La Casa de los Perros: Que de verdad sea por Zacatecas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Los resultados arrojados este 1 de julio efectivamente vislumbran un nuevo panorama político en Zacatecas. El inquilino de La Casa de los Perros, a partir de ahora, tendrá que navegar contracorriente, se quedó sin mayoría en el Congreso del Estado; además, tendrá sólo una senadora, Claudia Anaya Mota, y también una diputada federal, Lyndiana Bugarín, emergidas de su partido.
Esto lo obligó a dirigirse a los ciudadanos y llamar a la unidad “por Zacatecas”. Las circunstancias electorales lo ponen contra la pared porque, además, tampoco cuenta con el apoyo total de los miembros del partido que lo llevó a la gubernatura. Lo culpan de la debacle sufrida por el tricolor.
Alejandro Tello Cristerna pidió a los ciudadanos “dejar de lado la pasión partidista y la confrontación política, para dar paso al trabajo conjunto”. Eso está muy bien, aunque a nadie le queda duda que los nuevos representantes trabajarán por otra cosa que no sea Zacatecas. Todos entendieron que el poder que los ciudadanos tienen en sus manos sí se puede hacer valer, y así seguirá siendo. El castigo en las urnas es bien doloroso y muy efectivo.
El gobernador sabe bien que está contra las cuerdas, y que las acciones emprendidas por su gobierno en contra de todos aquellos que “están con Morena”, luego de su triunfo hace dos años, tarde que temprano le serán cobradas. Son muchos los que vivieron, y viven, una persecución constante por no haberlo apoyado en su momento. Esa es una realidad que nadie ni puede ocultar, ni pasar por alto.
Lo hicieron, lo siguen haciendo. Ni es novedad, ni es secreto.
Por ello, el llamado que ahora hace Alejandro Tello, de dejar atrás a los partidos y enfocarse en Zacatecas, no cuenta con la potencia esperada, como tampoco esa estrategia de intentar hacer pasar al gobernador de Zacatecas como “un ciudadano más”. Ni lo es, ni lo será en tres años más.
Él llegó a la silla que hoy ocupa porque es priista, porque el tricolor lo abanderó no como candidato externo, sino como orgulloso militante. Tratar de tapar ese hecho obligado por las circunstancias no se vale.
Su partido, sus militantes, sus candidatos no recibieron el apoyo debido de parte del “primer priista” en Zacatecas, lo que no necesariamente significa que las carretadas ilegales de dinero y apoyos sociales llegaran a las oficinas del PRI, no nos equivoquemos.
Los de tricolor esperaban, por lo menos, que los secretarios y demás funcionarios que llegaron ahí porque el PRI ganó la elección en el 2016, y que hoy cobran puntualmente sus bonos y sus sueldos, por lo menos correspondieran con trabajo y cumpliendo a los ciudadanos. No lo hicieron y ahí están las consecuencias. Ellos traicionaron con su actuar al partido que en su momento los apoyó. La verdad no peca, pero sí incomoda.
Hoy, en el país, y en Zacatecas, el humor social comienza a cambiar, hay esperanza en el ambiente, pero tampoco, dejemos el romanticismo y los discursos “democráticos” a un lado, los agravios pasados se borrarán de un plumazo. No nos equivoquemos.
Alejandro Tello tiene una difícil tarea en sus manos, la que ocupa de su trabajo diario, sin descanso, sin fines de semana, sin pretextos. Debe recomponer su relación con el partido que lo llevó al poder, y no será negándolo como Pedro a Jesús, como lo logrará.
Y eso sí, antes de pedir que todos hagamos a un lado colores y partidos, él debe detener, ya, la persecución de sus cercanísimos colaboradores para con “los de Morena”, “los del Verde”, los que están a favor de los matrimonios igualitarios, los que no le hablan bonito al oído y le dicen que todo está bien y que son “los otros” los que están equivocados y lo quieren dañar. ¡Patrañas!
Si de verdad se quiere trabajar “por Zacatecas” empecemos, ya lo dijo Andrés Manuel López Obrador, como el buen juez, por nuestra casa.
Fuera del Congreso
Nicolás Castañeda ya se veía dirigiendo la bancada de los diputados federales del Partido Encuentro Social (PES). Fue un sueño que ahora, luego de que ese partido confesional no logrará conservar su registro, se convirtió en una pesadilla.
El ex secretario de Finanzas tendrá que buscar chamba en otro lado, porque la diputación federal no será para él. El PES se queda sin legisladores de representación proporcional y a otra cosa mariposa.
A un día de que inicie el conteo oficial de los votos de los ciudadanos, el PREP ya confirma que Soledad Luévano Cantú y José Narro Céspedes serán senadores por Zacatecas.
Ellos obtuvieron 245 mil 701 votos, lo que representa el 40.89 por ciento. Así fue la avalancha. La priista Claudia Anaya Mota consiguió 202 mil 389 votos, es decir, el 33.68 por ciento. Ella también tiene ya su escaño asegurado.
En el camino se quedaron Mary Chávez y Rafael Flores Mendoza, con 127 mil 438 votos, apenas el 21.21 por ciento.
Los zacatecanos que viven, y votaron en el extranjero, también se decantaron por los abanderados de la coalición Juntos haremos historia, ellos recibieron mil 411 votos, mientras que los de la coalición Todos por México, 166 sufragios. La fórmula de Por México al frente obtuvo 390 votos.
Los federales
En lo que se refiere a las diputaciones federales, en el Distrito federal I, fue Mirna Maldonado Tapia, con 69 mil 813 (45.16%), quien se llevó al triunfo indiscutible. Los ciudadanos les dijeron “gracias por participar” a la priista Norma Castorena, quien obtuvo 47 mil 649 (30.82%), y María de Lourdes Martínez Arias, que recibió 30 mil 991 (20.05%).
Obviamente, la del tricolor ya regresará a la LXII Legislatura, la que abandonó para irse de campaña, a cobrar los dos meses que le restan. Faltaba más.
Cabe destacar que, a Mirna Maldonado, fueron los votos de Morena, 54 mil 378, los que marcaron la diferencia y le dieron el pase a San Lázaro.
En el Distrito federal II, fue sorpresivamente la priista Lyndiana Bugarín Cortes, quien se alzó con el triunfo, con 56 mil 573 votos (34.51%); al cantante Marco Flores no le alcanzó el Tsunami Morena y se quedó en el camino con 50 mil 111 votos (30.57%); a Mario Cervantes tampoco le alcanzó y logró 50 mil 13 votos (30.01%). Le faltaron 98 votos para quedar en segundo lugar.
En el Distrito III, el ex rector de la UAZ, Alfredo Femat Bañuelos fue el ganador con 68 mil 502 votos (43.28%), superando al priista Carlos Peña Badillo, quien consiguió 59 mil 377 sufragios (37.51%). Hizo una intensa campaña, sin descanso, pero al final la mala marca no lo dejó. Con un gris desempeño, la perredista María Elena Ortega, logró 23 mil 827 votos (15.05%).
Se debe destacar que a Alfredo Femat fue Morena, y no el Partido del Trabajo, quien le dio el triunfo.
Finalmente, en el Distrito IV, el de Morena, Samuel Herrera, gana con tranquilidad la curul federal con 52 mil 129 votos (41.47%), mientras que Roberto Luévano, a quien se le vio muy distante en esta campaña, logró 46 mil 315 sufragios (36.85%). Rosa María Lozano, de Movimiento Ciudadano, alcanzó 22 mil 358 votos (17.78%).
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