Conflictos partidistas

Juan GómezJUAN GÓMEZ *

Los partidos políticos que contienden en el proceso electoral zacatecano están marcados, la mayoría, por el conflicto, la división y la confrontación interna. Prácticamente ninguno se salva y ello pone a la luz de la opinión pública, la disputa por el poder, las ambiciones y traiciones de la política.

 En la hegemonía priista prevalecían los mismos conflictos de intereses, pero el poder se depositaba en un solo hombre, en este caso en el gobernador en turno, quien disponía de los espacios locales porque los federales correspondían al Presidente en turno.

En el ritual de la designación electoral los senadores y diputados federales eran del Presidente, al igual que los gobernadores.

Solo aquellos mandatarios estatales que tenían un estrecho acercamiento y relación con el Ejecutivo federal en turno, podían negociar algunas posiciones.

Sin embargo el gobernador disponía de todas las posiciones locales. Eran las reglas no escritas del viejo sistema político mexicano.

En la época de la transición es muy diferente y hoy estamos viendo no solo los cambios de las formas de hacer y ejercer la política, sino la degradación del ejercicio del poder público.

Los partidos políticos hoy viven una crisis de identidad y una crisis intrínseca. Solo de esa manera se explica lo que está sucediendo en el proceso electoral zacatecano.

La renuncia de Rocío Espinoza Solís, hermana del dirigente estatal del PRD es un ejemplo de la cooptación que se da entre los partidos políticos, y de las ambiciones internas de los partidos, de los pleitos de familia porque no se le ofreció una posición mejor en la contienda electoral.

En el PRD las luchas intestinas por una posición electoral se han agudizado a grado tal que no han podido resolver las definiciones de candidaturas que son clave en la contienda.

El caso de Claudia Anaya Mota es otro ejemplo de la desatención de la dirigencia perredista, quien se ha distraído en atender la formación de la coalición electoral con el PAN, pero ha perdido lo fundamental, su orden, organización y definición interna.

La ex diputada federal perredista Claudia Anaya ha sido invitada por el Partido Revolucionario Institucional para contender por sus siglas por una diputación local, al detectar que en su partido de origen ha sido desplazada en la lista de plurinominales.

Si Claudia Anaya decide contender por el PRI le abrirá un hueco a la campaña electoral por la presidencia municipal de Zacatecas y los dos distritos electorales de la capital del estado. Es un activo que el PRD está dejando ir.

En el PAN la situación es similar. La incorporación de Cuauhtémoc Calderón Galván a las filas del Partido Verde Ecologista de México, muestra la ambición y la traición en la política zacatecana.

Poco le importó a Calderón haber sido el primer alcalde panista de la capital y el hacedor de la alianza electoral con el Partido de la Revolución Democrática, capital político que dilapidó con una traición al partido que le dio la plataforma para lograr trascender políticamente en la entidad.

En Acción Nacional también prevalece el divisionismo interno y la confrontación de la actual dirigencia que encabeza Arturo López de Lara y el diputado federal José Isabel Trejo Reyes, quien no acepta la alianza con el perredismo, pero lejos de salirse de la contienda, judicializó los procesos internos albiazules y colocó en posiciones claves a sus incondicionales.

Es la lucha por el control del partido y la interlocución con el gobernante en turno.

A pesar de que el PRI es hoy gobierno y hace alarde de su disciplina partidaria registra uno de sus episodios más difíciles de su transición al poder en Zacatecas.

La Renuncia de Javier Valadez Becerra a la Secretaría de Organización pone de manifiesto las luchas intestinas por las posiciones estratégicas de este partido en el proceso electoral 2013.

Juan Carlos Lozano Martinez y Jorge Romero Romero, dirigente y delegado del CEN del PRI respectivamente, anticiparon en conferencia de prensa que se le ofreció una posición a Valadez Becerra. No quisieron abundar más y menos dar detalles.

¿Para qué?

Es evidente que Valadez les arrojó una secretaría del comité estatal que aceptó luego de que ganó el juicio de impugnación de la designación de Julio César Flemate en la dirigencia estatal priista.

A Javier Valadez lo calmaron pero no le cumplieron. Y les aventó su cartera del comité estatal, como en su momento lo hizo Jorge Álvarez Máynez, quien al no verse favorecido por la designación priista por la alcaldía guadalupense, decidió contender por la vía independiente, ruta en la que ya cuenta con la invitación del Partido del Trabajo para acogerse a sus siglas en el proceso electoral.

Por cierto en el Partido del Trabajo la situación es similar. Es claro el distanciamiento entre el actual diputado federal de Movimiento Ciudadano Ricardo Monreal Ávila y el dueño de la franquicia de este partido, Alberto Anaya.

En este momento Monreal Ávila tiene las siglas de  Movimiento Ciudadano en Zacatecas, pero el control del Partido del Trabajo se lo está disputando “el profe Anaya” a través de uno de sus incondicionales, el ex rector de la UAZ, Alfredo Femat, quien ya impuso a uno de sus incondicionales en la candidatura por la capital del estado, Filomeno Pinedo.

En este escenario los tres partidos fuertes irán por los 58 ayuntamientos y los 18 distritos electorales estatales.

¿Quién prevalecerá?

Al tiempo.

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