La resignación de los mexicanos ante los experimentos del presidente

JACOBO CRUZ

Se han dado distintas reacciones a la decisión del presidente de México de volver a las aulas el próximo 31 de agosto cuando los datos del Covid-19 en todo el país alcanzan cifras muy altas por los contagios acaecidos, o como sucedió en Zacatecas cuando el pasado 11 de agosto se registró la mayor cantidad de contagios, 343 positivos y se rompió el récord del 21 de noviembre del 2020 cuando fueron 315 afectados.

Pero ya está dicho, “llueve, truene o relampaguee”, todos los estudiantes deben presentarse a clases presenciales y para eso los padres de familia y jóvenes ya se encuentran cumpliendo con los trámites correspondientes al parecer resignados para aceptar los resultados de este nuevo experimento de la transformación y afrontar los riesgos que esto conlleva.

Queda claro que tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como Delfina Gómez en la Secretaría de Educación (SEP), tienen presente que existe un alto riesgo de que se multipliquen los contagios, por lo tanto, han decidido usar la carta responsiva, un documento escrito que se usa siempre que la autoridad sabe que hay un peligro real que les pueda traer consecuencias tanto a las instituciones como a directivos y trabajadores.

El objetivo de la responsiva es quitar la responsabilidad en caso de suceder un accidente, o una falla en el procedimiento, por complicaciones o enfermedad, y esta (la responsabilidad), recae en quien firmó, que para el caso sería la madre, padre o tutor, como se especifica en el documento que se dio a conocer.

Cuando todos están resignados ha surgido la valentía de un grupo de jóvenes que se agrupan en la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), encabezado la exigencia de inmunización con la vacuna contra la Covid-19 como requisito indispensable para regresar a las aulas. Afirman que es necesario tomar clases presenciales porque las familias que viven en la precariedad carecen de medios para las clases en internet, su propuesta es objetiva: que se vacune a todos.

Por eso se esperaría que otros sectores se unieran a esta iniciativa, sin embargo, los docentes permanecen como si nada pasara, más preocupados por su asegurar su salario que evitar un riesgo de contagio siendo que muchos de ellos han perdido compañeros de trabajo y familiares debido a la enfermedad. Personalmente conozco a profesores de instituciones educativas y sorprende que no se manifiestan preocupados cuando debieran ser agentes activos en la exigencia de vacunas, pero están desinfectando instalaciones con cloro y detergente que ellos mismos han estado comprando, bonita cosa

Ante el silencio general hoy parece que los mexicanos con gusto repiten, “los que van a morir te saludan”, como lo hacían los gladiadores de la época de Claudio donde los luchadores participantes en la naumaquia eran prisioneros o criminales condenados a muerte a quienes se daba la ocasión de pelear por su vida y no auténticos gladiadores conocedores de su oficio, por tanto, esta presentación al emperador era la declaración obligada del que no tenía nada que perder, o moría por su condena o en el combate, daba lo mismo.  Y así las cosas en México.

También destaca el silencio de la Comisión de los Derechos Humanos (CNDH), que  es muy presta a hacer recomendaciones y a defender causas diversas quien se encuentra como si nada pasara aceptando que se violen los derechos fundamentales y solapando la exposición al virus que ya ha causado la muerte de poco más de ciento ocho mil mexicanos pertenecientes a los estratos de menores ingresos de la población porque no se toma con seriedad la pandemia, basta recordar como el mandatario presentaba en público sus amuletos y pronunciaba “detente enemigo, que el señor está conmigo”, de vergüenza ajena.

Ahora refuerza la resolución en que es profundamente respetuoso de la libertad, “nada por la fuerza, todo por la razón y el convencimiento”, cuando esto se trata de una maniobra más del Gobierno de la 4ªT, de una peligrosa trampa que juega con la vida de quienes tienen menos defensas intelectuales para descubrirla, muchos seguramente reciben también los apoyos monetarios aceptando calladitos todos los errores de las ocurrencias del mandatario.

AMLO juega con la posibilidad de que los padres decidan si llevan o no a sus hijos a clases presenciales o si las toman en línea con un sistema híbrido “porque existe libertad, esto no es obligatorio sino totalmente voluntario” y así se disfraza de un demócrata convencido y ejemplar cuando es un soberbio al que no le importan otras opiniones porque responde a intereses económicos exigidos por los industriales y dueños de supermercados de frente a la temporada navideña, de paso se ahorra una pensión universal para ayudar a las familias recluidas y se prepara el terreno para echar toda la culpa sobre las espaldas de las víctimas en caso de que se multipliquen los contagios y las muertes una vez que arranquen las clases presenciales.

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