La Casa de los Perros: cambio de estafeta en Finanzas
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
El gabinete que enarbola orgulloso la bandera de la nueva gobernanza ha demostrado, a lo largo de más de 40 meses, su gran capacidad para llevar a Zacatecas a la ruina.
Durante tres años y medio se han empeñado no sólo en mantener a su jefe, el inquilino de La Casa de los Perros, en el sótano como el gobernador peor calificado en el país, sino a Zacatecas en los últimos lugares en los indicadores económicos y de desarrollo.
Pero había un prietito en el arroz, un funcionario que se destacó siempre por hacer todo lo contrario al resto de los que nunca han estado en lo que deben estar.
Sí, nos referimos a Ricardo Olivares Sánchez, el desde ayer exsecretario de Finanzas. Su gestión tuvo un solo objetivo: consolidar el saneamiento financiero del estado. Y lo logró.
Consiguió pasar a Zacatecas de la quiebra financiera a un estado de equilibrio fiscal y presupuestal.
De ahí que la deuda a corto plazo se eliminó completamente y la deuda de largo plazo disminuyó de siete mil 380 millones a seis mil 718 millones de pesos.
Durante el tiempo que Ricardo Olivares fue secretario de Finanzas, se logró un crecimiento del 93 por ciento de ingresos propios, producto de una mayor eficiencia en la recaudación fiscal y medidas de fiscalización efectivas.
Pero en la nueva gobernanza no fueron capaces de sostener en su cargo al funcionario.
Fue el lunes por la noche cuando Ricardo Olivares sostuvo reunión con el gobernador. Ahí le anunció su decisión irrevocable: abandonar la oficina de la Secretaría de Finanzas, en la cual despachó desde marzo del 2021, cuando el gobernador era el priista Alejandro Tello Cristerna.
Cuando David Monreal asume la gubernatura de Zacatecas, una de sus primeras decisiones fue ratificar en el cargo a Olivares Sánchez. Sin duda la mejor hasta el momento.
Hoy, nada pudo hacer para retener a su mejor funcionario. Ni modo.
Ahora toca el turno de Ruth Angélica Contreras Rodríguez, quien con un perfil técnico con experiencia en el sector público y en materia fiscal, ya asumió el cargo.
Contreras Rodríguez ha hecho carrera dentro de la propia Secretaría de Finanzas, de la mano de Ricardo Olivares, quien por cierto la recomendó para que accediera a la Coordinación Estatal de Planeación, cuya oficina hoy se quedó sin titular –cosa normal en este gobierno–, en espera de que en algún momento llegue un nuevo titular.
La esperanza es que Ruth Contreras dé continuidad a las políticas de responsabilidad hacendaria y gestión de los recursos para concluir el sexenio sin problemas financieros.
El reto no es menor, su nombramiento representa una apuesta por la estabilidad, es una oportunidad para consolidar lo hecho hasta hoy.
Vaya, vaya…
Mientras en la Mañanera del Pueblo se alardeaban cifras que posicionan a Zacatecas como el décimo estado con menos homicidios dolosos, el asesinato de Sofía Raygoza en Villanueva desenmascaró la crudeza de la realidad que los números no pueden ocultar.
Aunque se presume una disminución en los índices de violencia, el asesinato de una madre buscadora que tuvo la valentía de desafiar al sistema es un recordatorio de que, en el estado, la inseguridad sigue cobrándose vidas de quienes se atreven a exigir justicia.
La contradicción entre el discurso oficial y los hechos nos obliga a cuestionar cuánta verdad hay detrás de los reportes estadísticos y cuáles son las vidas que no están siendo contadas en esos informes.
Las cifras presentadas muestran una reducción del 23.8 por ciento en el promedio diario de homicidios dolosos desde 2018 y destacan a Zacatecas con apenas 25 casos en enero de 2025.
Sin embargo, mientras las autoridades celebran estos números, el asesinato de Sofía expone una verdad incómoda: las mujeres que buscan justicia están en peligro.
La Fiscalía Especializada en Delitos cometidos contra las Mujeres por Razones de Género asegura que el caso se investiga bajo el protocolo de feminicidio, pero ¿será suficiente para esclarecer los hechos y garantizar que no haya impunidad?
Las estadísticas pueden maquillar una realidad más oscura, donde la violencia persiste y las víctimas quedan reducidas a números sin rostro.
Y mientras la Fiscalía de Zacatecas insiste en que este hecho no guarda relación con su labor como madre buscadora, la desconfianza persiste.
Si el gobierno quiere presumir una disminución de la violencia, debe demostrar con hechos que la justicia es una realidad tangible y no sólo una construcción estadística que desvía la atención de lo verdaderamente urgente: la seguridad y la protección de quienes buscan la verdad.
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