Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Buscando culpables

La postura adoptada por la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN), se convierte en una acusación seria que seguramente tendrán los elementos para sostener, y aunque tal vez Artemio Ultreras Cabral salga a intentar aclarar que no tiene las manos metidas en el conflicto de Jerez, o en el mejor de los casos, ignorará a sus acusadores, basta con una sola señal para detectar que así es y de hecho algunos ciudadanos y comunicadores inmediatamente que vieron arribar al plantón a Ismael Nava, El Buda, coordinando logística, dando órdenes y hasta montando escenarios, de inmediato asociaron su presencia con la de Ultreras Cabral.

La sombra de los gobiernos

Pero no es ninguna novedad, Ultreras Cabral, a través de los muchos tentáculos que tiene en Jerez, se ha convertido en la sombra de los últimos cuatro gobiernos municipales, en el de Andrés Bermúdez, con menor protagonismo por su investidura institucional como jefe de la Región 8 de Educación; en el de Alma Ávila, con ciertas reservas y un aparente respeto público hacia la que fuera compañera de fórmula para lograr la diputación local y ella la presidencia, pero sin evitar aplicar los clásicos calambres para demostrar quién es quién y, de alguna manera, los regidores que logró colocar en el gobierno, le servían de instrumento.

Finalmente, en el gobierno de Eduardo López Mireles fue una auténtica piedra en el zapato que en apariencia decía ser amigo y colaborador, pero la realidad era otra, y fue aquí cuando aplicó con mayor rigor su saña política.

La grilla es pan de cada día

De hecho, la actividad política de Ultreras Cabral comenzó en 1996, con uno de los temas que mayor división han provocado en la población, la negativa a que se instalara una gasolinera en la salida a Fresnillo, justo frente al Fraccionamiento Guadalupe, y si bien el alcalde defendía a capa y espada los intereses del empresario, las manifestaciones cobraron tinte de violencia y una absoluta falta de respeto a la figura presidencial; pero si la memoria no nos falla, hubo en ese tiempo panistas muy renombrados, que le entraron de lleno y avalaron en todo las acciones del entonces naciente líder, por lo que la mezcolanza política que ahora se da, tampoco debería ser ninguna sorpresa.

Conflictos históricos

En los años que llevamos en este ejercicio, que son 10 administraciones municipales, hemos visto salir a varios secretarios de gobierno, anteriormente llamados Secretarios del H. Ayuntamiento; algunos de ellos orillados por un conflicto de dimensiones similares o menores al actual.

Pascual Torres , que había relevado a Roberto Landeros Cabral, quien fue llamado a colaborar con el gobernador Genaro Borrego Estrada, dejó la secretaría tras la destitución del presidente Juan de Santiago Silva, en febrero de 1987, luego de que el nuevo alcalde llegó con su propio equipo; en la administración siguiente, J. Guadalupe Ramírez González se fue en abril de 1991, aludiendo estar harto del trato que recibía de la alcaldesa Bertha Torres Valdés, en un movimiento meramente político de cara a una visita del presidente de la República al municipio, lo que obviamente generó ruido.

Renuncia incumplida

En lo más álgido del conflicto de la ya mencionada gasolinera, en febrero de 1997, Juan Dena Pereyra hizo pública su separación del cargo “a partir de mañana”, dijo en una de las manifestaciones, por no estar de acuerdo con las medidas adoptadas por Arturo Villarreal Ávila. El alcalde cetemista no sólo se negó a aceptar la renuncia, sino que contra viento y marea y en medio de fuertes críticas, lo sostuvo 19 meses más, hasta el último día de su mandato, y ese mañana prometido nunca llegó, pero su declaración hizo quedar a Dena Pereyra como héroe.

Se reciclan los actores políticos

Con una fuerte presión encima por parte de grupos políticos al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD), entre los que figuraban algunos actores de la actualidad; Jaime Viramontes, quien a base de presión se había instalado como funcionario en el gobierno de Ismael Solís Mares; Teresina Casas Castro, regidora, Artemio Ultreras Cabral activista, Leobardo Soto Reyes, dirigente del PRD, entre muchos más, forzaron la separación del cargo de Javier Reyes Romo; la presión creció a tal grado que hubo intervención directa del entonces gobernador Ricardo Monreal Ávila, quien en sus frecuentes giras cuestionaba personalmente al funcionario ¿Y cuándo te vas?, hoy por cierto Reyes Romo hace equipo con los fresnillenses y es de los pocos que están faltando en el nuevo escenario de resistencia civil que une a héroes y villanos de otro tiempo, en una nueva causa común, o lo que es lo mismo, a río revuelto, ganancia de pescadores.

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