La ciudadanía de las mujeres exige paridad

Han pasado 94 años desde que en 1916 en el Congreso Constitucionalista Hermila Galindo exigiera la inclusión del derecho de las mujeres a participar en la vida política de México a través de los cargos de elección popular.
El triunfo de esa demanda se obtuvo en 1953, 37 años después de la propuesta de Hermila. A 57 años del reconocimiento de las mujeres a votar y ser electas, la ciudadanía de las mujeres exige paridad.
No sólo por un hecho de justicia sino de democracia, pues ninguna democracia puede existir sin romper las desigualdades y las exclusiones.
Ya sabemos que hoy en día las mujeres siguen subrepresentadas en todos los espacios de decisión, apenas 27 por ciento en la Cámara de Diputados, 3 por ciento en las presidencias municipales, casi inexistentes en el gabinete y para lograr la paridad en los medios de comunicación, más o menos, pasarán 40 años, siempre y cuando se mantenga el incremento de seis puntos porcentuales cada década.
Ni que decir del Instituto Federal Electoral, en donde de 1996 al 2010 sólo cinco mujeres han sido parte del Consejo General, ya es hora de que el juez inicie por su casa y ponga el ejemplo.
Hay 144 candidaturas para ocupar tres lugares al Consejo General del IFE, de ellas sólo siete son mujeres.
El aniversario del voto femenino sin duda es una fecha de reflexión de nuestra ciudadanía, la cual no se mide por cuotas sino por el acceso real al poder. Un poder que no sólo se circunscribe en las esferas de lo formal, sino que pasa por el que tiene cada mujer para tomar sus decisiones en cada instante de su vida.
La ciudadanía de las mujeres no es solamente el voto, es la vida misma, es transitar por la vida reconociéndonos personas con derechos que son respetados por los otros, que son garantizados y protegidos por el Estado.
La construcción de la ciudadanía de las mujeres pasa por hacer de una vida libre de violencia un hecho real, y que ese derecho nada lo coarte, lo negocie o simule.
Por ello exigimos paridad, porque implica el reconocimiento de las mujeres como pares de los hombres, como interlocutoras permanentes, implica ser reconocidas plenamente ciudadanas.
Paridad es estar representadas en igualdad en todos los espacios de decisión, implica dejar de encontrar el hueco, el resquicio para violentar la ley, para usurparles su derecho a las mujeres y colocar a un hombre en su lugar. Es escuchar la voz de las mujeres y reconocer el valor que tiene lo que dicen.
El siglo XXI es la oportunidad de construir nuevas realidades para las mujeres, construir una democracia paritaria.
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