La Casa de los Perros: Zacatecas bajo fuego
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Hoy, ya no queda duda, Zacatecas es una de las entidades más «calientes» en todo México.
Aquí no sólo emboscan y matan al coordinador de la Guardia Nacional y asesinan a tiros directos a un juez, no. Zacatecas es hoy tierra de nadie en donde la ausencia de la autoridad hace aún más peligroso el asunto.
Aquellos días de los cadáveres colgados de los puentes son cosa del pasado. Lo de hoy es intentar fugarse del Cerereso y crear un caos con autos incendiados y bloqueos carreteros que con tardíos mensajes en las redes sociales de la autoridá obviamente no se solucionará.
La noche del domingo decenas de zacatecanos quedaron abandonados en medio de la carretera, huyendo despavoridos de quienes, en la total impunidad, explotaban sus vehículos.
Otros más, impotentes, buscaban ayuda para reparar las llantas de su auto, dañadas por los ponchallantas.
Los hubo también quienes se quedaron varados en la Central Camionera, tras el anuncio de la suspensión de corridas. Y también los que, desde los estados vecinos, intentaban llegar a Zacatecas y se encontraban con la noticia de que a esta dolida tierra no se podía viajar.
Apenas los zacatecanos salían del asombro al enterarse cómo a un general, enviado a este territorio desde la Federación, lo habían matado en un sospechoso operativo en la comunidad de El Jaltomate, en Pinos, cuando uno de los suyos caía a balazos.
Sí, el juez Roberto Eĺias Martínez, como lo dijo el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Zacatecas, Arturo Nahle García, «uno de los juzgadores más competente y comprometido con el alto valor de la justicia», moría en el hospital.
Las heridas de bala que le infringieron unos desconocidos, a los que seguramente anda buscando la autoridad, finalmente le arrancaron la vida a un buen hombre que, en Zacatecas, sólo hacía su trabajo.
Y cuando las condolencias comenzaban a circular en las redes sociales y se informaba del homenaje póstumo que hoy se realizará en el Palacio de Justicia, al juez Roberto Eĺias, los llamados de auxilio comenzaron a publicarse uno tras otro.
El «fallido» intento de fuga del Cerereso, que según el secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín, es culpa del gobierno federal de la 4T de López Obrador por no llevarse de Zacatecas a los presos federales, puso en jaque a quienes tuvieron la mala fortuna de hacer uso de su derecho constitucional al libre tránsito.
En un video, por cierto, como acostumbran en la nueva gobernanza, muy mal producido, Marín Marín se limitó a decir que «por instrucciones del gobernador» ya andaba trabajando.
La secretaria de Gobierno, Gabriela Pinedo Morales, en su perfil de Facebook también salió al quite con un mensaje muy alentador: «por instrucciones del gobernador» estamos trabajando.
Es decir ¿si el inquilino de La Casa de los Perros no les da instrucciones no hacen nada?
Por lo pronto, la tranquilidad y la seguridad, esas que construyen todos los días los que integran la mesa gubernamental que más aplaude al intentar pacificar un territorio en guerra, se han ido de Zacatecas en donde no hay uno, sólo un día tranquilo.
A algunos les da mucha esperanza ver cómo bajan de los aviones decenas y decenas de militares que manda López Obrador a dar abrazos y repartir libros. Pero lo que no nos muestran es cuántos siguen aquí «combatiendo el crimen».
Pero que no decaiga el ánimo, sigamos felices en esta tierra del no pasa nada en donde la prioridad es inaugurar el alumbrado decembrino y jactarse de que ahora sí está bien vigilado el momumental árbol de Navidad. No vaya ser la de malas…
Hoy, cuando la Cámara Nacional de Transporte de Carga (Canacar) emite un mensaje urgente a sus agremiados de suspender actividades de transporte desde y hacia Zacatecas, «hasta nuevo aviso», para evitar afectaciones en contra de operadores, unidades de carga y mercancías, la instrucción, por ejemplo, en la alcaldía de Zacatecas, en donde gobierna Jorge Miranda Castro, era «darle like» a la página de Facebook de «nuestro presidente municipal».
Mientras los transportistas refieren en su comunicado que fue la misma secretaria de Gobierno (sí, Gaby Pinedo) la que reconoció la grave alteración a la paz y al orden público, el alcalde de Zacatecas se dedica a instruir a sus subordinados a que, de manera obligatoria, «comenten algo positivo debido a que no estamos teniendo los resultados que esperábamos».
Cuando los integrantes de la Canacar refieren que la Guardia Nacional informó que ayer domingo sujetos armados comtetieron quema, despojo y ponchallantas contra vehículos de carga, en la nueva gobernanza lo importante es repartir apoyos electoreros, inaugurar calles y organizar ferias de pueblo cuando, no nos hagamos, la prioridad de la población es vivir segura.
Hoy, ese consuelo de que el 98 por ciento de los homicidios dolosos en Zacatecas «son de gente foránea» que llega de Durango, Jalisco, Sinaloa, Sonora, e incluso de Guatemala y Colombia, ya no da más.
Porque si bien el general no era de Zacatecas, el juez Roberto Elías sí lo era. Y aunque no lo fuera, la muerte violenta este fin de semana de 13 personas, por Dios, debe llamar a la reflexión a la autoridad que a tuitazos y con videos en Facebook no puede seguir gobernando.
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