Coaliciones, solitarios y fragmentados

Juan GómezJUAN GÓMEZ * 

En el Instituto Estatal Electoral  de Zacatecas (IEEZ) se cerró el período de registro de candidaturas de los partidos que contenderán en las elecciones intermedias este año, en un escenario en el que el agua y el aceite se mezclan, los hermanos se distancian y la izquierda se fragmenta.

El Partido Revolucionario Institucional en Zacatecas enfrenta un período de cambios internos en su estructura dirigente, y el arribo de los ahora conversos perredistas que son reciclados en la postulación de un distrito electoral o en la candidatura por un municipio, mientras que la expresión histórica priista se mantiene marginada y apostándole al fracaso electoral.

El PRI decidió ir en solitario en esta elección estatal y soltar de la mano al Partido Verde Ecologista de México, con cuya dirigencia se mantienen y afianzan diferencias de protagonismo político que tienen como fondo en este momento, la sucesión gubernamental zacatecana.

Por otro lado el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se convirtió en una fábrica de reciclaje político. Le dio cabida a todos los aspirantes que en otros partidos fueron rechazados o no tuvieron cabida. Su estrategia fue debilitar al tricolor principalmente, para disputarle las principales plazas electorales.

El Verde le apostó principalmente al político de la subcultura electoral, al político revanchista y oportunista, pero perdió la identidad con jóvenes ambientalistas y con las organizaciones protectoras de la flora y la fauna.

Prefirió la ruta del viejo estilo dinosáurico de hacer política que el estilo juvenil y televisivo que le había caracterizado.

El Partido Nueva Alianza es el “huérfano” de la elección, pues cayó en el limbo, después del encarcelamiento de su “nodriza política”, y fue abandonado a las afueras de las instalaciones del IEEZ, con los documentos en mano para registrar una alianza a la que se le metió reversa, después de que el consejo de elecciones priista la aprobara.

El PRI sacudió el polvo de sus históricos aliados. “Pedían demasiado” fue el argumento. Nadie lo creyó.

En la ruta de la postulación tricolor llegaron algunos ex militantes que abandonaron el barco cuando vieron las aguas broncas del Monrealismo. Hoy son priistas arrepentidos y conversos.

En el PRD se apostó a una alianza con el Partido Acción Nacional. Hicieron números, sumaron elecciones y proyectaron el triunfo.

Pero tardaron en los acuerdos para la postulación de candidatos y emergieron las ambiciones, las luchas intestinas, los desacuerdos de militantes radicales y conservadores; las oposiciones naturales en partidos definidos en su ideología.

Surgieron también los conflictos jurídicos para el registro de la coalición. El IEEZ la desecha y el Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado también, pero la sala regional del Tribunal de Justicia Electoral del Poder Judicial de la Federación la acepta y rectifica la decisión local.

Influyó el “Pacto por México” y la presión del PAN-PRD. Cedió Peña Nieto, es la conseja.

Sin embargo el desgaste es evidente. Se registra la coalición a las once de la noche del 30 de abril, de manera apresurada  y casi tardía. Ya veremos los efectos y si logra construir discurso que identifique al electorado y candidaturas ganadoras que establezcan diferencias.

Veremos si aplica el trabajo y oficio político en lugar de solo matemáticas electorales.

En este escenario se muestra la ruptura de la izquierda zacatecana en la que la dispersión de sus fuerzas, es un reflejo de la realidad nacional que se manifiesta en las coaliciones electorales.

La contradicción mayor se da en Zacatecas en donde la izquierda prefiere aliarse con la derecha, en lugar de hacer un bloque opositor homogéneo con identidad social e ideológica.

Pero también se pone en evidencia la fragmentación de los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo, Movimiento Ciudadano, estos dos últimos en un esquema de migración de sus integrantes.

El flujo de militantes petistas hacia Movimiento Ciudadano, luego del fallo favorable a la nueva dirigencia ejecutiva, se da con intensidad. En los próximos días veremos a un Partido del Trabajo bajo el control de Alfredo Femat Bañuelos y de Magdalena Núñez Monreal, pero sin una militancia y liderazgo fuerte que le permitan mantener el registro como partido político.

 Mientras que en Movimiento Ciudadano continuará el control, la influencia y el liderazgo del ex gobernador Ricardo Monreal Ávila. Es el último reducto que le queda y lo defenderá con todo, a pesar de los últimos acontecimientos que se suscitaron con el complot para asesinar al ex mandatario y a su hermano David y que fue descubierto por el Cicen.

El episodio tendrá secuelas impredecibles y seguramente inhibirá el activismo político del clan Monreal en el estado, cuya cabeza de playa es Fresnillo, Zacatecas, en donde llevan gobernando desde 1998. Primero con las siglas del PRD y en el último trienio con las del Partido del Trabajo.

Este es el escenario político electoral que enfrentarán los zacatecanos antes de ir a las urnas el próximo 7 de julio, al que hay que sumarle la creciente inseguridad que se vive en diferentes municipios, pero principalmente en Zacatecas, Guadalupe y Fresnillo, en donde se concentra un alto porcentaje de votos.

Estaremos atentos a las propuestas, a las estrategias, a las “campañas negras” que se darán seguramente en los medios formales y en las redes sociales; a las denuncias, los desprendimientos, traiciones y demás calamidades que se generan en esta fase en la que se prepara el camino para la sucesión gubernamental.

Al tiempo.

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