La Casa de los Perros: Alcaldía de Jerez ¿amarillo perredé?

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

A Jerez lo ha gobernado el PRI, pero también el PAN y, claro está, hasta el PRD y Morena. Los habitantes de esa tierra, en estos últimos seis años, tan castigada por la inseguridad, el mal gobierno y el atraso económico, ven en esta elección la oportunidad de un cambio.

Cuna de grandes como poetas como Ramón López Velarde; músicos como Candelario Huizar y, por supuesto, enormes políticos como Francisco García Salinas, Jerez ya merece alejarse de los compadrazgos y volver al camino del desarrollo y la tranquilidad.

Porque, hay que decirlo, los jerezanos se equivocaron al elegir a personajes como el actual alcalde, Humberto Salazar Contreras quien, arropado por “su compadre”, el todavía senador Ricardo Monreal Ávila, nunca supo aplicar la medicina correcta para sacar del hoyo en el que, dijo el exgobernador, el anterior alcalde Antonio Aceves, lo dejó.

En sus conocidas porras, fue Ricardo Monreal quien aseguró que su compadre se encargaría de recomponer lo que los de antes habían destruido. Porque el panista Antonio Aceves, para variar, también compadre y amigo de parrandas del presidente municipal, dejó las arcas vacías y deudas al por mayor.

Pero, compinches, al fin y al cabo, Antonio, desde la alcaldía ayudó a que ganará el de Morena, y Humberto, el de Morena, ya sentado en la silla, le hizo el favor a su amigo blanquiazul y guardó silencio cómplice, a pesar de que su gurú había denunciado “lo mal que dejó” el panista a Jerez.

Nunca hubo una denuncia. Jamás nadie fue inhabilitado. Menos, claro está, llegó persona alguna a la cárcel.

Al final, y como siempre sucede, ya no es novedad, a Humberto Salazar lo dejaron solo. Le negaron la oportunidad de reelegirse por su partido Morena por lo que, desesperado, creyó que podía jugar en libertad y se fue de candidato al PT, PES y Nueva Alianza para encabezar la coalición La esperanza nos une.

La gente lo rechazó al grado que la última encuesta de la empresa Intelector, levantada el 27 de abril, reportó su estrepitosa caída del 12.38 al 2.87 por ciento.

Al final, esos nexos que tanto presumió con Ricardo Monreal lo sepultaron para terminar renunciando a su aspiración. Deberá regresar a recetar paracetamoles y naproxenos.

Su cuate Antonio Aceves fue más listo. Se alió a Verónica Alamillo, dirigente estatal del PAN y, en el intercambio de favores, consiguió que lo postularan como candidato a diputado local.

Pero la rueda de la fortuna ¿o de la justicia divina? giró y a Toño Aceves, penosamente, el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas lo bajó de la candidatura por aquello de la paridad de género que el PAN incumplió, subiendo a Alejandra Carmona Salcedo, como candidata a diputada por el Distrito X.

Pero este sainete no es el único en Jerez. El otro lo protagoniza una mujer: Refugio Cuca Ávalos, una exmilitante y diputada con licencia del PRI a quien su partido no le vio los tamaños para ser candidata y la hizo a un lado.

Claro está, hizo tremendo berrinche y en un santiamén olvidó que ella era en el Congreso de Zacatecas, una de las fervientes críticas de Andrés Manuel López Obrador, de la cuarta transformación, de Morena, de la nueva gobernanza, del inquilino de La Casa de los Perros y, obviamente, de todo lo que a Monreal oliera.

Pero, escuchó el canto de las sirenas y chapulineó. Hoy, paga las consecuencias. El rechazo que ella y su campaña han recibido es evidente. Morena como marca aparecía en primer lugar en las encuestas, hoy, con Cuca Ávalos como candidata descendió ya al tercer lugar y contando.

Y al igual que para Humberto Salazar, para Cuca Ávalos, Ricardo Monreal ha sido el clavo que cerró su ataúd.

El mitin en el que la humilló llamándola “arrepentida de Dios” marca ya la historia de esta mujer que ahora tristemente camina cuesta abajo por las calles de Jerez “arrepentida de haber hablado mal del presidente López Obrador”.

El colmo.

Ahora se entiende por qué el PRI no la candidateó y prefirió marcar distancia con la maestra.

Tras este lamentable show, en Jerez, la elección en la que participan siete candidatos —La esperanza nos une no ha dado señales de suplir a su candidato–, se cierra en torno a dos: el perredista Rodrigo Ureño Bañuelos, y el panista Mauricio Sandoval Sillas.

El resto andan de adorno.

Mauricio Sandoval, de entrada, carga con el estigma de que, antes de ser postulado por el PAN, jugó sus fichas en Morena, pero ahí no lo quisieron. Agachó la cabeza y regresó a Acción Nacional.

Y así como existe el Cártel Inmobiliario en la Ciudad de México, resulta que en Jerez existe el Cártel de las Luminarias, un negociazo de varios millones de pesos en el que vinculan presuntamente a Antonio Aceves y al hoy candidato del blanquiazul Mauricio Sandoval.

Eso lo tiene en el ojo del huracán.

El otro candidato es el migrante Rodrigo Ureño Bañuelos quien, en los sondeos al interior del PAN, encabezaba todas las preferencias y era la ficha mejor presentada para la coalición Fuerza y corazón por México.

Pero, siempre hay un pero, Verónica Alamillo decidió desgarrar la coalición y se rompió la taza que tiene a Jerez con un candidato por el PRI, otro por el PAN, y otro más por el PRD. Olvidaron que la unión hace la fuerza. En fin.

Hoy el migrante vestido de amarillo, pero apoyado por priistas, panistas y un buen sector de la sociedad, ya está arriba de los sondeos… y subiendo.

Los jerezanos parecen no olvidar que, durante la pandemia, fueron los paisanos quienes los sacaron adelante. Ni tampoco pasan por alto que en estos tiempos de inseguridad y de cientos de familias huyendo han sido ellos quienes los han ayudado.

De ahí que la candidatura de Rodrigo Ureño pinta muy atractiva en un pueblo en donde los migrantes son el sostén de miles de familias.

Todo parece indicar que la alcaldía de Jerez, esta vez, podría pintarse de amarillo perredé.

En Tlaltenango también hace aire

El que también anda ahora en el ojo del huracán es Francisco Chito Delgado Miramontes, candidato a la Presidencia Municipal de Tlaltenango por Morena.

Resulta que abiertas tiene tres investigaciones: la CUI 193/2018 por amenazas; la 119/2020 por despojo de bien inmueble; y la 120/2020 por daño en las cosas. Las tres en Tlaltenango, con Emanuel Omar Ramírez Candelas y Felipe de Jesús Rivera Saucedo como los ministerios públicos al cargo.

Pero además se ha visto involucrado en más hechos violentos que terminaron en procesos judiciales.

Está la denuncia CIU 236/2021 por lesiones dolosas en la que se llegó a un acuerdo reparatorio y se decretó sobreseimiento; y la 340/2020 por lesiones que se concluyó de manera anticipada el 27 de septiembre del 2023 por voluntad de los intervinientes.

Además, caen sobre el morenista varios señalamientos por violencia y amenazas con arma de fuego.

Será que, en Morena, en su prisa por nombrar candidatos, no revisaron los antecedentes que hoy circulan como pan caliente entre la población. O el candidato anda necesitado de fuero y ocultó la información.

Ahora si que eso sólo el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas lo sabrá…

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