La tecnología como parte de la vida diaria

NORMA JULIETA DEL RÍO VENEGAS *

La tecnología se ha convertido en una herramienta social, en donde cada vez más gente está entrando al mundo tecnológico en donde las mismas cada vez más exigen mejores herramientas para comunicarse entre sí y con sus gobiernos. Se trata, en general, del reto de adaptar la ciencia y la tecnología a las nuevas realidades políticas, sociales y medioambientales del cambio de milenio.

Hasta hace unos años era poco común pensar en el hecho de poder comunicarse mediante cables o mediante ondas en el espacio, ahora es indispensable un teléfono móvil, las video llamadas, los chats o incluso, sistemas de localización. La computadora se ha convertido en un artículo esencial en cualquier hogar, prioritario como tener una televisión.

Los automóviles actualmente integran localizadores, sistemas de entretenimiento que son precisamente computadoras, sistemas de reconocimiento de voz del usuario y hasta la capacidad de estacionarse solos. Todas estas innovaciones vuelven la vida más fácil, y es indiscutible la transformación que hemos sufrido los ciudadanos cuando las utilizamos.

A pesar de ello, aún hay muchas personas para quienes la tecnología y su uso sigue siendo distante, el reto es encontrar formas distintas de que esa parte de la sociedad se integre con el resto y buscar que los involucrados la utilicen en su beneficio y su comunidad.

En cuanto a lo político, las redes sociales son parte de la tecnología más actual hoy en día. Se puede manifestar que en este ámbito  ha habido grandes avances y como tal se deben de ir actualizando conforme pasa el tiempo. Hoy en día los políticos utilizan las redes sociales para darse más popularidad dentro de la sociedad, las han utilizado como un medio más de comunicación para transmitir a los ciudadanos sus propuestas y darse a conocer aun mas debido a la gran cantidad de la población que las utiliza.

En el caso de los gobiernos de cualquier nivel no puede ser ajeno a las oportunidades que brindan los avances tecnológicos, si como hasta ahora hemos visto han sido causantes de la transformación social, también deben ser parte en la transformación de las administraciones públicas.

Nuestras sociedades han sido objeto de un intenso desarrollo político tendiente a abrir todos los ámbitos de la política pública al escrutinio social y la participación ciudadana. Ello ha permitido que la información fluya de manera rápida hacia el ciudadano pendiente de ella y, por ende, los gobiernos han sido más cuidadosos sobre qué y cómo se publican las noticias de su encargo.

La modernización gubernamental no debe detenerse, al contrario, el uso de nuevas tecnologías debe convertirse en el puente que vincule las prácticas exitosas del ayer y consolidar el progreso; la tecnología es una detonador de oportunidades de desarrollo para transformar la vida social de cualquier comunidad.

Dos componentes en el reto de elaborar un nuevo contrato social son de especial importancia: en primer lugar, orientar los sistemas de ciencia y tecnología hacia las necesidades de las poblaciones, de forma que propicie un desarrollo social integral de los países en el que también sea atendida la demanda social sin valor de mercado; en segundo lugar, abrir las política públicas sobre ciencia y tecnología a las sensibilidades y opiniones de los ciudadanos afectados e interesados, de forma que se facilite la viabilidad práctica de la innovación y se profundice en la democratización de nuestros sistemas.

Son dos aspectos de un mismo desafío, el de la sensibilización, orientación y apertura social de la ciencia y la tecnología, que afecta especialmente a los países en desarrollo y, en concreto, a la región iberoamericana. Cómo puede observarse, la tecnología ha impactado cualquier ámbito de la vida social de los individuos, convirtiéndose en un instrumento eficaz de mejora social y un medio de comunicación para fomentar la democracia.

Ahora, cuando el reto de reinventar la administración pública está llegando a todos el mundo, la tecnología brinda una posibilidad de llevarlo a cabo, hablamos de transitar hacia una administración centrada en el ciudadano que profesionaliza a sus empleados y que rinde cuentas mediante todas las herramientas posibles y ofrece competitividad.

Al respecto, Carlos Jarque apunta algunos propósitos de dicho rediseño: “mejorar la atención a la ciudadanía, mediante la prestación de servicios más eficaces; obtener mejor calidad a menor costo, logrando mejor competitividad dentro del mimo sector público; lograr novedosos esquemas de gestión más desconcentrados y descentralizados, con respuestas directas y más oportunas a las inquietudes y sugerencias ciudadanas a nivel local; fortalecer la capacidad de transformación del gobierno, de tal manera que su evolución sea oportuna y adecuada a los cambios internos y externos; lograr esquemas eficaces de profesionalización y asegurar la transparencia en los procesos de toma de decisiones.

Lograr estar a la par del paso tecnológico no es fácil, sobre todo cuando el cambio es continuo, pero es necesario cambiar no sólo los paradigmas sino el sistema integral con el fin de beneficiar a la sociedad.

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