El curioso caso de Humberto I

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

Tal y como Benjamin Button -el multicitado nombre de la hoy aclamada película hollywodense- tuvo su “curioso caso”, hube de recordar esta vez, otro hecho inédito que parece una broma, de no ser porque ha pasado por todos los filtros que han tenido a bien ponerle los historiadores: “El Curioso Caso de Humberto I, Rey de Italia” parece ser verdad, y está considerado como uno de los más increíbles sucesos de coincidencias, que el mundo haya guardado para los anales.
Umberto Rainerio Carlo Emanuele Giovanni Maria Ferdinando Eugenio, así se llamaba el hombre cuyo asunto nos ocupa esta semana. Nació Príncipe de Piamonte, en la ciudad de Turín, la capital del Reino de Piamonte-Cerdeña. Fue hijo del Príncipe Víctor Manuel de Saboya, de quien heredaría títulos y honores, para ocupar un día el cargo de Rey de Piamonte – Cerdeña y finalmente, hasta su muerte, ser el primer Rey de Italia, bajo el nombre de Humberto I. Su genealogía le daba para conseguir un trono de ese tamaño, hijo, como era, de María Adelaida de Habsburgo-Lorena, Archiduquesa de Austria.
Su educación fue dejada en manos de Massimo Taparelli, Marques de Azeglio. En abril de 1868 casó con su prima la Princesa Margarita Teresa de Saboya. El matrimonio tuvo un hijo, Víctor Manuel, quien murió entrado el año de 1947.
Sirvió en el ejército a partir de 1858 empezando con el rango de capitán. Estuvo presente en la batalla de Solferino en 1859, y en 1866 llegó a ocupar el mando de una división en la batalla de Custoza, en la zona noreste de Italia, que pertenece al municipio de Sommacampagna –en la región de Verona-, y donde tuvieron lugar dos encuentros bélicos sumamente importantes para el proceso de constitución de Italia como nación.

El 9 de enero de 1878, tras la muerte de su padre Víctor Manuel II, Humberto de Saboya se convirtió en Rey de Italia con el nombre de Humberto I.
Como parte de la conformación del nuevo reino, aceptó que los restos de su padre fueran enterrados en Roma, en el Panteón, y no en el mausoleo real de la basílica de Superga, sobre una de las colinas que rodean Turín, donde desde mediados del siglo XVIII habían sido sepultados todos los miembros de la dinastía Saboya.
En los tiempos álgidos de la segunda mitad del siglo XIX, no era difícil que el soberano de la convulsionada región estuviera expuesto a los avatares de las luchas intestinas. En noviembre de 1878, salió ileso de un atentado que sufrió en Nápoles que dejó, sin embargo, gravemente herido a su Primer Ministro, Benedetto Cairoli. El atacante fue detenido y condenado a muerte, pena que fue conmutada por Humberto por cadena perpetua.
Durante su reinado, Italia se unió a Alemania y Austria-Hungría formando parte de la Triple Alianza. Se trataba de una decisión mayor, que no gustó a todos, pues el dominio del poderoso Imperio Austrohúngaro resultó aplastante.
La gente comenzó a inconformarse contra la política exterior del rey Humberto, quien hubo de enfrentar una fuerte baja en su popularidad.
En mayo de 1898 hubo protestas de sus súbditos en Milán, otra vez relacionadas con las decisiones internacionales del rey: ahora tuvieron que ver con las guerras coloniales mantenidas por Italia en África. Fueron reprimidas de manera sangrienta en las calles por el ejército, con uso de la artillería, que causó por lo menos cien muertos.
La Casa de Saboya, y el propio Humberto I se vieron severamente criticados por sus opositores, crecientes en número. Finalmente fue asesinado en Monza el 29 de julio de 1900 por el anarquista Gaetano Bresci y su hijo Víctor Manuel le sucedió en el trono de Italia. El rey Humberto I fue enterrado en el Panteón de Roma.
La parte extraña en la vida de Humberto, nacido para ser rey, tiene que ver con la ciudad de Monza, precisamente donde fue asesinado. Años antes de la trágica fecha, fue a cenar a un pequeño restaurante, acompañado de su ayuda de campo, el general Emilio Ponzia- Vaglia. Cuando el dueño del lugar tomó la orden de lo que habría de comer, el rey notó que él, y el dueño del restaurante eran virtualmente gemelos, en la cara y la constitución física. Comenzaron a platicar y encontraron muchas similitudes en los acontecimientos de sus vidas:
1. Ambos hombres habían nacido el mismo día: 14 de marzo de 1844.
2. Ambos hombres habían nacido en el mismo pueblo.
3. Los dos habían estado casados con una mujer con el mismo nombre: Margarita.
4. El restaurantero abrió su establecimiento el mismo día en que el rey Humberto fue Coronado Rey de Italia
5. El 29 de Julio de 1900, el rey Humberto fue informado que el restaurantero había muerto ese día, en un misterioso homicidio con arma de fuego. Estaba expresando sus condolencias por este suceso, cuando Gaetano Bresci, saltando de entre la multitud, lo asesinó.

La vida de Humberto I, más que como primer rey de Italia, que no es cosa menor, pasó a la historia por esta serie de coincidencias que los astrólogos, sicólogos e historiadores han tratado de estudiar con mayor o menor éxito. Lo cierto es que no todo el mundo puede decir que ha conocido a su doble, ni que las vidas de ambos han llevado un camino paralelo, de principio a fin.

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