No entierren a AMLO en Jerusalén

RAÚL MANDUJANO SERRANO *

Bellacos el domingo.- El chamorro aún humeante y en espera de ser víctima de los tenedores y escalpelos en la mesa de cofrades periodistas, era el preámbulo de la parrafada semanal. El tema, axiomático: el referendo electoral del domingo. Para el tratante de las letras algo es seguro y se sabrá la noche del 1 de julio. Estamos nada más que ante la posibilidad de conocer si en la política del sufragio, ha surgido una nueva procreación de líderes que reconocen el vox populi, o si seguimos prisioneros de políticos marrulleros que buscan ganar en la mesa lo que no consiguieron en las urnas. Así de simple.

Y es que, a partir de este momento, se abre una pausa, un santiamén espiritual en el que quienes componen el voto inmaduro e indeciso de la sociedad, tendrán su “chance” de razonar su dictamen. El reto, al igual que siempre, es que todos pudieran acudir a los receptáculos electivos a depositar su decisión, porque al hacerlo, se reduciría la posibilidad de seguir manteniendo a esos partidos que nacen sólo para vivir del presupuesto y/o las donaciones del IFE o el IEEM, al lograr, con una menor participación social en las urnas, ese 2 por ciento de la votación que les garantiza mantener el registro, y que incluso son, luego, los que más impugnan.

Recuerda el amanuense sotanal una conferencia de prensa de un candidato del extinto PARM, quien citó a los medios para denunciar un fraude. Resulta que en los resultados no obtuvo un solo voto y aseguraba que su mamá si había depositado en la urna la boleta en su favor. Debería tener al menos un voto. Diantres.

Pero regresando a lo que te truje Chencha, hay que decirlo, a nivel federal 3 disputan el logro presidencial. Peña ha encabezado las encuestas y por un amplio margen, seguido entre turnos y disputas por la violenta Josefina y Chávez Obrador, digo López, perdón. Hoy este último aventaja a la repostera y advierte contar con información privilegiada que le da el triunfo. De no lograrlo, la palabra “compló” regresaría al diccionario político mexicano.

Pero mire Usted, apreciable seguidor de las andanzas mandujanescas. Esto no es casual. El sistema político mexicano es tan democrático, que le permite al menos a tres de sus actores, PRI, PAN y PRD, tener posibilidades permanentes de disputar el poder. Y eso se llama democracia y es logro de todos los mexicanos. Es un esfuerzo de conjunto y generacional que ha fortalecido a las instituciones, entre ellas el mismo IFE que, con sus altibajos, es hoy un organismo garante de legalidad. Quienes no lo crean así deberían evitar participar en comicios.

Y más aún, lo acompañan un Poder Judicial y los mismos ciudadanos, nuestros vecinos que, en casillas, se encargarán de vigilar que la jornada transcurra en paz, amen de los representantes de partidos elegidos por ellos mismos. Habla el caminante de los senderos de la información, de un ligado de elementos que darán certeza al voto. Por ello, descalificar antes ese enorme esfuerzo, es como mentarle la madre a la democracia y la historia, a sus actores y a la inversión depositada en estos comicios evolucionados.

Quizá habrá aristas de discusión sobre la legalidad de los resultados, sobre todo en deliberes de anulación de sufragios; el 2006 fue muestra de ello, y aunque los vaticinios advierten que los márgenes de victoria no serán amplios, en el Sótano Uno la aspiración es que los votos se cuenten y los resultados se acepten. Es ingenuo, tal vez, pero los escenarios violentos, los crímenes poselectorales, las marchas, tomas de alcaldías y avenidas y todo lo demás, no son las notas de 8 que queremos ver en las noticias. En fin, a esperar el domingo.

Colofón: Cierres de campaña de Iriarte, Parra y Sánchez.- Al adalid de los auspicios editoriales le resulta muy complicado expresar panegíricos de alguien, sobre todo en tiempos electivos. Se presta a malas interpretaciones –Piensa-. Pero el periodista debe ser consciente y, aunque los candidatos ya cerraron sus campañas, él, desde ese sofá del siglo XV que adquirió en una subasta en el Palacio de Buckingham y que adorna el gótico estilo del renovado Sótano, tiene que referisrse a tres personajes, y por algo que a muchos en la campaña no les quedó claro. Se trata de lograr el aprecio social y la querencia del terruño.

Se trata de Carlos Iriarte Mercado, quien va por la alcaldía de Huixquilucan, representando al Revolucionario Institucional, y por ese mismo organismo, David Parra Sánchez, aunque él por una curul local, la del distrito de Naucalpan; y David Sánchez Isidoro, por Coacalco, en la presidencia municipal.

Y no es por la cortesía de la invitación al cierre de campaña –Por que otros ni eso tuvieron con el columnista-, no, la acotación surge del reto de comprobar el dicho y apagar el rumor de la mala propaganda. Verá Usted, apreciable seguidor de estos descaros informativos, en Naucalpan, David Parra tuvo que cortar su discurso para darle tiempo a la gente que quería demostrarle su apego. La mano debió dolerle de tantos apretujones y los pies, seguro, le punzaron de los pisotones de las muchas personas que estaban a su derredor.

Con Carlos Iriarte, en la comunidad de “2 Ríos”, pasó lo mismo. Ante la algarabía por constreñir su mano, el candidato concluyó su mensaje, saltó por el frente de la tribuna y saludó. Dos horas tardó en llegar a su camioneta para retirarse porque la ciudadanía quería despedirse de él y desearle suerte. Y David Sánchez Isidoro, vaya… Al menos unos 13 mil ciudadanos… El Caifás de quinto patio entiende que aquí si hubo acarreo. Llegaron en camiones y camionetas, pero de que se divirtieron. En verdad, y de que quieren a Sánchez Isidoro, ni negarlo.

Si los tres no salieron en hombros fue quizá porque eso es más taurino. Las líneas discursivas no importan en esta columna irreverente, se podrían concluir con un llamado al voto de ambos aspirantes y no dejarse persuadir por quienes invocan la violencia e inestabilidad; lo que se tendría que destacar es la espontaneidad y los rostros de miles de personas que apelaban a ser escuchados y atendidos. Menudo reto tienen Iriarte, Parra y Sánchez, y es que fallarles a quienes les darán el voto y el triunfo en las urnas, es tanto como pensar que esto no fue más que un ardid y el amanuense tendría que dejar de creer en la política… En fin.

La del estribo: No entierren a AMLO en Jerusalén

Sucedió que tras el resultado de las elecciones que no favorecieron a AMLO, éste falleció de un infarto por la noticia. La cuestión por ello entre sus tribus fue ¿dónde enterrar su cuerpo? Así que decidieron votar para que el pueblo decidiera en qué sitio acabarían sus restos. Cuándo les preguntaron a los líderes del #Yo Soy132 la decisión, está correspondió responderla a Sergio Macedo, que en todo anda… Su veredicto fue: ¡Entiérrenlo en cualquier sitio, menos en Jerusalén!… Tras la pausa de asimilación de la respuesta se le inquirió ¿Por qué en Jerusalén no? Para estar seguros de que no resucitará a los tres días… Hasta otro Sótano.

* Periodista

[email protected]

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