también han dicho otras mujeres que militan en el feminismo. ¿Por qué no?

Pero para que las feministas lleguen al poder es preciso que otras feministas las reconozcan, las respalden, las apoyen, las acompañen, se confíe en ella. Eso se necesita por ahora, después se le vigilará, se le cuestionará si se equivoca o se le respaldará si acierta. Por desgracia eso no sucede siempre. Y en este proceso electoral se necesita que lleguen.

Bárbara García Chávez, compite con otros once candidatos. Tiene pocos recursos para hacer campaña en la capital del estado de Oaxaca. Sabe que el voto se va a pulverizar y eso no es bueno.  Sin embargo, ha encontrado muchas simpatizantes entre quienes van a elegir el próximo 5 de junio. En las colonias de la ciudad de Oaxaca, como seguro le sucede a las candidatas a las gubernaturas de Puebla, Tlaxcala y Aguascalientes, las mujeres refrendan esa expresión de “es tiempo de las mujeres, voy a votar por usted”.

Si la ciudadanía, en específico las mujeres, sin ser feministas de curso o postgrado, ni militantes de organizaciones no gubernamentales que pregonan ser feministas y solidarias con las mujeres, manifiestan apoyo como una necesidad de que una mujer podría cambiar las cosas ¿por qué se nota la ausencia de las feministas de cepa en las campañas encabezadas por militantes del feminismo?

En cambio vemos a muchas feministas apoyando a los hombres, incluso en esa derecha disfrazada de izquierda; peor aún les aportan sus idas y propuestas; hacen lo que no se atreven a dar o hacer por sus pares, no se le reconoce autoridad femenina y menos se deposita en ellas la confianza. Eso sin contar a aquellas feministas que no votan y que no quieren nada con los partidos pero que pregonan democracia, aunque dicen sí cuando el poder está a la cabeza de un hombre ¡Vaya decepción!

Sin embargo, a unos cuantos días del proceso electoral del 5 de junio y teniendo a un 50 por ciento  de candidatas mujeres para la primera concejalía de 153 municipios y en busca de 25 curules por la vía del voto directo y 17 más plurinominales, esto es algo así como 731 mujeres en las elecciones de Oaxaca, es tiempo de reflexionar por qué debemos votar por una mujer, aquí les hago algunas propuestas, en algunos cosas aplicable en otros no:

  1. a) Porque las mujeres por formación tienen una visión distinta a la de los hombres, y por tanto conocen los diferentes roles que nos mantienen en desigualdad: economía, salud y educación; b) Por ampliar la práctica en el ejercicio de los derechos políticos, es decir, para fomentar la igualdad en el ámbito público; c) Porque se puede concretar la idea de que las mujeres son mejores administradoras y honestas, ampliándola al ejercicio público; d) porque en el gobierno de los hombres las mujeres no han sido consideradas como el colectivo mayoritario de la población, sino como sector vulnerable sujeto a asistencialismo, y e) porque los hombres han gobernado y han gobernado y han gobernado mal y en otras muy mal.

En Oaxaca las elecciones están pasadas por lodo. Se siguen repartiendo dádivas a las y los ciudadanos, sigue el escándalo de las despensas, pero también en algunas colonias de la capital oaxaqueña repartieron la noche del miércoles pintura, no una sino dos cubetas por familia, y en Zimatlán de Álvarez, la gente recibió carretillas y cemento, todo ello de parte del candidato del PRI, Alejandro Murat; pero no es el único, los otros también reparten y hasta Salomón Jara, de Morena, también da despensas, la recomendación a sus colaboradores es que el frijol no lleve gorgojos para que AMLO no se enoje. Y todo eso en medio del escándalo de enriquecimiento de funcionarios, colaboradores de Gabino Cué y del coordinador de campaña del candidato del PAN-PRD, José Antonio (Pepe Toño) Estefán Garfías. Hasta ahora ninguna autoridad electoral ha dicho nada.

Así que usted tendrá que decidir el próximo 5 de junio, los hombres, la mayoría de los hombres y algunas políticas que aprendieron de los hombres, compran votos o intentan comprar a la ciudadanía; las mujeres hacen propuestas, hay que poner atención, no todo son dádivas, hay que develar la cortina de la misoginia y el androcentrismo para mirar más allá.

@jarquinedgar

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