La fuerza del narco/poder y la detención de El Chapo Guzmán

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LA FUERZA DEL NARCO/PODER Y LA DETENCIÓN DEL CHAPO GUZMÁN

MANUEL IBARRA SANTOS

​La aprehensión de Joaquín “El Chapo” Guzmán, a 13 años de su inexplicable evasión de la cárcel, es un logro que legitima la acción del Estado Mexicano, pero que es insuficiente para limpiar la democracia y la economía del país de la influencia de las mafias y de las organizaciones del crimen organizado, a fin de sentar las bases de una sociedad fundada en el derecho y que ayude a superar la impunidad y la corrupción. Estas dos últimas son fuente de muchos de los males que aquejan a la Nación.

​Con la detención de este delincuente (a quien se le construyeron una serie de leyendas urbanas desde la visión de las agencias internacionales y los sótanos del poder público), la autoridad debiese dar el otro paso que implica investigar y aclarar quién ayudó a “El Chapo” a escapar en el 2001 del penal de Puente Grande (Jalisco) y qué fuerzas lo protegieron durante estos casi tres lustros en que operó con libertad absoluta, hasta convertirse en uno de los criminales globales más influyentes y más ricos del planeta, según la propia revista Forbes. La situación obliga a implementar un maxi/proceso judicial en contra de sus cómplices-que son muchos- y dirigido a desmantelar sus estructuras financieras.

​Las organizaciones gubernamentales de inteligencia y seguridad nacional tienen frente a la sociedad un fuerte compromiso con la transparencia, a efecto de clarificar el asunto e impedir que se consolide en el imaginario colectivo, la idea de que en México se experimenta una peculiar narco/democracia, sostenida por una especie de pacto de impunidad entre delincuentes y políticos.

​Las Fuerzas Armadas, con la aprehensión de “El Chapo” dieron, indudablemente, una demostración contundente de eficacia al servicio de la Nación y es tiempo, igualmente, de superar la visión errónea que ha prevalecido del uso político de la delincuencia y la nociva identificación simbiótica entre el hampa y los cuerpos policiacos, entre los jueces y los capos.

​El teórico siciliano de las mafias, Leonardo Sciascia (1921-1989), el más prestigiado escritor experto en dicho asunto, manifestó en su época que, a diferencia del fascismo, la democracia tiene una excepcional arma para combatir la criminalidad. Y esa herramienta es el derecho y la justicia penal eficaz, pero también incorruptible.

​En esta fase de retos, la lucha contra las mafias criminales no debe conocer debilidades ni claudicaciones del Estado Mexicano, y menos ahora cuando urge recuperar la confianza social en las instituciones y es menester restituir la fortaleza del tejido social.

​Lucha contra las mafias criminales

​En su libro “El Día de la Lechuza” (1962), y en general en sus memorables obras, Leonardo Sciascia describe que la “mafia es una asociación criminal con ánimo de lucro que se interpone parasitaria y violentamente entre el ciudadano y el Estado, que tiene como origen las sociedades con gobiernos totalitarios, en donde no reina la legalidad y si, en cambio, la impunidad”.

​Este importante intelectual italiano, cuyas obras fueron introducidas para su lectura en México, por Federico Campbell, destaca que “generalmente las sociedades conducidas por las mafias (engendran dictaduras violentas), que hacen trizas la seguridad ciudadana, destruyen la democracia, pervierten la economía, desaparecen el Estado de derecho, fragmentan y descomponen el tejido social. Todo lo destruyen”.

​Pero no solamente eso. Por su propia naturaleza inmoral, los gobiernos dominados por las mafias, abdican de cualquier compromiso con el progreso, con el desarrollo humano, con la libertad y con la legalidad.

​Otro intelectual y político italiano, Francesco Forgione, presidente la comisión parlamentaria antimafia del 2006 al 2008, enfatizó que las mafias representan un fenómeno en continua evolución, capaz de renovarse y actualizarse al ritmo de la evolución de las nuevas tecnologías, con una fuerza destructiva insólita, para hacer daño al Estado, a la sociedad y a sus agencias culturales, entre ellas, a las instituciones educativas.

​Por eso, no debe permitirse ni tolerarse que las mafias-por el ímpetu y la dinámica de sus intereses- destruyan las universidades públicas, aun cuando se encuentren en el rejuego de la disputa del poder público y en la línea de la sucesión gubernamental.

​El Chapo y la reestructuración del crimen organizado

​La aprehensión de Joaquín “El Chapo” Guzmán, tendrá una inusitada repercusión en la reestructuración de las organizaciones del crimen organizado, más cuando mantenía el control de una buen porción geográfica del territorio nacional y dominaba casi monopólicamente las rutas de la comercialización de la mariguana, entre ellos varios municipios zacatecanos.

Por lo demás, la iniciativa que condujo a la aprehensión de “El Chapo”, reivindica en la sociedad nacional el respeto al Estado de Derecho y dimensiona la estrategia del combate a la corrupción del gobierno de Enrique Peña Nieto. Se ponen límites, asimismo, a los grupos criminales, los que han tenido una presencia protagónica y traumática en la vida del país.

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