El teléfono de Zabludovsky

Omar Reyes HernandezOMAR REYES

Un jueves como este pero de 1985, dejo una marca indeleble en el corazón de México. Fue el día en que sociedad experimentó en carne propia el dolor de verlo perdido todo en cuestión de instantes. Un terremoto hizo que aflorara lo mejor de la población mexicana cuando con un gobierno ausente, ésta tuvo que levantarse de entre los escombros por mano propia. Así figuraron los testimonios de arrojo, compasión y sufrimiento, sin embargo hubo uno que trascendió entre todos…

Sin duda uno de los más memorables fue la crónica del licenciado Jacobo Zabludovsky, quien recorriendo la ciudad en su propio automóvil fue relatando con emoción y detalle todo lo iba viendo a su paso. El sismo de 8.1º Richter sucedido a muy temprana hora había afectado el sistema de transmisiones televisivas en la Ciudad de México. Tanto Televisa como Imevisión (hoy TV Azteca) habían perdido casi en totalidad la capacidad de transmitir imágenes y sonidos a la población de lo que acontecía por la caída de torres y antenas; algunas estaciones de radio habían corrido con mejor suerte. Fue así como el popular comunicador tomó la iniciativa de desde su coche expresar a la XEW las impresiones de la devastada ciudad. Memorable se volvió la imagen de Jacobo Zabludosvky hablando desde el teléfono de su auto a la radiodifusora donde su llamada era transmitida en vivo a todos los rincones del país. ¿Pero en 1985 cómo fue eso posible?

La telefonía celular ahora es algo del día a día. Realizar llamadas por nuestro teléfono móvil parece algo tan natural como respirar. Incluso ahora los niños a muy temprana edad (aunque sea muy desaconsejable) portan ya estos dispositivos que provistos de cámaras de fotos y video. Es casi como si los trajeran incluidos desde que nacen. Lejanos parecen los días en que esta tecnología comenzaba, y aunque muchos de los que leen esto no lo crean, en sus inicios no tenía nada que ver con conocemos hoy en día. Ni en diseño, ni en propósito, ni en funcionamiento.

Fue a mediados de la década de los 70’s que en nuestro país se hizo la licitación por parte de la SCT para implementar una red de telefonía móvil en la Ciudad de México. En aquel entonces distaba mucho de ser la telefonía celular que conocemos hoy en día y se parecía más bien a la comunicación radial que actualmente sigue vigente. De hecho los dispositivos eran llamados “radioteléfonos”, y la única diferencia con la comunicación radial cerrada (por ejemplo la usada por la policía o los bomberos), es que era controlada por una terminal conmutada que estaba enlazada a la red de telefonía pública, que era manejada por Teléfonos de México.

Pero no fue sino hasta entrados los 80’s que un grupo de empresarios con apoyo de la empresa Ericsson ganaron dicha licitación, implementando una red para mantener el servicio en la capital del país y comercializándolo bajo el nombre de “Teléfono en el Auto”. En el lapso de unos meses había alcanzado unos 600 usuarios, lo cual era impresionante dadas las altísimas tarifas del momento.

La instalación del «radioteléfono» en un auto costaba unos $3 000 USD, eso sin mencionar que el dispositivo en si costaba otros $4 000 USD. El producto estaba dirigido a los propietarios de autos de lujo, empresarios, y toda la clase bien acomodada de la ciudad. Y entre ellos, alguien que sin duda podía darse ese lujo era con mayor reconocimiento dentro y fuera del país en ese momento: Jacobo Zabludovsky.

Al tiempo en que México pasaba una de las peores crisis económicas en su historia, una llamada a través de uno de estos teléfonos costaba unos $1 000 pesos el minuto. Zabludovsky no tuvo más remedio que echar mano de sus herramientas al alcance, sin importar el costo, para llevar a cada hogar de México la historia que ese día dejaría marcada a la ciudad más grande del mundo.

Hasta el día de hoy resuenan en la memoria las imágenes y los sonidos de ese día tan crudo. De entonces a ahora las cosas han cambiado un poco. El gobierno no, ese sigue aletargado y ausente durante la tragedia. El avance tecnológico es el que ha marcado la diferencia y ha permitido que en cada uno de nosotros pueda existir un pequeño «Zabludovsky» compartiendo su mirada y su pensamiento ante y durante cada acontecimiento que golpea al país. Cualquiera con $20 pesos en su teléfono tiene la capacidad de compartir y publicar su visión del panorama; además de informarse de forma puntual y precisa y tomar providencias.

Mientras el Gobierno Federal se concentraba en reprimir una manifestación a fin de poder celebrar el día en que el pueblo se liberó de la opresión, en un hecho inédito dos grandes tormentas, una convertida en huracán golpearon el territorio nacional por ambos frentes. Golfo y Pacífico se vieron amenazados por el mal tiempo. Fueron tan intensas las lluvias que los festejos propios del mes patrio se vieron suspendidos en varios estados. El torrencial ha dejado muerte y destrucción en múltiples entidades del país, sin contar la elevadísima cifra de damnificados e incomunicados por la inhabilitación de las vías terrestres.

En esta vez pudimos conocer en tiempo real el testimonio de aquellos que aguantaban el embate de la tormenta. Al igual que el agua lo hizo con las calles, las imágenes y los videos inundaron las redes sociales. Y al igual que aquella ocasión hace 28 años, de inmediato la sociedad comunicada a través de la Internet comenzó a organizarse para iniciar las labores de rescate y ayuda. Numerosos han sido los movimientos iniciados en redes sociales para este efecto, y en su mayoría, si no es que todos se han anticipado a aquellos emprendidos por los gobiernos o los partidos políticos. Porque mientras el gobierno y el presidente mantienen su propia lucha por abrirle camino a las reformas, la lluvia ha borrado del mapa muchos otros caminos.

Por fortuna la capacidad de hermanarse de los mexicanos no se ha desvanecido, a pesar de los años y las injusticias, aún existe la disposición de ayudar a quien lo necesita.

Twitter: @_OmarReyes

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